Con solo 23 años tuvo la difícil misión de suceder a su padre, Carlos VI, en el trono, convirtiéndose en la soberana de Austria, y también de Croacia, Hungría y Bohemia, y, unos años después, del resto de posesiones de los Habsburgo en Italia, además de las del Sacro Imperio Germánico por su matrimonio con Francisco I.
¿Quién fue María Teresa I de Austria?
El reinado de María Teresa duró 4 décadas. Comenzó en 1740 tras la muerte de su padre, Carlos VI. Para poder ser elegida como reina se tuvo que promulgar, años antes, una sanción que permitía a las mujeres acceder al trono. Esta decisión iba contra la ley sálica que persistía hasta entonces. Unos cuantos estados no aceptaron el cambio: el más beligerante con esta determinación fue Prusia, que llegó a invadir Silesia.
Cuando María Teresa subió al poder se encontró con un país en ruina. La lucha de su padre por conseguir que fuese aceptada la Sanción Pragmática —que permitió a su hija gobernar— consumió todas sus energías, descuidando la gestión financiera. Los primeros 10 años de su gobierno fueron problemáticos: sin dinero ni ejército. Ante su falta de experiencia había decidido mantener a los consejeros de su padre e incluir a su marido, Francisco Esteban de Lorena, entre ellos. Pronto descubrió la incapacidad de su pareja para la gobernanza, y se limitó a usarle como figura necesaria —visibilizando una corregencia ficticia— para asegurar su aceptación en los territorios que no se planteaban tener a una mujer como reina absoluta. La Guerra por la Sucesión austriaca fue dura y estuvo a punto de acabar con ella, pero consiguió salir adelante gracias al apoyo de Hungría, país con el que tuvo siempre un vínculo especial. El conflicto por la sucesión de su padre sirvió para demostrar la fragilidad de este imperio, una suma de coronas con ambiciones propias, cada vez más difícil de gestionar. El Tratado de Aquisgrán sirvió para poner fin a las luchas sucesorias y confirmó a María Teresa en el poder.
Durante su mandato hubo varias figuras claves, como el conde Federico Guillermo de Haugwitz y Gottfried Van Swieten, Ellos fueron los encargados de gestionar las reformas económicas, sociales y administrativas que María Teresa sacó adelante durante su regencia.
¿Cuál fue su legado y quién sucedió a María Teresa I de Austria?
Uno de los mayores enemigos de María Teresa fue Federico II, el rey prusiano. Con los años, la beligerancia que demostró al principio hacia ella mudó en admiración por conseguir gobernar pese a las guerras y conflictos. Él fue quien dijo la famosa frase «resulta ser una mujer», con la que reconocía su valor y gestión. Y es que ella fue la primera mujer en tener una corona y utilizarla de verdad, sin intromisiones, ni siquiera de su marido, el emperador del Sacro Imperio Germánico.
María Teresa I de Austria fue conocida como “la suegra de Europa”. Durante los 40 años de su reinado consiguió tejer una red de poder en todo el contenido gracias a su política de casamientos, que consiguió unir a enemigos irreconciliables —Borbones y Habsburgo— con la boda de Luis XVI y de su hija María Antonieta. María Teresa tenía muchos hijos a los que buscar consorte —dio a luz a 15—, aunque algunos murieron de enfermedades como la viruela.
Su gobierno comenzó con muchos problemas, que fue solventando con diligencia, pero María Teresa no se conformó y llevó a cabo importantes reformas: realizó importantes cambios en el ejército para modernizarlo; construyó un gran hospital en Viena e invirtió en investigación médica; recogió los derechos civiles de sus súbditos en el Codex Theresianus; luchó contra el analfabetismo con la educación obligatoria; prohibió la quema de brujas y acabó con la pena de muerte; y apoyó la cultura, convirtiendo a Viena en una de las grandes capitales de Europa.
Pese a todo, sus férreas convicciones religiosas fueron un lastre durante su reinado, que le impidieron profundizar en más cambios. Fue dura con los judíos y protestantes, cuestión que la enfrentó con su hijo, José II —defensor convencido de la Ilustración—, que no toleraba esas posturas antisemitas. María Teresa murió el 29 de noviembre de 1780, dejando atrás reformas importantes: fue la primera mujer en reinar de verdad, y una gobernante que se implicó en los avances sociales, y que recogió un imperio dividido y arruinado y lo modernizó y estabilizó. Su legado perduró durante el resto del siglo XIX.
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