El barcelonés Joan Mundet es un veterano ilustrador, pintor, dibujante y guionista con cuatro décadas de fructífera trayectoria a sus espaldas, en la que sobresalen tres líneas de trabajo muy definidas dentro del campo del cómic. Una se circunscribe a novelas gráficas intimistas con cierto grado de experimentación y acusados elementos autobiográficos, caso de Gari Folch, Best Seller y Looking for Nobody, en las que además oficia como autor completo. Otra vertiente se decanta por el componente sociopolítico, a veces con un talante crítico, como el dibujo de 11-M: La novela gráfica (con guión de Pepe Gálvez y Antoni Guiral) o su participación en Mil vidas más, junto con Gálvez y Alfonso López, una obra que obtuvo el Premio Nacional de Cómic de Cataluña en 2011. Y en tercer lugar está la que motiva estas líneas: la aventura con trasfondo histórico. El precedente a nivel gráfico en este género es desde sus inicios un éxito contrastado, ya que consiste en realizar las ilustraciones que acompañan al texto en las novelas del ya célebre Capitán Alatriste, escritas por Arturo Pérez Reverte, una labor que desarrolla a partir del año 2000 y que se prolonga en sucesivas adaptaciones del personaje a las viñetas, esta vez con guiones del ya clásico Carlos Giménez. No menos relevante es su siguiente incursión en la temática histórica, dado que a partir de 2011 dibuja tres años para el mercado italiano una serie de tan larga y prestigiosa trayectoria como Dago, creada en Argentina por Robin Wood en 1981 y protagonizada por un noble veneciano convertido en un temible guerrero que vive en la Europa del Renacimiento. Y es al término de este periplo cuando comienza a publicar en la revista Skorpio, de Aurea Editoriale, las primeras páginas de Capablanca. Se basa en un legendario bandolero que vivió cerca de la comarca donde reside el propio Mundet, una idea que rondaba por su cabeza incluso antes de comenzar a ilustrar a Alatriste.
Se han publicado otros cuatro más hasta la fecha, de los siete que el autor tiene previstos: Dos muertes, El pozo del olvido, Te llamaré Capablanca y ahora mismo Cien mil doblones, a razón de uno por año, con excepción de este último, que ha sufrido un retraso por causa de la pandemia.
El argumento tiene lugar durante el reinado de Felipe III y se centra en un muchacho de origen humilde llamado Joan Muntada, a quien el lector verá crecer y madurar de un álbum a otro, acuciado por el hambre y la pobreza pero también zarandeado por inesperados giros de la fortuna y por la intervención de concretos y muy dispares personajes. Desde su niñez a la mayoría de edad, el personaje será sucesivamente siervo, pícaro, presidiario, bandolero y hasta criado de don Miguel de Cervantes, que precisamente es quien le adjudica el apelativo que da título a la serie. En el primer tomo, el pequeño es el bastardo de un terrateniente en la dura Cataluña rural, cuya miserable vida cambia por completo con la llegada de un misterioso caballero que le toma bajo su custodia. En el segundo llega a Barcelona perseguido por la justicia y se integra en una cofradía de mendigos y rufianes cuyas actividades incluyen el robo y hasta el asesinato. En la tercera entrega da con sus huesos en la cárcel, donde hace amigos y enemigos entre peligrosos criminales antes de participar en un arriesgado plan de fuga. El cuarto volumen ve cómo el chico se une a la partida de un famoso bandolero para intentar encontrar el escondite del oro robado a los soldados del rey. Y en el título recién aparecido continúa la búsqueda del fabuloso botín por parte de los bandidos y otros personajes, en una persecución sin tregua plagada de sorpresas y giros inesperados, que tiene como trasfondo histórico la expulsión de los moriscos.
Si en las ilustraciones de Alatriste las minuciosas texturas de plumilla evocan los grabados decimonónicos, en Capablanca predomina la fuerza de la línea y la mancha de tinta, aunque no por ello se prescinda de los tramados manuales para reforzar los volúmenes y las sombras. La serie se publica en Italia en color, utilizando Mundet un cromatismo sobrio y ajustado, de tonos suaves, donde prevalece la ambientación atmosférica y emocional antes que la mera representación de la realidad literal. Sin embargo, la edición española opta por una versión a blanco y negro, por lo que el autor emplea gamas de grises para definir la iluminación y separar los planos. Con todo, cabe mencionar que existe una edición integral publicada por Panini en 2019 que recoge los tres primeros álbumes en color, incluyendo algunos retoques e incluso viñetas añadidas para enriquecer el resultado.
La narrativa de Capablanca es moderna, cinematográfica incluso, pero no por ello está ausente el espíritu de la aventura clásica, bebiendo por igual del folletín, la novela de capa y espada y los propios maestros del Siglo de Oro. Asimismo, la presentación y las anotaciones de cada álbum remiten a los estilos y formas de las publicaciones de la época, mientras que los personajes se expresan con un lenguaje arcaizante semejante al habla del siglo XVII. Todo lo cual, unido al riguroso trabajo de documentación y a la fidedigna reproducción de usos y costumbres, aporta un intenso grado de verosimilitud a los hechos y permite encajar con naturalidad la historia ficticia de Muntada en la Historia real o “con mayúsculas”.
Además del italiano y el español, Capablanca también ha sido traducido al francés, el alemán, el holandés y el catalán, por el momento, algo que no extraña, ya que la serie contiene sobrada calidad y alicientes para ser disfrutada por un público muy amplio. No solo cambia de registro constantemente, del drama familiar a la picaresca, del género carcelario a la búsqueda del tesoro, sino que también es una excitante aventura con todos los ingredientes al uso: traiciones, violencia, persecuciones, misterio, amores y odios. Es una novela-río con muy variados escenarios y personajes tratados con gran esmero; en este sentido, resultan especialmente interesantes las figuras de bandoleros como Caracreu o Rocaguinarda, plenos de matices y eludiendo los tópicos para evidenciar sus defectos, virtudes y contradicciones. Pero, por encima de todo, la obra escenifica con detalle un proceso formativo, la definición de la personalidad del protagonista: la evolución en base a las circunstancias, imprevistas o no, que van a modelar inevitablemente su destino. Es un tema universal y clásico que, en este caso, además se beneficia de un escenario tan evocador como fascinante. ¿Qué más se puede pedir?
Ahora solo cabe esperar la aparición del sexto y séptimo álbumes, que deben concluir este ciclo vital de Capablanca. Y desear que Mundet se decida a imaginar nuevas aventuras del personaje…
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Autor: Joan Mundet. Título: Capablanca: Cien mil doblones. Editorial: Skorpio. Venta: Todostuslibros
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