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Adaptaciones europeas setenteras (IV): Frenesí

En esta serie de artículos reseño algunas de las películas más representativas, adaptaciones europeas de los años setenta. Traslaciones al cine de obras literarias de autores como L. P. Hartley, Arthur Conan Doyle o Anthony Burgess. Por supuesto, cada selección es subjetiva y arbitraria. No obstante, con ella, trato de dibujar un panorama amplio en el que se ve cómo escritores de épocas, estilos y ámbitos lingüísticos muy distintos han sido adaptados al cine de formas tan diversas como incluso antagónicas, en función de las poderosas personalidades de los cineastas que los han adaptado (en la mayor parte de casos siendo directores-guionistas): Losey, Wilder, Kubrick, Hitchcock, Mankiewicz o Fassbinder.

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(Frenzy, 1972) 

Frenesí es cronológicamente la última obra maestra de Hitchcock, el cual se sirvió del preciso y excelente guión del dramaturgo inglés Anthony Shaffer (1926-2001) —autor de la obra de teatro Sleuth, y de su posterior guión que dio origen a la genial intriga La huella (Sleuth, 1972), última obra del gran Mankiewicz—. Frenesí supone el regreso de Hitchcock al cine británico desde su marcha a Hollywood contratado por David O. Selznick para realizar Rebeca (Rebecca, 1940). No se trata de un argumento original de Shaffer, pues adapta una novela de Arthur La Bern, Goodbye Piccadilly, Farewell Leicester Square, que Hitchcock rebautiza como Frenzy, título de un guión original suyo de 1970 que llegó a enviar a Truffaut, pero que nunca que llegaría a rodarse. Su última película inglesa había sido la subvalorada Posada Jamaica (Jamaica Inn, 1939), producida por Eric Pommer y Charles Laughton. Fue una ausencia de su país de más de treinta años, lo que despertó una curiosidad excesiva de los medios de comunicación durante el rodaje en Londres, en especial en su querido mercado de Covent Garden. Hitch demostró a sus paisanos que seguía en plena forma.

Desde cualquier punto de vista Frenesí es su obra más lograda desde la fenomenal Marnie, la ladrona (Marnie, 1964) y muy superior a su último film, La trama (Family Plot, 1976), tampoco exento de interés. Excelentemente acogida en el Festival de Cannes, cuando Truffaut le preguntó sobre la condición “europea” de la película y sobre las diferencias entre rodar en EE UU o hacerlo en Inglaterra, respondió: “Cuando entro en los estudios, bien sea en Hollywood o en Londres, y cuando las pesadas puertas se cierran tras de mí, no hay ninguna diferencia. Una mina de carbón es siempre una mina de carbón.” 

"Film de descarnado realismo y visión obligada, con Frenesí Hitchcock demuestra ser, una vez más, el director más influyente de la historia del cine"

Frenesí integra y condensa, por lo menos, cinco de los temas más queridos de su filmografía. 1) Por un lado el del inocente perseguido, tema central de 39 escalonesFalso culpable Con la muerte en los talones, aquí representado por el personaje del atribulado Richard Ian Blaney (Jon Finch). 2) Por otro el del seguimiento del proceder criminal del asesino —como en La sogaCrimen perfectoExtraños en un tren o Psicosis— en este caso encarnado en la figura del pelirrojo Robert Rusk (Barry Foster), un sádico que extiende el pánico en Londres al dedicarse a asesinar mujeres solteras ahorcándolas con su corbata. 3) Retrata el vivir cotidiano de las víctimas femeninas —RebecaSospechaLa sombra de una duda—, mostrándonos sus miedos y frustraciones, aquí, si cabe, con más sadismo y crueldad que de costumbre. 4) Radiografía el análisis de la investigación detectivesca y la introspección deductiva —La sogaEl proceso ParadineVértigo— , a cargo del Inspector Jefe Oxford (A. McCowen), que acaba por ser más inteligente que el asesino. 5) Logra la asociación entre gastronomía y crimen. ¿Acaso esos pollitos asados que Mrs. Oxford le prepara al inspector no recuerdan a cadáveres? Idea reforzada por comentarios truculentos sobre los asesinatos que la esposa lanza mientras su marido los ingiere. Tema muy del gusto de Chabrol.

Como curiosidad señalemos que la actriz que interpreta a Mrs. Oxford es Vivien Merchant, viuda del dramaturgo y Premio Nobel de Literatura Harold Pinter. Film de descarnado realismo y visión obligada, con Frenesí Hitchcock demuestra ser, una vez más, el director más influyente de la historia del cine.

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Dirección: Alfred Hitchcock (Leytonstone, Londres, Reino Unido, 1899 – Los Ángeles, California, EEUU, 1980). Guión: Anthony Shaffer, a partir de la novela Goodbye Piccadilly, Farewell Leicester Square, de Arthur La Bern. Fotografía: Gilbert Taylor, Leonard J. South. Música: Ron Goodwin. Dirección Artística: Robert W. Laing. Montaje: John Jympson. Producción: Alfred Hitchcock, William Hill. Intérpretes: Jon Finch, Alec McCowen, Barry Foster, Billie Whitelaw, Anna Massey, Barbara Leigh-Hunt, Bernard Cribbins, Vivien Merchant, Michael Bates, Jean Marsh, Clive Swift, John Boxer, Madge Ryan, George Tovey, Elsie Randolph, Jimmy Gardner, Gerald Sim, Noel Johnson, Joby Blanshard, Geraldine Cowper, June Ellis, Drewe Henley, Alfred Hitchcock, Robert Keegan, Bunny May, Jack Silk, Rita Webb, Jeremy Young. Nacionalidad: Reino Unido. Duración: 116 min. Color.

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