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De colmenas y recuerdos

Estamos acostumbrados, tanto en la literatura como en el cine, a obras con protagonistas definidos e identificables. En nuestra tradición y entorno cultural es mucho más habitual estructurar historias alrededor de un número reducido y determinado de personajes principales. El villano, la heroína, el policía, la ladrona de guante blanco, el guerrero, el amante o la hechicera. Son protagonistas de novelas o películas con los cuales, en mayor o menor medida, el lector o el espectador se identifica, empatiza o distancia. Estos seres son los vectores que portan los sentimientos y emociones que se persigue comunicar.

la_colmenaPero no siempre es así. En ocasiones el protagonista no puede ser identificado o aislado, siendo en su lugar un conglomerado de personajes que aparecen y desaparecen, dejando un rastro tras de sí que se cruza o colisiona con las improntas respectivas de los demás. Este sería el caso, por ejemplo, de La colmena, una de las obras maestras de Camilo José Cela. Publicada inicialmente en 1951 en Argentina como consecuencia de la censura, no fue hasta 1955 cuando pudo estar disponible en España. La trama se enmarca en 1943. Durante unos pocos días, las vidas de varias decenas de personajes se entrecruzan conformando, en palabras del propio autor, “un reloj hecho de múltiples ruedas y piececitas”. Son personas mayoritariamente pertenecientes a una suerte de burguesía venida a menos, sin un futuro claro e inmersos en situaciones que les empujan a vivir a salto de mata. En 1982, Mario Camus dirigió la versión cinematográfica de título homónimo. Esta cinta, que fue premiada con el Oso de Oro a la mejor película en el festival de Berlín de 1982, obtuvo un notable éxito en taquilla rondando el millón y medio de espectadores. Contando con un impresionante elenco de actores —José Luis López Vázquez, José Sacristán, Charo López, Mary Carrillo, Emilio Gutiérrez Caba, Francisco Rabal, Ana Belén, Antonio Resines sin hacer de Antonio Resines o Victoria Abril entre otros—, fue engalanada con la presencia del propio Cela en una breve aparición como Matías, inventor de palabras. Si bien la película abundó en el papel preponderante de Martín Marco (José Sacristán), poeta bohemio insatisfecho, buena parte de los perfiles descritos en la novela son aquí plasmados. El sablista, el tísico, las prostitutas, la dueña de la cafetería, el padre vividor, la beata. Un conjunto de vidas inestables en el ambiente oscuro y cruel de lo más duro de la posguerra.

manhattan-transferEn realidad, la idea, o técnica, del personaje colectivo tiene precedentes anteriores, entre los cuales cabe destacar la obra del norteamericano John Dos Passos, Manhattan Transfer, editada en 1925, teniendo como protagonistas a las gentes de Nueva York. Igualmente, obras cinematográficas posteriores han sido influenciadas por esta técnica. En 2004 se estrena en las salas de cine la película Tiovivo c. 1950, dirigida por Jose Luis Garci. Inspirada, en palabras del propio director, en La Colmena, la acción transcurre en el Madrid de los años 50. Con una posguerra, si bien no tan cruda, todavía latente, de nuevo decenas de personajes tratan de salir adelante en un entorno turbio y sombrío. Una taquillera de metro, jugadores de timbas, una cuadrilla de toreo de salón, profesores de baile o de mecanografía. Son, al igual que en el caso de la cinta de Camus, personajes que, como piezas de un puzle, van encajando para formar esa colectividad que ha de ejercer de protagonista. En Tiovivo c.1950 participaron buena parte de los actores más destacados del momento (Aurora Bautista, María Asquerino, Manuel Galiana, Carlos Hipólito, Alfredo Landa, Carlos Larrañaga, Manuel Tejada…) aportando breves, pero destacadas, interpretaciones que confieren un toque muy particular a la obra.

amarcordSin responder exactamente al arquetipo del protagonista colectivo, aunque sin duda alguna digna de ser aquí mencionada, en 1973 se estrenó la película franco-italiana Amarcord bajo la batuta de Federico Fellini. Sazonada por una banda sonora reseñable, obra de Nino Rota, este film fue galardonado con el Óscar a la mejor película extranjera de 1974. Amarcord está unánimemente considerada como una de las obras maestras de Fellini, lo cual ha de ser considerado en su justa medida habida cuenta de quién estamos hablando. Éste largometraje relata la historia de varios personajes que habitan en la localidad imaginaria de Borgo, en realidad basada en la ciudad natal del propio director, Rímini, ubicada en la Emilia-Romaña. La época considerada es la Italia de los años 30. Con la apariencia genérica inicial del costumbrismo italiano, no tarda en adquirir tintes sarcásticos y, en algunos momentos, caricaturescos. No hay más que, por ejemplo, recordar la escena de la estanquera y el muchacho que quería hacerse mayor. Amarcord, cuyo título proviene del emiliano-romañolo “a m’arcòrd”, literalmente significa “yo me acuerdo”.

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