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Mártires, catanas y crucifijos

Mártires, catanas y crucifijos

No sabemos si Ryūnosuke Akutagawa (1892-1927), gran maestro de la literatura japonesa, autor de relatos adaptados por el legendario cineasta Akira Kurosawa y admirado por el mismísimo Borges, fue cristiano. Lo que sí sabemos es que la noche fatídica en que ingirió la dosis de Veronal que le libraría de la «vaga angustia confusa» que lo consumía, en su mesilla había un ejemplar del Nuevo Testamento, anotado y con signos claros de lectura. ¿Deducción lógica o mera acusación sin fundamento? Debates al margen, Akutagawa fue un enamorado confeso de las manifestaciones artísticas cristianas —en concreto, las católicas—, además de un estudioso de la influencia occidental en el país del sol naciente.

Muestra de lo anterior son estas fantásticas doce piezas de kirishitan-mono —relatos de «género cristiano»—, en las que el autor conjura diablos, samuráis, sacerdotes, criminales, madres desconsoladas, mártires, deidades kami e incluso cerámica parlante para contarnos la historia de la agitada introducción del cristianismo en Japón. Sus fallos, sus contradicciones, sus aciertos y oportunidades; todo ello a través del estilo habitual de Akutagawa —tan culto como sencillo, y tan irónico como revelador. Puede que, para muchos, la referencia histórica más inmediata venga dada por Silencio, la novela clásica de Shūshaku Endō notablemente adaptada en 2016 por Martin Scorsese en la película homónima. La visión de Akutagawa, sin embargo, va más allá gracias a su vocación panorámica: todos los temas que se nos puedan venir a la cabeza al pensar en el desembarco del cristianismo en el archipiélago japonés tienen cabida en este magnífico volumen.

"Para muchos, la referencia histórica más inmediata venga dada por Silencio, la novela clásica de Shūshaku Endō notablemente adaptada en 2016 por Martin Scorsese"

¿Existieron mártires netamente nipones? Pregúntenselo al protagonista del relato La muerte de un creyente o a Juriano Kichisuke. ¿Qué pensarían los honorables y belicosos miembros de la casta samurái acerca de un Kirisuto —Cristo— que murió lamentándose en la cruz? La viuda Shino tiene una opinión contundente. Y es que, a pesar de que el señor feudal Oda Nobunaga permitiera la construcción en pleno Kioto de una iglesia católica o templo nanban —palabra que significa «bárbaros del sur» o, directamente, «europeos»— por el también caricaturizado jesuita italiano Organtino Gnecchi-Soldo, sus sucesores en el poder persiguieron la fe cristiana con dureza durante muchos años; fue popular la práctica del fumie, consistente en pisar una cruz o imagen católica para demostrar la renuncia al Deusu venido de Europa. La apostasía es, por tanto, otro de los temas recurrentes para Akutagawa, y puede apreciarse en relatos como O-Gin o Rushiheru. Pero el hijo de nuestra santa madre, la Biruzen Mariya, no es el único en quejarse de su suerte; por las páginas de esta colección también vagan demonios humanizados, como el del citado Rushiheru —Lucifer— o el de El diablo, en cuya esencia primigenia subyace una naturaleza dualista: desean hacer el mal tanto como evitarlo. También hay sitio para el fantástico, siempre tratado con maestría por Akutagawa, y aquí patente en cuentos como el propio El tabaco y el diablo —con un delicioso sabor añejo— o Teatrillo de Nagasaki, entre otros. Podemos encontrar la parodia y la desconfianza hacia los cristianos en relatos como la Declaración escrita de Ogata Ryōsai o en las Anotaciones de Itojo. Y en Crónica de un favor correspondido incluso es posible apreciar la técnica del punto de vista cruzado y subjetivo que el autor también utilizó en su famoso relato En el bosque, base de la oscarizada Rashōmon (1950) de Kurosawa.

"¿Tuvo alguna posibilidad la fe católica en Japón?"

¿Tuvo alguna posibilidad la fe católica en Japón? Tampoco lo sabemos, pero en el brillante La sonrisa de los dioses, un espíritu sintoísta se lo deja claro al bateren —padre— Organtino: «nosotros estamos presentes, pero ocultos en el interior de los árboles, y también en las corrientes de los riachuelos poco profundos, en la brisa que sopla rozando de flor en flor por los rosales, y también en la opaca luz del atardecer que queda en las paredes del templo nanban». Quizás por eso, por ese choque de la ola católica frente a los acantilados nipones ―que, como sucedió con el budismo o el confucianismo antes, no hicieron sino asimilarla y transformarla en algo distinto― resulte tan atractivo lo que se nos cuenta en este compendio de aventuras y desventuras de «género cristiano» que, muy a menudo, esconden más de lo que aparentan. Y, si vienen envueltas en la cuidada y detallista edición de Satori, a nosotros, los nanban, solo nos queda decir: alabado sea el talentoso y atemporal Ryūnosuke Akutagawa.

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Autor: Akutagawa Ryūnosuke. Título: El tabaco y el diablo, y otros relatos cristianos. Editorial: Satori Ediciones. Venta: Todostuslibros y página web de la editorial.

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