Douglas Preston y Mario Spezi. Fuente: prestonchild.com.
Septiembre 2019. Florencia.
—¿Vuestro monstruo? —lo miré extrañada y con algo de curiosidad mientras paseábamos por los alrededores del río Arno.
—Nosotros también tenemos a un asesino en serie famoso. Mataba a parejas de enamorados en las colinas de esta ciudad durante los años 70 y 80. ¿No lo sabías? Su personaje inspiró a Thomas Harris para crear Hannibal Lecter.
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Esa misma noche, con la emoción de descubrir quién había convertido mi amada Firenze en el Inferno de Dante durante esos años, buceé por el sabio Google y me hice una breve idea del caso (en comparación a todo lo que fue). Encontré, además, un libro que se titulaba así: El monstruo de Florencia: La historia real. Para mi desgracia, advertí que estaba descatalogado y que si quería hacerme con un ejemplar, debía desembolsar la no grata cuantía de 190€ en el cuestionable mercado de segunda mano. No voy a detallar cómo acabé con la obra en mi estantería después de meses buscándolo, pero lo que pagué por él nada tiene que ver con ese robo.
Capital del Renacimiento, Florencia es conocida por su belleza artística y por ser cuna de grandes artistas renacentistas como Botticelli, Brunelleschi, Da Vinci o Donatello y de ilustres mecenas como los Medici. Todo en ella es hermosura y grandeza. Todo, menos sus crímenes.
Escritor y periodista
Hace unas dos décadas, en el año 2000, el famoso escritor estadounidense Douglas Preston se mudó a una villa con vistas a la Toscana para escribir el que debería haber sido su próximo thriller. Allí fue donde conoció a Mario Spezi, un reputado periodista de La Nazione, y también fue allí donde se gestaría, tiempo después, la obra que hoy me trae hasta estas líneas.
Ese encuentro fue el inicio de una de las investigaciones más complejas y polémicas de Florencia, en la que se investigó a casi cien mil sospechosos, de los que más de una docena fueron acusados de ser el monstruo, incluidos un príncipe y los propios autores de este libro. Durante el periodo que duró la investigación, en los que la rumorología estaba a pie de calle, varias vidas fueron destruidas a causa de la fábrica de falsedades que se originaron. A consecuencia de esta alocada caza de brujas, hubo varios suicidios y acusaciones de envenenamientos. Se falsificaron pruebas, se confeccionaron retratos robots que bien podrían representar a una mayoría de los florentinos, se organizaron sesiones de brujería, se desencadenaron vendettas a manos de varios fiscales y un sinfín de absurdas teorías ocuparon durante meses las portadas de los periódicos de mayor tirada de la República Italiana. La terrible historia sacudió la sociedad florentina y transformó su manera de vivir.
«Una pandilla de niños empezó a burlarse de él: entraban en la pizzería con el retrato, hacían la comparación con grandes aspavientos y huían despavoridos. Al día siguiente, después de comer, el hombre se rebanó la garganta».
Pero empecemos por el principio.
Terror en las colinas de Florencia
Entre 1974 y 1985, durante las noches de verano, siete parejas de amantes fueron asesinadas a tiros en sábados sin luna mientras mantenían relaciones sexuales en el interior de sus vehículos, aparcados en las colinas que bordean Florencia. Aquella práctica amorosa, al parecer, era algo común entre los jóvenes de la época que no podían abandonar el nido familiar hasta después de la boda: «Se dice que uno de cada tres florentinos que viven en la actualidad fue concebido dentro de un coche».
Utilizando siempre el mismo arma, una Beretta calibre 22, el asesino esperaba a que los jóvenes comenzaran sus escarceos amorosos para dispararles. Seguidamente, el monstruo arrastraba el cuerpo de la mujer fuera del vehículo a una zona más visible. Antes de abandonarlo, mutilaba parte de sus órganos sexuales, guardándoselos como fetiche.
Durante la búsqueda del asesino se barajaron varias hipótesis: desde un grupo sectario a un médico ginecólogo, a un campesino, Pietro Pacciani, y sus «Compagni di merende», pasando de uno a tres los culpables. Se llegó incluso a creer que el responsable podría ser un sacerdote, aunque también fue relevante la conocida como «pista sarda», cuya investigación se trasladaba a Villacidro, un pueblo aislado en el corazón de Cerdeña, al parecer la pista más sólida después de una extenuante investigación. Esta última era también la que apoyaba Mario Spezi, a quien sus colegas de profesión acabaron apodando El monstruólogo, por su detallada cobertura del caso desde sus inicios.
«El asesino podría ser un sacerdote a lo Savonarola que se dedicaba a descargar la ira de Dios sobre los jóvenes por fornicar y por su depravación».
Pese a todo ello, tal fue la histeria que se apoderó de la sociedad florentina, que la policía acabó por mantener las pistas en secreto por miedo a generar una caza de brujas o una persecución digna de la Santa Inquisición.
Iustitiae Virtutum Domina
El monstruo de Florencia (Dolci colline di sangue, en su versión italiana) es la historia de los crímenes de Florencia, pero también de la rocambolesca y absurda investigación que llevó a cabo el sistema judicial italiano. Convertido en un tiovivo mediático al que cualquiera sin escrúpulos quería subirse, muchos utilizaron el caso como trampolín para sus carreras profesionales.
Tras la detención del propio Mario Spezi, acusado de ser el monstruo por manifestarse en contra de la hipótesis en curso que mantenía que Pacciani era el culpable, y la salida de Douglas Preston del país al ser considerado cómplice del primero, algo sucedió. El PEN Internacional, el Committee to Protect Journalists y varias asociaciones a favor de la libertad de expresión firmaron un documento apelando a la retirada de cargos de ambos. Es desconcertante descubrir hasta dónde fueron capaces de llegar algunos afamados juristas con tal de cerrar la investigación criminal más larga y costosa de la historia de Italia; la que había dejado a las autoridades en un mayor ridículo.
A fecha de hoy, la identidad del monstruo sigue siendo un misterio sin resolver y quizás, si alguna vez se resuelve, ya sea tarde para que el culpable pague por ello.
Curiosidades
El monstruo de Florencia fue el personaje en el que se inspiró Thomas Harris para crear Hannibal Lecter, personaje que dio para cuatro libros, incluido el famosísimo El silencio de los corderos. Observen que, en la película, podemos ver que en la celda donde Lecter se encuentra recluido hay varias pinturas del Palazzo Vecchio o del Duomo y que, mientras un Pazzi policía investiga a Lecter en Hannibal Lecter, este le sugiere que se centre en la búsqueda del monstruo. Harris estuvo presente durante el juicio a Pietro Pacciani y sus «compagni di merende».
Justo poco después del último crimen del monstruo, en 1986, se estrenaba el film Il mostro di Firenze bajo la dirección de Cesare Ferrario, que funcionó como crónica de reconstrucción del caso. Este 2021, apenas hace un par de meses, se dio a conocer que Antonio Banderas protagonizará una miniserie basada en este libro, El monstruo de Florencia: La historia real, dando vida al periodista Mario Spezi. Se había especulado que, para el personaje de Douglas Preston, su interpretación recayese en George Clooney, pero todavía no se ha confirmado. Aún no hay fecha prevista para su estreno.
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