Con agudeza y un fino y oscuro sentido del humor, James Thurber nos presenta la historia de una mosca que se quedó cerca de ser distinta a las demás.
La mosca medio inteligente, un cuento de James Thurber
Una gran araña tejió en una casa vieja una bonita telaraña para cazar moscas. Cada vez que una mosca caía en la trampa, quedaba atrapada en ella y entonces la araña se apresuraba a devorarla, para que la siguiente mosca que pululara por allí creyera que se trataba de un lugar tranquilo y seguro donde descansar. Cierto día una mosca nada tonta zumbó sobre la telaraña durante tanto rato sin atreverse a posarse en ella, que la araña apareció y trató de convencerla:
Pero la mosca era más lista que ella y contestó:
—Nunca me poso donde no hay más moscas, y aquí no veo ninguna.
Se marchó hasta finalmente encontrar un lugar donde había un gran número de congéneres. Cuando estaba a punto de llegarse a ellas, una abeja la advirtió:
—¡Cuidado, estúpida! Eso es papel atrapamoscas. ¡Ahora esas pobres están presas y no pueden escapar!
—¿Presas? No seas tonta ¡Sencillamente están bailando!
Y allí se posó, para quedarse tan pegada al papel como sus compañeras.
Moraleja: No hay seguridad en la cantidad… ni en ninguna otra cosa.
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