Mosaico con algunos de los asistentes al acto. Foto de Jeosm.
Quizá lo mejor de Zenda sea su mestizaje, su hibridación imposible, su condición omnívora. Que el territorio esté libre de peajes, que nadie te mire el carné. Cumple la revista cultural un lustro lozano de vida, dando cobijo a cienes y cienes de autores y colaboradores; recibiendo, según Arturo Pérez-Reverte, a “un millón de lectores mensuales”; pariendo editoriales prolíficas —Zenda Aventuras— y libros cada cierto tiempo. El último de ellos, 2030, editado por el director de la casa ruritana, Leandro Pérez, y patrocinado por Iberdrola, cobija relatos de Alberto Olmos, Ana Iris Simón, Andrés Trapiello, Antonio Lucas, Cristina Rivera Garza, Espido Freire, Eva García Sáenz de Urturi, José Ángel Mañas, Karina Sainz Borgo, Luisgé Martín, Luz Gabás, Manuel Jabois, María José Solano, Pedro Mairal, Rubén Amón y Soledad Puértolas.
Y, durante el cóctel, por ahí rondaba Jeosm, cumpliendo con su oficio, disparando —con su cámara, no se me asusten— a quienes se plantaban en su photocall librero. El marqués de Villaverde hizo un bufé fotográfico delicioso y, con el talento, la rapidez y la efectividad que le caracterizan, se marcó una colección de retratos digna, como poco, de exposición.
Me siento como plasta, de tanto comentar. Háganlo sin miedo.
¡Felicidades por el lustro!, comenzaba.
Gran equipo mestizo.