Fue una niña genio, una mujer se enamoró de un famoso poeta, Juan Ramón Jiménez, y se suicidó al no ser correspondida. “Si pensaste al morir que ibas a ser recordada, no te equivocaste, Marga. Acaso te recordaremos pocos, pero nuestro recuerdo te será fiel y firme. No te olvidaremos, no te olvidaré nunca. Que hayas encontrado bajo la tierra el descanso y el sueño, el gusto que no encontraste sobre la tierra. Descansa en paz, en la paz que no supimos darte, Marga bien querida”, le escribió el autor de Platero y yo cuando se enteró de su muerte. Reproduzco a continuación Aurora, de Marga Gil Roësset
Aurora, de Marga Gil Roësset
Estará auroreando, primero, sobre ti
el campo seco. Guadarrama rosa;
aún soñará tu tierra gris en esa lucha dulce
del sol que viene y la huidera sombra;
el gorrión accidental, la fija esquila
gotearán su son, su pío de la hora.
¡Qué plenitud, tú en lo definitivo,
fundida a lo que nunca cambiará ya la historia;
extensión de tu yedra, tu nueva vida solitaria
por lo real profundo sin pasadiza forma;
semilla verdadera de lo fijo, escultura, conciencia
enquistada en la tierra que no de desmorona!
(Un momento, en su riel, el alto tren del alba
conducirá sus deslumbrados presos de una pena a otra.)
..¡Tú dentro ya, tú fuera, tú ya libre,
el vivo muere, el muerto es inmortal,
sustancia voluntaria para más alta obra!
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