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Chema Madoz: «Desde que me levanto estoy con la antena puesta para observar»

Chema Madoz: «Desde que me levanto estoy con la antena puesta para observar»

Leer, ver una película o encontrarse con gente son «ejercicios de inspiración» para el fotógrafo Chema Madoz, que dice vivir «con una antena puesta» con la que imagina constantes posibilidades de interacción y significados ocultos en los objetos y que le ha llevado, por primera vez, a crear y exponer escultura.

El artista madrileño (1958), influenciado por el surrealismo, el ready-made de Duchamp y el realismo mágico, inaugura en la galería Elvira González una exposición de obra fotográfica inédita creada en parte durante la pandemia, a la que se añade de manera inédita una escultura. «Decidí que no entrara en juego la fotografía en este caso, porque me parecía que se mantenía por sí misma, mientras que en la gran mayoría de las imágenes la fotografía ayuda a darles otra dimensión y colocarlas en otro lugar», explica en una entrevista con Efe.

Se trata de una chimenea convertida en microteatro con un telón rojo en el espacio del hogar que lo transforma: «No sé si es que tengo una debilidad por los escenarios teatrales. Siempre me han parecido especialmente atractivos y que tienen que ver mucho con la idea de ilusión», explica. En este caso, la fotografía «podría reducir parte de la sugerencia implícita en la obra», un «espacio para la ficción que en realidad se supone que tendrías en tu propio salón». «Me gustaba esa idea de que se pueda convertir en espectáculo algo que tiene que ver con lo doméstico», incide.


Al margen de la escultura, un territorio por el que aún no sabe si seguirá transitando en el futuro —»no lo sé y tampoco me preocupa», admite— toda la muestra se compone de fotografías en blanco y negro, la mayoría en gran formato.

Algunas imágenes están de alguna manera inspiradas en la pandemia, aunque de un modo sugerente y no explícito. «No es un elemento alrededor del que gire la exposición», zanja. Pero sí que de alguna manera el encierro ha influido en visiones de juegos truncados o que no pueden avanzar como un castillo de naipes contenido en una estructura de madera. También se pueden contemplar obras como un aloe vera dentro de una jaula o la sombra de un avión a punto de aterrizar en una carretera sinuosa que transmiten cierta angustia o adversidad.

Para él la situación sanitaria ha supuesto sobre todo una dificultad para hacerse con los materiales con los que trabaja habitualmente, aunque asegura que también ha conseguido sacarle partido al encierro. «Ha sido un momento en que ha habido que aprender a ir buscando maneras distintas de resolver problemas con los que te encuentras habitualmente, por ejemplo por el cierre de los sitios donde te proveías habitualmente», como el propio Rastro madrileño que el fotógrafo solía frecuentar para adquirir objetos.

¿Cómo lo ha resuelto Madoz?: «Ha servido un poco para tener que buscar otras posibilidades, elementos por internet, ir haciéndote con los materiales a matacaballo y como podías. Pero al final conseguía resolver lo que necesitaba», afirma el fotógrafo, que asegura que también ha podido sacar partido de algún modo a estar encerrado en tu casa más tiempo de lo habitual.


Su método de trabajo solo se ha visto parcialmente afectado este año. «Generalmente voy al estudio cuando tengo cosas que resolver, una idea en la cabeza y necesito ponerla en pie. Si no, para mí el día a día, bien en un momento que esté en casa leyendo, viendo una película, puede servir como ejercicio de inspiración«.

Madoz dice que la fotografía es un territorio en el que se maneja con soltura porque entra por medio la idea de evocar, de relacionar el objeto con la inmaterialidad, y con una realidad que tiene que ver mucho más con nuestra propia cabeza que con la presencia física del objeto. «Desde que te levantas hasta que te acuestas, al menos en mi caso, estás con una especie de antena puesta. No es que estés trabajando todo el día, pero sí un poco alerta, fijándote en todo lo que te rodea. Piensas en qué posibilidades hay de interactuar con los elementos. Obliga a estar todo el día atento, en cualquiera de las circunstancias. Ir al cine, dar un paseo. Cualquier situación es un buen momento para trabajar», asegura.

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