En diciembre de 2019 se celebró en Toulon (Francia) el congreso «El Mediterráneo y sus mundos en la obra de Arturo Pérez-Reverte», y ahora el servicio de publicaciones de la Universidad de Murcia acaba de publicar las actas de dicho acontecimiento, recopilando en sus doscientas páginas diez artículos y ponencias de especialistas procedentes de cuatro países.
Los encargados de la edición, José Belmonte Serrano y Marie-Thérèse Garcia, mencionan en el prólogo ese añorado ambiente prepandemia que casi parece ya de otra vida, cuando el mayor inconveniente para un evento de estas características podía ser una huelga de transportes. Toulon, además, como puerto mediterráneo y lugar donde Napoleón Bonaparte (admirado por Pérez-Reverte y hasta personaje de alguna de sus obras) recibió sus galones de general de brigada, tiene un sabor de especial significación. El libro, que aparece como la tercera publicación ya de la Cátedra Arturo Pérez-Reverte de la UM, es desde luego para los muy cafeteros, o por también añadir, pour les très cafetiers, ya que la mitad de sus artículos están en francés, y de hecho, el título del congreso, y del volumen, aparecen en ambos idiomas en la portada.
Abre el libro el propio Pérez-Reverte, que asistió en persona al congreso, con uno de sus artículos de tema marino, «El faro de la Nao», en el que vemos al novelista cartagenero desempeñando la otra ocupación a la que lleva décadas diciendo que quiere dedicar su tiempo: escribir… y navegar. A bordo de su yate, acaba de llegar a donde sus cálculos habían dicho que llegaría, y entre la satisfacción interior por conseguirlo, piensa en el pasado y el presente de la mar que lo rodea: los hombres que llevan navegando durante siglos por esas mismas aguas, legando sus medidas, trabajos y conocimientos a las generaciones siguientes, las manchas de petróleo, los capitanes desaprensivos, los pesqueros que arrasan el fondo marino, las cada vez más abundantes luces en la costa… y los delfines, y otro velero que saluda. En definitiva, aunque el hombre ha domesticado mucho de lo que antes era salvaje y amenazador, el mar aún puede ser el lugar «al que van los hombres que sueñan con ser libres».
Continúa el propio José Belmonte con «Chulos, domingueros, el mar y sus piratas en los artículos periodísticos de Arturo Pérez-Reverte». Se pasa revista aquí a varios de los personajes relacionados con el mar que Pérez-Reverte ha hecho desfilar por su columna de XL Semanal cada fin de semana, como el científico y navegante alicantino del siglo XVIII Jorge Juan y Santacilia o el pirata pontevedrés del XIX Benito Soto Aboal. También aparecen recuerdos de la niñez en Cartagena y el ya mítico Paco el Piloto («ni sabe quién fue Joseph Conrad ni maldito lo que le importa. Fue marino mercante, y también cornetín de órdenes (…). Todavía conserva buena planta a pesar de que navega hacia los setenta con viento por la aleta, rumbo al dique seco. Tiene la piel curtida como si fuera cuero viejo, el pelo blanco e intacto, rizado, y los ojos azules»). Otros artículos son críticos o de denuncia en torno a lo que se está (estamos) haciendo con el mar y las costas: el mero título de «Megapuertos y pijoyates» lo dice todo. El mar ha aparecido tanto en sus columnas (no por nada llamadas «Patente de Corso») que acabó publicándose un libro entero con estos artículos (Los barcos se pierden en tierra). También se mencionan las pinceladas marinas que contienen novelas en principio no de mar, como El Club Dumas (y su Hermandad de Arponeros de Nantucket), La Reina del Sur (y sus lanchas de narcos), Un asunto de honor (y su isla del tesoro y su playa onubense), y obviamente la saga Alatriste. «Reverte utiliza, como en todas sus obras sobre este mismo asunto, el vocabulario preciso, las palabras y los términos adecuados que podría emplear un escritor que ha vivido en primera persona las aventuras que describe, bien a través de la literatura, bien por cuenta propia».
Marie-Thérèse Garcia continúa la singladura con «Le territoire narratif d’Arturo Pérez-Reverte et la Méditerranée», primero de los cinco artículos en francés. Tras recordar que familiares de Pérez-Reverte fueron marinos, y que remontándonos en su árbol genealógico encontramos a Jean Gal, un granadero francés que luchó por Napoleón en Waterloo y que luego se instaló en Marsella y después en Cartagena, se menciona también su educación en los clásicos latinos y griegos, que tan importante fue para él: «Me gusta mucho el Mediterráneo, yo nací allí, es un mar en el cual […] puedes estar viendo un templo romano, […] un castillo cruzado, una muralla bizantina. Es como estar navegando en una especie de biblioteca de tu memoria. Eso le da un encanto tan especial para mí que es el mar que más me gusta. Aunque he navegado por otros, en ése es en el que estoy más a gusto de todos. Es mi mar». Después se pasa revista a la presencia de esta herencia clásico-marina en su obra, desde Alatriste hasta Falcó, y se conecta con el resto de la historia de España que aparece en sus novelas: la invasión napoleónica, el Siglo de Oro, Trafalgar… A continuación se individualiza a la Odisea, Troya y Áyax como hilos que aparecen en muchas obras revertianas, desde la primera, El húsar, hasta la última hasta entonces, Línea de fuego, y mucho más en la siguiente, El italiano, que no ha dado tiempo a incluir aquí. «Si hay una lección que el novelista retiene también de la epopeya de Homero, es sobre todo la del hombre juguete de los dioses, manipulado por el gran ajedrecista cósmico», como muestran las aventuras y desventuras de personajes como Teresa Mendoza, Fréderic Glüntz, Francisco de Quevedo, Pepe Lobo, Rogelio Tizón, Manuel Coy u Olvido Ferrara: «El héroe de la novela de aventuras o de la vida misma nace cuando, enfrentado al azar o al destino, invoca en su auxilio a los dioses y no acude nadie, así que no tiene más remedio que arreglárselas como puede».
El siguiente trabajo incluido es «Mediterráneo, locus amœnus«, de Alexis Grohmann, autor del volumen número uno de la cátedra, Las reglas del juego de Arturo Pérez-Reverte, y también de un artículo digno de mucha atención publicado en Zenda sobre la mujer en la obra revertiana. En esta ocasión recuerda que Pérez-Reverte se define como europeo, pero también como mediterráneo, en oposición, si hace falta estarlo, a lo anglosajón o septentrional, sobre todo en el asunto de la influencia cultural en la novela y el relato. Se recuerda el famoso artículo de Pérez-Reverte «La vía europea al best seller» y se llega a afirmar que «el Mediterráneo cobra también protagonismo en una serie de muy discretos pasajes en algunas de las novelas. En ellos se desarrollan escenas de relativa stasis narrativa, cuando el discurso narrativo continúa mientras el tiempo histórico se detiene. Estas escenas, a primera vista sin mayor trascendencia, en apariencia triviales, no sólo son muy reveladoras de la importancia del Mediterráneo en la literatura de Pérez-Reverte, en su memoria, en su bios, sino que me atrevería a afirmar que contienen nada menos que la clave de su trabajo creativo en conjunto». El locus amoenus, o lugar perfecto, es un tópico literario que en épocas pasadas venía representado por un bello sitio verde, con agua y esplendor natural. Según Grohmann, en Pérez-Reverte ese lugar es el mar, y ofrece dos ejemplos de ello: una escena entre Teresa Mendoza y Santiago Fisterra en La Reina del Sur, en una de esas escasas ocasiones en las que «la vida era tan hemosa que no se parece a la vida», y otra donde Manuel Coy, en La carta esférica, vuelve a Cartagena tanto física como mentalmente.
El siguiente experto es Alberto Montaner Frutos, de la Universidad de Zaragoza, autor, entre otros muchos textos sobre Pérez-Reverte, de la espléndida introducción de cien páginas para la edición especial de la primera novela de Alatriste publicada en 2009. Su trabajo, «Élan et émotion dans ‘Corsarios de Levante’ (avec quelques observations sur ‘Línea de fuego’)» es un texto exigente pero fructífero, el más largo del libro, con citas en latín, griego, italiano, portugués, inglés, alemán y a veces hasta castellano antiguo, que exprime el jugo de un punto muy concreto (el impulso y la emoción) de un libro muy concreto, la sexta novela de Alatriste. Su exposición va avanzando mientras desgrana las definiciones exactas de términos como emoción, emotividad, pasión, coraje, valor, honor, sorpresa, orgullo, audacia, cólera, ardor guerrero, odio, deseo de venganza, indignación, crueldad, pavor, terror, tristeza, camaradería, dicha y alguna más, y los matices a veces diminutos pero importantes entre cada concepto, para luego ilustrar cómo aparece cada una en ese episodio concreto de la saga alatristesca, en otras obras clásicas y aureoseculares, en Línea de fuego (obra abundante en combates y emociones fuertes) y su importancia general para la obra revertiana: «En Pérez-Reverte el coraje no es solo una emoción, sino una actitud vital».
André-Alain Morello, de la Universidad de Toulon, escribe a continuación de «Arturo Pérez-Reverte et les relations franco-espagnoles», empezando por recordar que Francia fue el primer país no hispanoparlante donde sus novelas tuvieron éxito: «En cierto sentido, su obra, en constante diálogo con la literatura francesa, es una de las que contribuyen a hacer que la historia de estos dos países sea una historia común. Una historia de guerras, pero también de alianzas e intercambios». Menciona no solo la época napoleónica (El húsar, Un día de cólera, El asedio, no así Cabo Trafalgar ni La sombra del águila, quizá porque no están traducidas al francés), sino también el episodio, también revertizado, de Pavía, con la captura de Francisco I por Carlos V, junto a citas de Montesquieu, Camus, Céline, Pierre Vilar, Paul Valéry o Marguerite Duras, y el papel destacado de Dumas en… El Club Dumas, obviamente. Y por supuesto, el ejemplo más claro de relaciones positivas entre ambos países, en Hombres buenos. «Es difícil no reconocer en Arturo Pérez-Reverte a un ilustre representante de esta Europa del espíritu, del pensamiento».
Después, Natalie Noyaret, de la Universidad de Caen-Normandie, habla de «La carta esférica ou l’aventure maritime: portée et signification». Es una de las novelas de Pérez-Reverte donde el mar tiene mayor importancia, y aquí se mencionan motivos como el del propio mapa del título, «metáfora de la vida» y de nuestro recorrido por ella, los personajes visceralmente unidos al mar, el propio lenguaje marino especializado, el viaje literario y la figura de Ulises. «Arturo Pérez-Reverte viene a demostrar, una vez más, que la literatura puede ser ligera y profunda, entretenida y seria, popular y de culto (…). El Mediterráneo impregna el tejido textual con su espuma, así como determina el perfil y el destino de los personajes (…). Es la identidad mediterránea, en su belleza y su profundidad, lo que Arturo Pérez-Reverte busca captar e inmortalizar en esta novela, no sin denunciar los estragos cometidos contra lo que constituye su íntimo lugar de fondeo».
Marco Succio, de la Universidad de Génova, otra ciudad mediterránea, nos devuelve al español con “Arturo Pérez-Reverte: la poética de un escritor”, donde comienza manifestando que «a pesar del éxito obtenido, o quizás, en parte, precisamente por ello, y del interés despertado dentro de la crítica académica, todavía existe una franja de resistencia que se niega a reconocerle a la obra del escritor cartagenero el estatus de literatura canónica». Sitúa a Pérez-Reverte como autor de best sellers, y desarrolla el famoso debate entre cifras de ventas y «calidad literaria». Pérez-Reverte es algo más que ventas, por supuesto, pero «¿cuál es, o cuáles son, los componentes de su poética que elevan su obra a la categoría de alta literatura? La respuesta tiene dos directrices, una primera más literaria y otra más filosófica. Nos referimos, por un lado, a la intertextualidad y, por el otro, a la defensa de unos valores tradicionales que conducen al lector a hondas reflexiones de matiz filosófico». Todo esto, y esto es clave, hecho «con un lenguaje claro y al mismo tiempo estilísticamente muy cuidado», donde el vocabulario especializado y sin rebajar para neófitos no estorba la comprensión del resto de la obra. Como ejemplo, El Club Dumas es una novela paradigmática y fundamental para explicar la poética de Arturo Pérez-Reverte y aún más para demostrar cómo la dualidad entre «Novelas bien escritas donde no pasa nada» (literatura alta) versus «Novelas de aventuras mal escritas» (literatura popular) se resuelve ahí en un nuevo paradigma, es decir «la novela bien escrita donde pasan cosas». Sobre los mencionados valores, «bajo el manto protector de un elemento imprescindible, que es la cultura, la coherencia, la lealtad, la fidelidad y el honor –en el sentido de cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo– se imponen como fundamentales en el sistema de valores propio de muchos protagonistas «positivos» de las novelas revertianas (…). Emblema de esta imagen de hombre que se enfrenta, como diría Lukács, a un mundo que no reconoce como suyo es Jaime Astarloa, el maestro de esgrima».
Cierra las intervenciones Marie-Stéphane Bourjac, recientemente fallecida y a quien el volumen homenajea, con «À propos de ‘Sidi’: mais où est passée Chimène?», que no tiene una unión directa con lo marino o lo mediterráneo más allá de que el Cid anduvo por Valencia (aunque eso ocurrirá después de lo que sucede en la novela Sidi). Sin embargo, el homenaje es merecido, ya que no es mala la pregunta de qué pasa con Jimena en esa novela, sobre todo tras la introducción del personaje ficticio de Raxida, la hermana del rey musulmán de Zaragoza, a la que se compara con el tópico de la «mora enamorada». Luego se repasa el tratamiento de la esposa de Rodrigo Díaz de Vivar en versiones anteriores de la historia, no solo medievales, sino también de Corneille, Zorrilla o Martínez Rico. Pero Sidi es la historia de solo una parte de la vida de Rodrigo, unos meses de campaña, de estar fuera de casa sin pausa y sin remedio, si es que casa le queda, y donde la esposa, «fría y pálida belleza asturiana», queda reducida al recuerdo, por falta de tiempo y por urgencias de la vida de guerrero.
Y por último, cierra el libro Eduardo Martínez Rico, resumiendo la experiencia del congreso en este texto que se puede leer completo en Zenda.
En resumen, es una estupenda nueva muestra del esfuerzo que sigue haciendo desde hace años este grupo de expertos en la obra de Arturo Pérez-Reverte, cuya prole va creciendo a buen ritmo.
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