Julio Rivera es un poeta nacido en León, Guanajuato, México, en 1992. Ha obtenido el premio del Octavo Concurso de Poesía Libre en León 2015 con la obra Catalejos. Ha publicado Horas Pólvora, bajo el sello editorial 3pies en el 2017, también el libro collage Sesenta y seis mil poemas (Obra en construcción) en el sitio de internet Poesía Mexa. Aparece en la antología Crestomatía Gymkata (3pies y Ediciones la Rana). Su último libro es Hiciste zoom en el lugar quivocado (Ediciones Liliputienses, 2021).
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CLUB VERDUGOS
Se reúnen
por las noches a
armar rompecabezas con
los restos
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EL FLUJO VITAL
Se ahorcó con el cable del televisor.
Por un instante de tensión
fue luz. Fue cáncer curado;
iceberg en llamas.
La sangre siguió por el cableado del vecindario
esperando encontrar un mejor organismo.
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JINGLE
El amor nos llegó como una metralleta
en fiestas navideñas.
Dispuestos a acabar con todo
abrimos los regalos del cuerpo.
Fue desgarrador.
Y hermoso.
Un villancico cantado por niños autistas.
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HACHI
Dicen que su perro
aún va a esperarlo a la estación
lo que no saben
es que el perro
solo va a ladrarle a la yerba
que cada día crece lentamente
se hace tarde
y se duerme
para volver a comenzar
al siguiente.
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MOONLIGHT
Le dispararon al hombre que tocaba el piano.
También le dispararon al piano.
Sonó la peor melodía que he escuchado.
Y todos nos incomodamos en el restaurant.
Algunos se quedaron con los bocadillos en la boca sin poder tragarlos.
Y lo que vino después fue un estricto silencio
que hizo llorar a un bebé y a un par de mujeres.
Tomamos nuestros sacos y las mujeres sus bolsos.
Fuimos saliendo, abandonando ese lugar.
Afuera la rutina golpeaba fuertemente el asfalto.
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VUELVE, ROTHKO
A la mañana un perro se desvinculó de su instinto y
murió.
Sentí dolor y lo llamé espina.
¡Espina, afuera! y el dolor se iba.
Hice una lista de las cosas rojas que conocía.
El dolor abundaba en todas ellas.
Hoy permanecemos al llanto del sol.
Cachorros de sangre.
Mi dolor y yo, en el asiento trasero.
Nadie conduce.
***
CONDUCTAS DE RIESGO
Hay que escribir
como escriben los perros:
sin ambición
con los huevos colgando y la lengua
de fuera
afirmo aquí
mi prematura necesidad
de sacar el agua del coco
romper la piñata dorada
y amarrarse la cuerda al cuello
riesgo es:
quitarse la comida de los dientes
con un anzuelo.
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