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No hay viajero sin metamorfosis

No hay viajero sin metamorfosis

He disfrutado con la lectura de Lugares generalmente distantes (Anaya Touring, 2021), un libro de viajes del periodista Carmelo Jordá (Madrid, 1973) que nada tiene que ver con los catálogos de agencias encubiertos que colapsan las estanterías temáticas de la Fnac —y derivados—–, y mucho, y de ahí mi deleite como lector, con el reporterismo, la literatura del yo y la metamorfosis interna.

Me detengo en esto último: Jordá señala que “en todo viaje hay descubrimiento y asombro si viajamos bien, si ponemos todo de nuestra parte para encontrarlos”. En Lugares generalmente distantes se habla, sobre todo, de países y ciudades relevantes y/o atractivos desde el punto de vista artístico, histórico o político, como Irlanda, Egipto, Roma o Estambul. Los textos, sencillos, directos y frescos, están aliñados con un puñado de buenas fotos que dan un plus de calidad al conjunto de la obra —perdonen que no abunde en este tema: el que sabe de imágenes es mi compadre Jeosm—. Además, a modo de bisagra/respiro, se incluyen tres apartados que versan sobre tres cuestiones que son inherentes a la concepción de viajar que tiene el autor: las carreteras, la comida y la fotografía. “Le resulta inconcebible —escribe, en este sentido— hacer turismo sin acarrear su pesado equipo fotográfico”.

"Jordá rechaza a los que desprecian el turismo de masas y el esnobismo elitista que suele haber detrás de esa actitud"

Vuelvo a la metamorfosis, al “descubrimiento y asombro”: huyendo del “yo” que emplea en sus columnas de Libertad Digital, para hacer más tangible su cambio de registro, Jordá escribe en tercera persona y se refiere a sí mismo como El Viajero, al igual que Cela en su Viaje a la Alcarria. Paradójicamente, la lejanía que implicaría, en la voz literaria, pasar de la primera a la tercera persona del singular sirve, en este caso, para aumentar la nitidez del relato, para destripar su intimidad —“Eran cosas que no había contado nunca. Ni a mi mujer”, me dijo— y, sobre todo, para comprobar que el tipo que empezó contando su relato, qué sé yo, en Jerusalén de una forma X, lo termina de un modo Y porque, por ejemplo, presenció un Bar Mitzvah en el Muro de las Lamentaciones. El tipo que llega no es el mismo que se pira, y las experiencias que motivan esa transición son, en mi opinión, lo más interesante del libro.

Además, Jordá reivindica el viaje como costumbre popular contemporánea, recordando que, no hace tanto, “viajar era un lujo, y hacerlo un poco más allá de donde te llevaba el 600 (…) algo reservado a ocasiones muy especiales o a aquellos que tenían bastante más dinero que la mayoría”, y rechaza a los que desprecian el turismo de masas y el “esnobismo elitista que suele haber detrás de esa actitud”. Como esto llegue a Ada Colau, igual pide el secuestro del libro. Dios no lo quiera.

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Autor: Carmelo Jordá. Título: Lugares generalmente distantes. Editorial: Anaya Touring. Venta: Todostuslibros y Amazon

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