Las Navidades tienen un componente de viaje a nuestro propio pasado, pero el siglo XXI me golpeó en pleno rostro la mañana del 25 de diciembre, cuando vi que Papá Noel me había dejado una nota que rezaba así:
A mí ponme una reseña positiva en internet: la leche y las galletas se las dejas a esos tres reyes magos.
Unos reyes que, por cierto, ese año no me dejaron más que un pedazo de antracita, y todo porque habían decidido boicotearme tras unos comentarios poco elogiosos por mi parte hacia la institución monárquica que ellos tan bien representaban.
Definitivamente, estas no eran las navidades con las que yo había crecido, pero ¿qué podía hacer ante el nuevo signo de los tiempos? ¿Qué podía hacer, más allá de promover una recogida de firmas virtual contra sus Majestades de Oriente por su uso indiscriminado de carbón, colaborando así con el calentamiento global del planeta? En change.org podéis encontrar mi petición.
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