Los egipcios escribían en hojas de papiro prensadas y secadas, en el mismo material con el que hacían las barcas a los dioses. El escritor argentino Mario Satz comenta en Bibliotecas imaginarias, a propósito de este dato, que leer es “navegar por el río de los siglos hasta la más lúcida de las playas de nuestro reposo”. Satz es un autor prolífico, que ha publicado más de treinta libros, de poesía, narrativa y ensayo. Este último combina ensayo y literatura. Reúne 42 textos breves, que son relatos ambientados en distintos momentos históricos y que tienen un nexo común: hablan de la escritura, las bibliotecas y la transmisión del conocimiento a lo largo del tiempo.
Se abre el libro con el descubrimiento de la biblioteca de Asurbanipal, construida en el lejano siglo VII a. de C. Asurbanipal fue uno de los pocos reyes que sabía leer en aquellos tiempos y reunió una colección de tablillas de arcilla que narraban prodigios de los animales, secretos de las estrellas y remedios medicinales, grabados con escritura cuneiforme en lengua sumeria. En el siguiente relato habla de los papiros de Bubastis, en el antiguo Egipto, que registraban las crecidas del Nilo, revelaban crónicas de viajes al inframundo y otros textos prohibidos que sólo podían leer los sacerdotes. La narración titulada “El vendedor de esponjas” está dedicada a la biblioteca que tenía Paterios en una de las islas griegas, en la que se podían encontrar diálogos de grandes filósofos e historias fantásticas de argonautas y peces voladores, escritas en piel de cabra pulida y raspada hasta convertirla casi en una lámina transparente.
Y así, paso a paso a lo largo de los siglos, Mario Satz lleva al lector por bibliotecas que fueron reales pero que el tiempo las sepultó en el olvido o las abrasó el fuego o quedaron derruidas por la barbarie. O que han sobrevivido a los huracanes de la Historia para que hoy podamos conocer el pasado. Un escriba de la ciudad judía de Qumrán dice en estas páginas, mientras los habitantes esconden en cuevas todos los rollos escritos, para preservarlos de la destrucción de los invasores: “Escribimos para que el tiempo vuelva y la tibieza de la enseñanza no se enfríe nunca. Escribimos para iluminar el nexo entre las generaciones que ya no están y las que aún no han venido” (pág. 35).
El escenario de las historias que cuenta este libro es siempre una biblioteca. Todas están escritas de forma sugerente, mezclando relatos imaginarios con datos verídicos. Cada uno de los 42 textos cortos que componen el libro es una pequeña narración, una escena, un apunte histórico. Están protagonizados en cada caso por un escriba persa, un impresor veneciano, un monje medieval, un fabricante de papel en China, una contadora de cuentos japonesa…
Bibliotecas imaginarias es un libro magníficamente escrito. Cada narración es una pieza de orfebrería, en la que se cuida cada palabra y cada detalle de ambientación. Posee un vocabulario minucioso y sugerente y emplea imágenes deslumbrantes. El libro adquiere así un carácter homogéneo y un tono narrativo unitario. Lo más destacado en todos los relatos es la creación de atmósferas, el lirismo y el cuidado del lenguaje. Se proponen transportar al lector a mundos maravillosos: a Babilonia, al antiguo Egipto, a un taller veneciano donde se imprimen los tomos del Talmud, a un monasterio medieval en la costa irlandesa, donde se iluminan libros miniados de pergamino…
Los libros son sueños del pasado hechos inmortales mediante la escritura. Y estas narraciones de Mario Satz evocan las voces humanas que los crearon e hicieron que sobreviviesen al paso del tiempo para que hoy podamos seguir escuchándolos.
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Autor: Mario Satz. Título: Bibliotecas imaginarias. Editorial: Acantilado. Venta: Todostuslibros y Amazon.
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