Natalia Velasco es una poeta nacida en Málaga en 1998. Estudió Traducción e Interpretación de inglés y griego moderno en la Universidad de Málaga y en la Universidad Aristóteles de Salónica. Ha colaborado con varias revistas literarias, como la malagueña Tales, traduciendo del griego relatos y poemas. Fue la ganadora de la VII edición del Certamen Ucopoética (2019) y ha aparecido en las antologías Temblor (Bandaàparte, 2019) y Voy de cabeza y Mantra (Vicerrectorado de Cultura y Deporte de la Universidad de Málaga, 2019 y 2020). El cielo de la boca (Letraversal, 2020) es su primer poemario publicado.
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Voy a aprender idiomas raros
para evitar la erre
de desarraigo
errático
o destierro.
Para que conjugar el pasado no suponga un acto de
violencia
y hacer de otros alfabetos el escondite perfecto.
Serán lenguas que no digan ausencia
que no digan lejos;
lenguas con un orden sintáctico
que hable de la importancia de las cosas,
de prioridades.
Así, poco a poco, me desordeno:
le pierdo la pista al sujeto
y aprendo a decir hogar en cinco idiomas
y busco en ellos el hueco,
la excusa.
Y a pesar de todo
acabaré arrancándome la lengua
para olvidar las cosquillas detrás de los dientes;
acabaré arrancándome la lengua y ya no habrá
desarraigo
errático
ni destierro.
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Final de línea
Imagino una casa nueva
que no huele a cerrado
unas llaves con forma distinta
vecinos nuevos que pasean
a perros nuevos.
Imagino buscar a tientas el interruptor de la luz
en paredes que hablen un idioma más amable.
Hace meses que salgo a la calle y pienso
huir debe de ser esto
−pegarse siempre a la pared al doblar esa esquina
respetar los semáforos en rojo
leer todos los días los carteles en el metro
POR SU SEGURIDAD
NO CRUCE LA BANDA AMARILLA
HASTA QUE EL TREN ESTÉ TOTALMENTE PARADO
ATENCIÓN A LAS PUERTAS
ALÉJESE CUANDO SUENE EL TONO DE AVISO
SI VIAJA DE PIE
SUJÉTESE−.
Huir debe de ser subir al avión
imaginar que vuela marcha atrás
aguantar la respiración para caber
en las fronteras aguantar
la respiración
y esperar a que revienten todas las costuras.
***
Escena romántica en camión frigorífico
Diecisiete kilómetros.
El rumor de la lluvia se mezcla
con el de los fonemas exóticos
/resuenan en las paredes aislantes
de la parte de atrás de un camión frigorífico/.
No vamos a ningún sitio en concreto.
Un camionero muy gordo,
con los ojos azules y pelo en los nudillos.
Lleva una camiseta de publicidad en alfabeto cirílico.
Con los ojos clavados en la carretera, habla de su mujer;
le deseo a todo el mundo una historia de amor
como la mía.
Quince kilómetros.
No vamos a ningún sitio en concreto,
***
Tomar tierra
Se recomienda el uso de medias de compresión durante vuelos largos
músculo estrías sudor
¿Cuándo descubriste que este país era una isla?
piel fina palmas suaves uñas largas
Me gusta cruzar puentes viajar en avión subir a las azoteas porque siento
que aún me queda un poco de gravedad en el centro del estómago.
celulitis ropa de deporte grasa abdominal
Hace meses que me aterra el contacto con el suelo.
carne flácida hombros rectos depilación láser
He visto amanecer por la ventanilla derecha del avión;
en la de la izquierda todavía era noche cerrada.
asfixia rodillas crujido contractura
XXX
—mírame—
han desaparecido los callos
de las palmas de las manos
las manchas blancas de la ropa de fibra
los cardenales de los antebrazos
el polvo en los ojos
—mírame—
he perdido altura y ya no queda cuerpo:
¿cuándo empezó el salto a ser caída?
***
La palabra que busca no está registrada en el diccionario
perder la lengua materna debe ser
como quedarse ciega por dentro
como quedarse sin piel
sin bordes
debe ser liberador
que las cosas dejen de tener nombre
que pierdan la forma
y se vuelvan líquidas
poder bebérmelo todo
y que me sepa para siempre la boca
a ningún sitio
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