Este político y poeta colombiano fue uno de los pioneros del movimiento modernista en su país. A continuación reproduzco 5 poemas de Guillermo Valencia.
Ella
Sumida entre la lóbrega cantera
de mi cerebro calcinado, pura
como el diamante en el carbón, fulgura
su faz como la vi por vez primera.
Y, cual rendido lapidario, espera
mi amor, ciña la humilde vestidura
en que hoy envuelvo su ideal figura
de artista, de mujer y de hechicera.
Si algo palpita en mi Poema, gota
de agua en el arenal, si deja huella
o consigue ligar un alma rota;
si desgarra las sombras la centella
de un verso -luz que en el olvido flota,
es su lejana irradiación: ¡es Ella!
Melancolía
¡Oh vagos matices
de lánguidos grises
que ahuyentan la calma
si invaden el alma!
¡Oh dolor sincero
de la Fantasía!
¡Oh Melancolía
de Alberto Durero!
Cuadro que despiertas
las visiones muertas
que forjó el Anhelo
para mi consuelo,
simbólica mano
con líneas febriles
trenzó en tus perfiles
al Género humano!
La luz amarilla
que en ráfagas brilla
y apenas alumbra
la tibia penumbra,
dorando los muros
en negro recorta
la vieja retorta
de picos oscuros.
La Kábala eximia,
los trazos de Alquimia
fatigan la alfombra
cargados de sombra…
Y en negras marañas
sobre las paredes
se enredan las redes
de las telarañas.
Alada figura
de etérea blancura,
los seres olvida
de flores ceñida:
Yo finjo que vierte
su labio de diosa
la paz de la fosa
y el don de la muerte.
La angosta persiana
de vieja ventana.,
sugiere sin tules
los cielos azules,
y sobre las alas
de lóbrego piélago,
gigante murciélago
sacude las alas.
Cual fijo en papiro
la piel del vampiro
despliega en la sombra
vocablo que asombra.
¿Quién lo escribiría
con burla macabra,
aquella palabra
de «Melancolía»?
¿Es débil gemido
que anuncia el olvido,
o símbolo oscuro
que cifra el futuro?
¿Es la oculta clave
del amor humano,
o el ¡ay! de un gusano
que quiso ser ave?
¡Oh vagos matices
de lánguidos grises
que ahuyentan la calma
si invaden el alma!
¡Oh, dolor sincero
de la Fantasía!
¡Oh Melancolía
de Alberto Durero!
Cuadro que despiertas
las visiones muertas
que forjó el anhelo,
para mi consuelo,
simbólica mano
con líneas febriles
trazó en tus perfiles
¡al Género Humano!
A la memoria de Josefina
I
De lo que fue un amor, una dulzura
sin par, hecha de ensueño y de alegría,
sólo ha quedado la ceniza fría
que retiene esta pálida envoltura.
La orquídea de fantástica hermosura,
la mariposa en su policromía
rindieron su fragancia y gallardía
al hado que fijó mi desventura.
Sobre el olvido mi recuerdo impera;
de su sepulcro mi dolor la arranca;
mi fe la cita, mi pasión la espera,
y la vuelvo a la luz, con esa franca
sonrisa matinal de primavera:
¡Noble, modesta, cariñosa y blanca!
II
Que te amé sin rival, tú lo supiste
y lo sabe el Señor; nunca se liga
la errátil hiedra a la floresta amiga
como se unió tu ser a mi alma triste.
En mi memoria tu vivir persiste
con el dulce rumor de una cantiga,
y la nostalgia de tu amor mitiga
mi duelo, que al olvido se resiste.
Diáfano manantial que no se agota,
vives en mí, y a mi aridez austera
tu frescura se mezcla gota a gota.
Tú fuiste a mi desierto la palmera,
a mi piélago amargo, la gaviota,
¡y sólo morirás cuando yo muera!
Esfinge
Todo en ti me conturba y todo en ti me engaña,
desde tu boca, donde la pasión se adivina
que empurpura los pétalos de esa rosa felina,
hasta la rubia movilidad de tu pestaña.
Todo en ti me es adverso, tu sonrisa me daña
como un hechizo, y en tu plática divina
por un campo de flores la falacia camina
fríamente cual una ponzoñosa alimaña.
Con tu rostro de mártir eres una venganza.
Tus manecitas estrangularon mi esperanza,
y es tu flor un eufobio semioculto entre tules.
Tu lámpara alimentan alas de mariposa,
arda en ella este verso que me inspiró tu prosa:
¡eres una mentira con los ojos azules!
Pigmalión
En líbico marfil tallas tu sueño
de amor, la ninfa de tu ser exalta,
y entre labios de olímpico diseño
flores de perla tu buril esmalta.
Sufres; el bloque de mirar risueño
donde la fiebre de la vida falta
yace inmóvil: la sangre de tu dueño
bajo las curvas gélidas no salta.
Atiende el cielo tu clamor. “Resurge”,
Apolo clama; la beldad esquiva
tórnase carne y a la vida surge;
la besas bajo el ático plafondo,
y entre la red de su pestaña viva
hallas lo azul sin límite ni fondo…
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Una gota de afecto, de José María Guelbenzu
/abril 07, 2025/Una gota de afecto es la historia de un hombre herido desde su expulsión del paraíso de la infancia, un funcionario internacional dedicado a proyectos de ayuda en países subdesarrollados que eligió ejercer una ciega soberanía sobre la realidad. Pero la realidad lo devora, porque no hay otro lugar para la existencia que la vida misma, y al hallarse en la última etapa de su historia personal, se encuentra maniatado por su insensata voluntad y empieza a sentir que su regreso al lugar de la niñez lo sitúa, sin previo aviso, en un sitio desafecto. Construida como una especie de «novela…
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No me cuentes tu vida, de Carlos Clavería Laguarda
/abril 07, 2025/El mundo literario anda saturado de tanto autor que moja la pluma en el tintero de su propio ombligo. La literatura del yo ocupa todos los anaqueles de las librerías y ahora toca reflexionar sobre el modo en que todo ese narcicismo ha afectado a nuestra cultura. En Zenda reproducimos las primeras páginas de No me cuentes tu vida: Límites y excesos del yo narrativo y editorial (Altamarea), de Carlos Clavería Laguarda. *** PRIMERA PARTE. LA PROSA DEL YO I. Premisa La corriente por la que suspiraba Woolf se convirtió al poco en inundación, y un crítico estadounidense afirmaba en…
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La persecución al libro
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Zenda recomienda: Nuestra gloria los escombros, de Lucía Calderas
/abril 07, 2025/La editorial apunta, a propósito del libro: “Todo lo importante se aprende por la boca. Una historia por cada diente, una mordida, un agujero. A través del recorrido por las 32 piezas dentales, Nuestra gloria los escombros teje la incógnita de los límites de la identidad indígena (¿fui, soy, seré?) a partir de la historia familiar y ancestral de la autora, las implicaciones afectivas, sociales y políticas de la migración y el desplazamiento de los pueblos originarios y la vida de las mujeres en ese territorio liminal. En el mazahua, la lengua con la que nunca le habló su abuela indígena, existen las vocales…
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