La idea de construir un detective de ficción llevaba rondándome muchos años.
Tantos, por lo menos, como se ha venido prolongando mi serie de novelas negras protagonizadas por la inspectora Martina de Santo, cuya condición policial impregnaba lógicamente el procedimiento de investigación de sus casos, siendo tan sólo anecdótica en la serie la aparición de investigadores privados.
Pero, en el caso de mi nueva serie, la protagonizada por Florián Falomir, va a ser desde el primer momento la figura del detective la que se adueñe de la escena narrativa.
El lector va a conocer a Falomir ya maduro. Es un hombre no demasiado agraciado, con algunos kilos de más, poco pelo y los cincuenta años cumplidos. Tiene una larga experiencia como agente de inteligencia del CNI. Reúne asimismo formación diplomática y militar, y ha servido en lugares conflictivos.
Cuando finalmente se decide a abrir su propia agencia elige regresar a su ciudad natal, Zaragoza. Allí vivirá su primer caso como detective: Los viejos seductores siempre mienten (2018). Una venganza entre escritoras de género romántico que le llevará a nuevas orillas de la maldad y del crimen.
Su segundo caso, Sangre de liebre, se centra en una adinerada familia de Los Monegros, en el desierto aragonés, donde las rencillas familiares abocarán al odio y finalmente al derramamiento de sangre entre sus miembros.
Y acaba de publicarse el tercer caso de Florián Falomir, La noche azul. Ambientada en el Mediterráneo, esta novela se adentra en el mundo del cine y en la naturaleza del amor, especialmente en el capítulo de la posesión y de los celos.
El modelo de Falomir, como personaje, no está sacado del natural ni obedece a una suma de analogías que uno haya ido coleccionando tanto de la realidad como de los espejos de la ficción. Desde el primer momento quise crear un personaje vivo, natural, humano, con sus defectos e iluminaciones, con su peculiar sentido de la moral y de la justicia y, sobre todo —puede que éste sea su rasgo más específico—, su sentido del humor. Algo que yo, como lector, venía echando en falta en la novela negra, y que a Falomir ciertamente le sobra. Pero no es el suyo un humor chistoso, ni siquiera ingenioso, sino una manera de observar y analizar la existencia con una mirada limpia, alegre y, al mismo tiempo, crítica.
Es ese humor de Falomir y su manera de contarnos los casos, a menudo en primera persona, lo que le conecta de manera instantánea con el lector/a. Así me lo están diciendo, al menos, muchos de mis lectores/as, para quienes Florián Falomir, alias “Flo”, es ya un personaje incorporado a su imaginario como un alter ego bien de ese mismo lector, bien de alguien a quien conoce muy bien, muy de cerca, con quien podría tomar café en el bar de debajo de su casa y hablar de todo, incluidos los casos en los que esté trabajando.
Cosa que “Flo” hace siempre a raíz de una denuncia en apariencia absurda. Porque ésta es otra de las características de la serie, el hecho de que todas las novelas arranquen de un hecho confuso, para en seguida, en el segundo capítulo, entroncarse con un drama real.
Acompañan a Falomir en sus aventuras su socio, Fermín Fortón, un antiguo compañero de pupitre suyo, al que “Flo” ha rescatado de la mala vida y dado una segunda oportunidad, y el contrapunto femenino, Benita Cortés, la secretaria cubana de “Las cuatro efes”, hija de una confidente de Falomir en su época de espía en La Habana de Castro.
En cuanto a la editorial que ha confiado en la serie de Florián Falomir, el sello Alrevés, y que tanto y tan cariñosamente está divulgando sus novelas, me gustaría entregarle un total de seis títulos. Tres ya se han publicado, y los pueden leer ustedes. Las otras tres novelas que faltan iremos escribiéndolas en los próximos años Florián Falomir y yo, mano a mano, caso a caso, pensando, sobre todo, en ustedes, en el placer de su lectura, con el propósito de amenizarla, y de sorprenderles y atraparles con nuevos enigmas.
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Autor: Juan Bolea. Título: La noche azul. Editorial: Alrevés. Venta: Todostuslibros y Amazon
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