Inicio > Libros > Adelantos editoriales > Alegría, de Miguel Ángel Carmona

Alegría, de Miguel Ángel Carmona

Alegría, de Miguel Ángel Carmona

Alegría obtuvo el XXIV Premio de Novela Ciudad de Badajoz, otorgado por un jurado compuesto entre otros por Fernando Marías, Luis Alberto de Cuenca, Paloma Sánchez-Garnica y Juan Manuel de Prada. En el fallo se destacó la inmensa fuerza narrativa de su protagonista, un personaje real y potente, que hace de Alegría una novela de ficción pensada para ayudar a entender la realidad.

Zenda adelanta las primeras páginas de la nueva novela de Miguel Ángel Carmona (ed. Alrevés).

***

El cuerpo se ciñe a los hechos.

ALICE MILLER

PARTE I

Jueves, 6 de julio de 1995

Salgo a la calle en vaqueros y top. La mini la llevo en el bolso para cambiarme en el almacén. Cuando cojo la calle Fuerte, me parece oírle venir, pero no es él. Es el Mono —que tiene otra Derbi Variant— con su pierna tiesa y la muleta atravesada, y una radio cogida con alambres al manillar, con Camela a toda leche. El cuñado va de paquete.

—Te llevo, reina —me dice, parándose a mi altura.

—Tus muertos, cojo.

—Puta.

A mi izquierda, entre las traseras del Altozano y la autopista, hay un descampado con un caserón en ruinas que la gente llama «la casa portuguesa». Allí llevan los tíos a las calentorras. A veces se ven motos aparcadas, medio tapadas por una morera gigante de donde mi hermano y yo cogíamos hojas para nuestros gusanos de seda que se nos morían, un año sí y otro también, porque nunca nos acordábamos de ellos después de hacerse capullos.

Miro para allá y me da que escucho reírse a esa pingo con la que se pasea últimamente —nada más que para hacerme rabiar— calle arriba, calle abajo, sentada de lado en la moto, como las portuguesas. Lo mismo hasta es portuguesa. Es imposible que la escuche, pero yo la escucho y me digo: «Alegría, te estás volviendo loca». Y me los imagino refregándose entre los cascotes y las jeringas y los balones pinchados y los restos de hogueras: ese cuerpino canijo de muñeca entre sus manazas…, y noto yo sus caricias, sus besos, su olor… Y ya no escucho los insultos del Mono ni los gargajos de su cuñado; solo los gemidos de ella y la respiración de él, y los gruñidos cuando ella le mete la mano en el pantalón. Se me mezclan los celos con el fuego que me sube por las piernas y se me para ahí; y entonces se me escapa un poco de pipí. No tengo ganas, pero me noto las bragas mojadas. Es raro. No me había pasado nunca, o no tanto, por lo menos. Me muero de la vergüenza. Hay dos hombres en la puerta de la Reme bebiéndose una litrona y fumándose un porro. Me miran como si hubiesen visto lo que he estado imaginando, como una película. Uno me tira un beso. El otro le dice:

—Acho, tú, que es una cría.

—Ya le cabe.

Los dos se ríen dejando escapar el humo a rachas, como barcos de vapor, y yo echo a correr de vuelta a casa para cambiarme de bragas.

***

En los cinco minutos que he estado fuera, se han ido todos. O eso creo, porque cuando empujo la puerta de mi habitación me encuentro a mi hermano de espaldas. Se da la vuelta. Tiene su pito enano, tieso y rojo en la mano. En la cama están mis bragas desperdigadas.

—¿Qué haces, guarro? Se lo voy a decir a mamá.

Él se me echa encima y me aplasta contra la pared. Mi hermano es enorme y tiene la fuerza de un gigante. Me escucho preguntarle qué hace, otra vez, pero ya llorando. Se me refriega hasta que da un espasmo y un grito que me deja sorda. Se separa de mí y nos quedamos los dos en silencio, sin movernos. Él me mira muy fijamente. Ya no está desencajado. Ahora tiene como miedo. Me acaricia la cara. Está llorando. Hay un niño chico ahí dentro. Le empiezo a pegar puños en la cara y a insultarle. Le digo «retrasado», «subnormal», «ojalá te mueras» y «ojalá te mueras» y «ojalá te mueras», y él no se inmuta. Me deja que le pegue. Me siento en la cama y me pongo a doblar mis bragas. Él sale de la habitación y vuelve con un rollo de papel higiénico. Me lo tiende. Tengo una mancha en el top. Cojo el rollo y se lo tiro a la cara. Le da de lleno, cae al suelo y rueda hasta la puerta, dejando un camino blanco.

—Ojalá te mueras —le digo, saliendo de mi habitación en dirección al baño.

—————————————

Autor: Miguel Ángel Carmona. Título: Alegría. Editorial: Alrevés. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

4/5 (4 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
reCaptcha Error: grecaptcha is not defined
  • Cracovia sabe

    /
    abril 21, 2025
    /

    La plaza es inmensa, un cuadrángulo de doscientos metros de lado. En el subsuelo hallaron calles pavimentadas de hace ocho siglos, sótanos de edificios desaparecidos, cabañas de artesanos y comerciantes, un tesoro de monedas, llaves, joyas, telas, huesos, flautas, dados. En un estrato aparecieron restos de la ciudad quemada y puntas de flecha que delataban la autoría: fueron los mongoles quienes incendiaron Cracovia en 1241. Una vértebra cervical limpiamente seccionada muestra la decapitación de invasores suecos en 1657. Los esqueletos de seis mujeres confirman las leyes antivampiros del siglo XI: las enterraron boca abajo en posición fetal, atadas y con…

    Leer más

  • Abusos sexuales, en La ley de la calle (XI)

    /
    abril 21, 2025
    /

    Este episodio, emitido el 16 de septiembre de 1989, tiene un protagonista especial, un reportero de raza, Jeremías Clemente, de Radio Nacional de Cáceres. Clemente escribió al programa para contarles la historia de un anciano, un estanquero de más de setenta años, que además de vender tabaco y chucherías era aficionado —presuntamente— a abusar de las niñas del pueblo.

  • Hasta que me sienta parte del mundo, de Ana Inés López

    /
    abril 21, 2025
    /

    *** toda junta qué lindo ir al cine un viernes suicida y que la película termine con amigo piedra y que los actores sean tan buenos y que se enamoren bailando   los viernes se me viene la vida encima toda junta y nunca nunca hay nadie que me salve yo no me puedo salvar de nada por ahora sé que mañana cambia porque pasa los viernes la depresión antigua   no me desespero como antes espero que me agarre el sueño mañana me despierto y en el medio cambió todo no tengo pesadillas   qué podría hacer? canciones? comidas?…

    Leer más

  • Periplos literarios

    /
    abril 21, 2025
    /

    Zarpar en un barco de tinta y papel, embarcarse en una travesía literaria a través de la lectura o un viaje tangible y real. Trazar una cartografía alternativa, comprobando cómo el paisaje se revela, muta y explota en resonancias bajo la mirada lectora, y cómo en ese ir y venir entre puerto y puerto se propicia un enriquecimiento personal. “Porque somos del tamaño de lo que vemos y no del tamaño de nuestra estatura”, nos dice Fernando Pessoa, y es que pareciera que tanto el viaje como la lectura nos potencian, expandiendo nuestros mundos internos, hurgando en una zona común…

    Leer más