El poeta chileno Raúl Zurita, premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2020, ha impartido en Salamanca una clase magistral de vida y de poesía, que ha definido como el amor de lo que carece amor, y ha calificado de «tonto» y «absurdo» que los seres humanos se destruyan y combatan entre ellos.
El poeta, nacido en Santiago de Chile hace 71 años, ha reconocido ante los medios de comunicación estar «absolutamente emocionado» por un libro como el coordinado por la profesora del Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana de la USAL, Francisca Noguerol, una obra que «no estaba en mis cálculos». Esta antología, Verás auroras como sangre, titulada como el 14 verso del poema «Verás», busca ser una «visión conjunta de la obra del poeta», y se incluyen «los más diversos estilos y tipologías, todos los ciclos temáticos de su obra», junto a tres textos inéditos de la serie Cartas desde Pavía, como ha señalado la profesora Noguerol.
Zurita, sentado en la Casa Rectoral donde vivió Miguel de Unamuno cuando fue rector de Salamanca, ha hecho un análisis de lo que es la poesía para él, como la forma de «poner frente a lo que es lo que podría ser». «La poesía ha sido imaginar un mundo nuevo, es ser la posibilidad de lo que no tiene ninguna posibilidad de ser; el amor de lo que carece de amor; o la esperanza de lo que ya no tiene esperanza», ha señalado. Pero para Zurita el horizonte final de la poesía «es el deseo inextinguible de la felicidad y el amor que atraviesa la humanidad entera», que se percibe «en la gente que cruza un mar en balsa para llegar a una tierra diferente, como ocurre con los flujos migratorios».
En este sentido, el autor de obras como Nuevas ficciones, Relatos, Tu vida rompiéndose, Verás un mar de piedras o La vida nueva se ha preguntado «por qué los seres más desposeídos, que más sufren, tienen las tasas de suicidio más bajas». Preguntado por los periodistas sobre la situación de desigualdades que se vive en Iberoamérica, Raúl Zurita ha respondido que sueña y quiere ver «un mundo sin desigualdades, que no existan», donde se reparta en igualdad el agua o la luz». «Todo eso es posible, porque la gente persiste. Somos como una pelusa que pervive en el firmamento. Es tan absurdo, tan tonto que nos destruyamos de esa manera, que nos combatamos los unos a los otros como seres humanos, tan absurdo que unos tengan tanto y otros tan poco. En el universo debe haber igualdad y solidaridad. Creo que sigue siendo posible», ha señalado.
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