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Humanista truncado y revolucionario purgado

Humanista truncado y revolucionario purgado

Al leer el encabezamiento de este comentario sobre el libro de Andreu Navarra (Barcelona, 1981) La revolución imposible: Vida y muerte de Andreu Nin lo primero que se podría preguntar es: ¿se pueden dar en una misma persona estas cuatro condiciones: humanista, revolucionario, truncado y purgado? La respuesta será obvia a medida que se lee el ensayo biográfico sobre este personaje poco conocido de la vida política española de las primeras décadas del siglo XX.

Andreu Nin, nacido en 1892 en El Vendrell, Barcelona, estudia magisterio. Detesta la ignorancia y la miseria, y su obsesión es elevar el nivel cultural del pueblo. Es un superdotado intelectual y puede decirse que pertenece a la nueva juventud ilustrada destacando como teórico de las tesis políticas, aunque, por el contrario, carece de instinto y carisma. Nin es un ávido lector, con una gran cultura que con el tiempo se convierte en un teórico del pensamiento revolucionario. Todos sus pasos le llevan a convertirse en un “humanista truncado por las balas y la miseria de los tiempos que le tocaron vivir”.

"Gracias a su gran inteligencia se dedicó, con éxito, a traducir muchas obras del pensamiento comunista soviético y algunas obras de los clásicos rusos, entre otros Tolstoi y Dostoievski"

Sus inicios políticos se remontan al activismo contra la guerra de Marruecos. Desde 1912 se convierte en un regeneracionista, agitador del republicanismo radical. En su evolución política va pasando del nacionalismo catalán al socialismo, y de ahí al movimiento sindical de la CNT. En marzo de 1921 lo eligen secretario del comité nacional y es enviado a Moscú para participar en el congreso fundacional de la Internacional Sindical Roja. En ese mismo año Maurín le convence para abandonar la oposición internacional trotskista y fundar un partido marxista revolucionario liberado de hipotecas soviéticas. Fundan el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista).

Su viaje a Rusia se convirtió en una larga estancia de nueve años y es designado miembro del Soviet de Moscú. Gracias a su gran inteligencia se dedicó, con éxito, a traducir muchas obras del pensamiento comunista soviético y algunas obras de los clásicos rusos, entre otros Tolstoi y Dostoievski. Durante su estancia en Rusia no deja de escribir, siempre con la intención de remover y agitar conciencias. En su obra Las organizaciones obreras internacionales afirma que se debe cambiar ese sindicalismo pícaro, acomodaticio y demagógico, cuyo objetivo es desactivar la revolución, por un auténtico sindicalismo revolucionario inspirado por un partido comunista fuerte y cohesionado.

"Andreu Nin era partidario de las ideas contrarias a las que propugnaba Stalin, quería impulsar una revolución obrera en España, al margen de la revolución diseñada desde el Kremlin"

En 1922 se convierte en un revolucionario leninista inflexible. Todas las vivencias políticas y vitales de esos casi diez años en la Unión Soviética hacen que Nin se convierta en un revolucionario profesional, con la idea fija, plasmada reiteradamente en sus escritos, que en España se deben organizar sóviets a imagen y semejanza de los de las ciudades soviéticas. Con el paso del tiempo llega a ser secretario y amigo personal de León Trotsky, cuya amistad influyó en su pensamiento ideológico y en su vida. A la muerte de Lenin se desata la lucha por el poder entre trotskistas y estalinistas por apoderarse de la secretaría general del partido y Nin, reconocido trotskista, se ve arrastrado en la caída y derrota de Trotsky. En 1928 es excluido del Partido Comunista ruso y es recluido en el hotel donde vivía. Nin, en esos tiempos, se atreve a acusar a Stalin de poco revolucionario, preocupado solo por mantener el poder y neutralizar a la oposición. Al inicio de 1930, con la caída definitiva, destierro y cautiverio de Trotsky, Nin exige por carta a Stalin que le libere de su encierro, “censurándole duramente su actitud de condenar a un revolucionario a la inacción”. En el verano de 1930, antes de que empiece el congreso de la Internacional Sindical Roja, las autoridades rusas lo expulsan del país. Stalin no olvidará los reproches de Nin, y esto ayudará a que, en un futuro no muy lejano, Stalin le pase factura.

Andreu Nin fue un revolucionario y marxista confeso que cometió el atrevimiento de disentir de Stalin, haciéndolo público por medio de cartas y artículos periodísticos. A la muerte de Lenin decide tomar partido por Trotsky en la disputa que mantuvo este con Stalin por el poder. Iósif Stalin, como secretario del partido comunista Soviético y dictador de la URSS, no podía tolerar que un insignificante camarada fuese una voz crítica contra él, y no podía consentir que ese minúsculo camarada preconizase y defendiese públicamente que en la República española se diese un golpe de estado de tendencia comunista-leninista-trotskista. Andreu Nin era partidario de las ideas contrarias a las que propugnaba Stalin, quería impulsar una revolución obrera en España, al margen de la revolución diseñada desde el Kremlin.

"Nin se niega a confesar y a delatar a sus compañeros, soporta las brutales torturas a que es sometido y unos días más tarde es asesinado, siendo su cadáver abandonado en una cuneta de la carretera de Alcalá de Henares"

Con motivo de los violentos altercados que se desataron entre las fuerzas de la izquierda en Barcelona en mayo de 1937, el diario oficial del POUM (Adelante) publica un artículo incendiario que termina siendo leído por Stalin en el que le insultan y le acusan de desviarse de la ortodoxia de la revolución marxista-leninista, contaminándola, y le atribuyen multitud de atropellos con su política de purgas. Stalin, harto de los escritos desafiantes de Nin publicados por un periódico de tendencia marxista, en el país al que está ayudando y contribuyendo al esfuerzo de la guerra con toneladas de armamento y material bélico, no puede permitir que le insulten, ni cuestionen su liderazgo supremo. Por ello ordena a su comisario de defensa que, con carácter inmediato, el máximo consejero en España, camarada Grigori, se entreviste con Largo Caballero, presidente de la República de España, para exigirle la desarticulación del POUM. Largo Caballero se niega a hacerlo y al poco tiempo su gobierno cae, siendo sustituido por Negrín como presidente del Gobierno de la República, quien ante el miedo a perder la ayuda de Stalin decide plegarse a sus deseos y detener a todos los militantes del partido, empezando por la cúpula del POUM. A los pocos días de su detención, Andreu Nin es puesto en libertad por la justicia española, pero el 6 de junio de 1937, a su salida de la cárcel de Barcelona, le estaba esperando un comando con órdenes expresas de Stalin al jefe de la policía política rusa NVKD en España, comisario Orlov, para que dentro de una complicada operación de espionaje, con multitud de pruebas falsificadas, disfrazados de agentes de la Gestapo, secuestre y haga confesar a Nin que es un traidor a la causa republicana y que suministra información como quintocolumnista a Franco. Nin se niega a confesar y a delatar a sus compañeros, soporta las brutales torturas a que es sometido y unos días más tarde es asesinado, siendo su cadáver abandonado en una cuneta de la carretera de Alcalá de Henares.

Una vez desarticulado el POUM y eliminado Nin no hay riesgo para Stalin de que se produzca una revolución que pueda llevar a una guerra civil de marxistas en España, mientras se está produciendo en todo el territorio una guerra contra el bando fascista.

"Cuando Stalin decide eliminarlo, el gobierno de la República y el gobierno de la Generalitat, del que había sido conseller, lo abandonan a su suerte"

No solo se secuestra a Nin, también se detiene a toda la cúpula política del POUM y a cerca de mil afiliados, llegando a asesinar a decenas de ellos. Los soldados alistados como fuerzas del POUM en el frente no corren mejor suerte, y se les empieza a encomendar misiones suicidas de las que no suelen sobrevivir. Otros afiliados al POUM, en número indeterminado, fueron ejecutados en el frente de batalla disparándoles un tiro por la espalda.

Con el paso de los años, y la confesión de alguno de los miembros de la policía secreta rusa que participaron en el secuestro, se demostró que las acusaciones eran falsas.

En el libro de Andreu Navarra queda demostrado que Andreu Nin es un político exaltado de verbo exacerbado, pero que nunca pasó de las palabras. Cuando Stalin decide eliminarlo, el gobierno de la República y el gobierno de la Generalitat, del que había sido conseller, lo abandonan a su suerte. Andreu Nin y su partido terminan sacrificados para evitar que el dictador soviético suspenda la ayuda militar a la República.

Con el paso de los años, al descubrirse la verdad, la figura de Andreu Nin ha sido reconocida como la de un político valiente que decidió enfrentarse con arrojo al mayor poder represor marxista que existió. En su paranoia, Stalin purgó a millones de víctimas, como Nin, por muchos motivos, pero sobre todo por oponerse.

El Parlamento de Cataluña decidió en 1993 homenajear a Andreu Nin y recuperar su figura. El entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, ordenó realizar excavaciones en la zona donde se suponía que se encontraban sus restos y poder darles un entierro digno.

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Autor: Andreu Navarra. Título: La revolución imposible: Vida y muerte de Andreu Nin. Editorial: Tusquets. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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Blanca
3 años hace

La verdad, preferiría no comentar. Sin embargo, dir´é algo: todo socialista, comunista, marxista o idealista de izquierda termina de dos formas: acogiéndose a la corrupción, sea el poder o el dinero o en un intento de retornar a la democracia, pero siempre con ideas de izquierda, que la historia ha comprobado que llevan a los países a la opresión y a la ruina económica.

Juan Antonio Rodríguez
Juan Antonio Rodríguez
3 años hace

No conocía la figura de Nin (desde luego su vida da para un interesante thriller!) ni este sugerente trabajo de Andreu Navarra, tomo nota!! Gracias una vez más por tan magnifico artículo, Ramón!