Defender que la Movida fue un «estallido de libertad» para toda la ciudadanía, eso es lo que pretende el escritor y periodista Javier Menéndez Flores con Madrid sí fue una fiesta. La Movida y muchos más de la A a la Z, un diccionario enciclopédico que «redefine» el concepto de este «fenómeno».
Entre 1968 y el ecuador de los años 80 Madrid vivió una «primavera superlativa» después de un «larguísimo invierno» de cuatro décadas de dictadura, y sobre estos años, marcados por Menéndez Flores como el principio y fin de la Movida, es sobre los que pone el punto sobre la i el también periodista madrileño en este ensayo ameno y ágil publicado por la editorial Libros Cúpula.
«Este libro viene a redefinir el concepto de Movida que se nos ha trasladado, como que es un fenómeno elitista en el que solo se involucraron unos nombres como Almodóvar o Alaska; y también viene a defender que la Movida fue un estallido de libertad, fue una primavera superlativa tras un larguísimo invierno, que fueron cuatro décadas de dictadura», dice a Efe.
Por eso, matiza, la Movida en realidad «fue la gente que salió a las calles y ocupó los espacios públicos, las plazas, los bares, los cines, las salas de conciertos»; y dentro de esa gente es de donde surgieron los nombres que han puesto voz a este fenómeno.
Así que con Madrid sí fue una fiesta el escritor viene a decir «ojo», que eso solo fue la «Movida oficial» porque en realidad «fueron muchos más» las que la protagonizaron.
«En ese ambiente y esa atmósfera creo que tenían que tener cabida también los flamencos sacrílegos con la tradición, como Camarón o Paco de Lucía; los políticos que consciente o inconscientemente formaron parte, como Felipe González y Alfonso Guerra: los heavys como Barón Rojo; los cantantes de fenómenos juveniles como Miguel Bosé o Los Pecos y los melódicos como Perales y Julio Iglesias», defiende el autor.
«Lo que he pretendido es hablar del clima de una época», explica sobre este libro que con forma de diccionario va pasando de Almodóvar hasta el grupo musical Zoquillos.
«De esta manera es más fácil para el lector, para que pueda abrir el libro por cualquier página porque es un libro de más de 500 páginas, aunque no es un diccionario esquemático, yo alterno información con opinión y, sobre todo, he tratado que sea un libro ameno, divertido, con algunas entradas literarias en las que desmitifico», explica.
En este sentido, el lector comprobará cómo algunas entradas son más extensas que otras, y así es porque, apunta, es consciente de que, por ejemplo, Almodóvar «es el mayor icono».
«Pero luego hay entradas de personas que han sido ninguneadas como Paco de Lucía o Camarón, a quien nadie encaja en la Movida, pero eran dos colosos, dos figurones. O Julio Iglesias, que andaba batiéndose el cobre conquistando América pero también estaba sonando en España en todas las radios», resalta.
Pero mientras que los españoles escuchaban a Radio Futura o en los cines se proyectaba El Pico, de Eloy de la Iglesia (obra cumbre del género quinqui), también entraba en vigor la Ley del Divorcio.
«La Movida no fue un movimiento, fue algo espontáneo sin planificación, y a diferencia del arte pop no exigió una corriente intelectual. Coincidieron una serie de personajes en un momento histórico social y cada uno tuvo su aportación. Realmente quien hace la Movida es la ciudadanía, fueron los ciudadanos», añade.
En este sentido, agrega Menéndez Flores, al tratarse de un «estallido de libertad» los políticos también tienen su hueco en estas páginas: «en eso creo que contribuyó la llegada del PSOE en 1982, después del largo túnel de la dictadura llegó un partido de izquierdas al poder y cambió el sesgo».
Respecto al las citas textuales que incluye de algunos de los personajes de esta galería, el periodista cuenta que se trata de palabras que le dijeron a él porque en la segunda mitad de los 80 trabajó como relaciones públicas en algunos de los «garitos» más famosos de la época y también hacía la crónica de ocio de una publicación.
Con esa mirada plural que le ha dado su caminar profesional, Menéndez Flores también da hueco a las drogas, cocaína, heroína y otras sustancias que acompañaron, y provocaron la muerte, a muchos de los personajes que se pasean por este diccionario. Y se ocupa también de esos espacios que fueron clave en el devenir de estos años, como las cabinas de teléfono o los baños, donde servían para vivir hasta el final esa libertad que reinó.
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