Como Teseo, estoy fuera del laberinto y debo entrar. Y luego, salir. Así que me pongo a ello. Busco en Google el enlace. No se trata de cambiar el sentido de mi vida, sino de rellenar un documento que me exigen si quiero subir a un avión. En vez de hacerlo en cinco minutos y en un papel, en el aeropuerto, debo hacerlo de forma telemática. Para mi comodidad, dicen los hijos de la gran puta. Así que me pongo a ello con el ordenador que tengo en la mesa. Escarmentado por experiencias anteriores, a modo de hilo de Ariadna he prevenido a un amigo que sabe de esto, Leandro –director de la revista literaria Zenda, que por cierto acaba de publicar novela–, al que previne con antelación, sabiendo con qué Minotauro me juego el pellejo. Si no he vuelto a tal hora, avisa a mi familia, etcétera.
Tacatacatac, hace el teclado. Voy rápido en nombre y apellidos. Al principio parece engañosamente fácil, pero recuerdo al capitán Alatriste: hombre prevenido, medio combatido. Así que no me fío un pelo y avanzo cauto de casilla en casilla, esperando el sartenazo. Y en efecto: cuando en el requerimiento de nacionalidad escribo la palabra España, se vuelve roja la casilla y dice que nones. Pruebo con Spain, y tampoco. Hago la primera llamada a Leandro y le pregunto qué estoy haciendo mal. Prueba con una pestaña que hay arriba a la derecha, dice. Pruebo y se despliega una lista enorme de lugares: Bélice, Yakutia, Ruritania. Busca Spain y pincha, dice mi Ariadno. La busco y pincho.
De pronto llego a un apartado que no sé qué es: PSC, pone. Nueva llamada telefónica. Pregunto qué es PSC y Leandro responde que no tiene la menor idea. Después, tras pensarlo, acaba diciendo que a ver si lo que me piden es la clave TT. Te llamo en un rato, concluye. Y cuelga. Me llama a la media hora –sigo delante del ordenador, mirando la pantalla– y dice que pruebe a ver si la clave es mi DNI. Lo escribo y la casilla se pone roja. Vete entonces al planner y pon tu número de teléfono, sugiere. ¿Qué cojones es el planner?, pregunto. A la izquierda, dice, arriba de la pantalla, tienes un icono. No tengo ningún icono, digo. Pincha en el retring, aconseja. No sé qué coño es el retring, respondo. Despliega el panel y busca un icono de color fucsia, sugiere. Abro panel, veo icono fucsia, pulso icono fucsia. El icono me pide, en efecto, un número. Escribo el número y llegan a mi teléfono un pitido y un mensaje: Su ZZpaf es 786CW23. Ya tengo el ZetaZetaPaf, le digo a Leandro, orgulloso de ir manejando jerga técnica. Mételo en la pestaña anterior, propone. Lo meto y se abre otra pestaña. Ya tengo la pantalla llena de pestañas. Ladran las pestañas, luego cabalgamos.
Aunque mi gozo en un pozo: la pestaña exige ahora que introduzca el RD, y no tengo ni puñetera idea de qué es un RD. Telefoneo otra vez a Leandro, quien me informa de que se trata del Runner Code. Un código que el sistema exige para confirmar que eres tú y no tu prima Ofelia suplantándote. Y para qué, pregunto yo, iba a querer mi prima Ofelia suplantarme en un avión de Iberia. Pues no sé, replica, pero el RD está en una aplicación de tu teléfono móvil. Me extrañaría un huevo, respondo, porque mi móvil es un viejo Nokia sin acceso a Internet. En tal caso, deduce Leandro, tiene que estar vinculado a tu correo Gmail. Pues eso también lo veo crudo, señalo, porque mi correo es Yahoo. Entonces, dice, mete la contraseña de cuando abriste la cuenta. ¿Qué cuenta?, pregunto. La del navegador que te puso el informático que te dio de alta, responde. El que me dio de alta murió hace dos años de Covid, replico. Leandro se queda callado cinco segundos. Sal afuera y reinicia el proceso, concluye.
Obedezco: salgo, reinicio, se borra todo y empiezo de nuevo. A veces me levanto, doy una carrera por la habitación, grito un par de blasfemias –los perros me miran asombrados– y vuelvo a sentarme y darle a la tecla. Dos horas y cuarenta y ocho minutos después, lo que totaliza cuatro horas y media de la mañana de un día laborable, llego a la guarida del Minotauro y me lo cargo. Después salgo de allí, exhausto pero triunfal, en posesión de un certificado que asegura que me llamo Arturo, que soy de nacionalidad española y que viajo a Lisboa. Eso es todo, o sea: casi lo mismo que pone en mi billete de avión. Le doy a la impresora para llevarlo encima, pues mi teléfono no sirve para eso; pero suena un pitido y en la pantalla aparece un mensaje: La impresora está desconfigurada. Entonces salgo al jardín y, soltando carcajadas como un demente, miro el cielo con avidez, reclamando el meteorito que termine de una vez con este disparate.
Publicado el 5 de marzo de 2022 en XL Semanal.
Maravilloso. Sería mejor si no me piedese los mismos requisitos para publicar este mensaje.
Parias. En parias se ha convertido todo aquel que no tiene un móvil ortopédico con guasape, internete, etc. Tienes un móvil de teclas que solamente usas para hablar por teléfono, eres un paria. Decretado por el monstruo de las operadoras y de los fabricantes de ortopedia (cuyos accionistas mayoritarios seguramente son los mismos) que, de común acuerdo con entidades, como por ejemplo empresas de seguros, bancos, agencias de viajes e incluso agencias del Estado, nos obligan a tener uno. Si eso no es discriminación e imposición totalitaria disctatorial, que venga Dios y lo vea. Y luego parece que está planificado para torturar (si, de tortura estoy hablando) con la peor de las sañas: aplicaciones web diseñadas por sádicos de la peor especie, mengueles de la tecnocracia, llenas de siglas y faltas de explicaciones que nos hacen perder cada vez más tiempo de nuestras vidas. Todo ello para simplificarles tareas, reducir costes y mandar al paro a más gente cada vez (Bancos, por ejemplo). Y admitimos, de buena o mala gana, ser empleados sin retribución de todas estas empresas. Les hacemos su trabajo nosotros, los usuarios sufridores. ¿Han probado ustedes a hacerse una póliza de seguros por internet? De clientes nos convertimos en administrativos de seguros. Porque no solamente es rellenar los datos que son imprescindibles para lo que queremos. No. Nos piden, además, un montón de datos para alimentar el famoso y llamado Big-Data, ese monstruo que, con todos los datos del mundo, diseña el futuro del mundo, nuestro futuro. Y queda registrado. Y quedamos registrados. Para toda la eternidad. Porque teóricamente, existe una ley LOPD que permite que no usen nuestros datos si no queremos. ¿Han probado ustedes a intentar ejercer su derecho a desestimiento con cualquier empresa?
Don Arturo, que no tenga usted que renovar hoy su carnet de conducir, tendrá que pedir cita previa, en una página donde tiene que elegir su país, y están todos los de la UUEE menos ESPAÑA, sí señor, no aparece ni ESPAÑA, ni tampoco SPAIN, y aquí estoy yo con el dilema, a quién llamo? Porque no me deja continuar.
Ya me digo a mi misma, si le pasa a Pérez .Reverte , es normal que me pase a mi.
Buen día a todos!
Me olvidaba. Hay leyes para protejer a los caracoles sin antenas, leyes para el maltrato animal, leyes para microcolectivos ofendidos, leyes para la explotación animal…
¿Han visto ustedes que alguien se preocupe por una ley contra el maltrato tecnológico que sufren miles de personas al día? ¿Alguien que proyecte una ley contra el poder cada vez más totalitario y dictatorial de todas estas empresas que diseñan sádicamente sus sistemas informáticos?
EIHM… ergonomía e interfaz hombre-máquina le dicen … estamos abocados a ello don Arturo… cuente con mi ayuda para echarle un capote si Leandro no sabe o no contesta…
Tremenda impotencia
Ja,ja,jaaaaa, pruebe usted a hacer la declaración de la renta por internet, verá usted que risas nos echamos. Como siempre, genial jefe.
Grande, don Arturo. Linda revancha para muchos de nosotros, y lo dice uno que ni treinta años tiene.
¿Cómo quedamos? ¿Estamos con la idea ilustrada del progreso o no? ¿No queríamos esta cosa sin rostro, pero con nombre mágico que lo convierte todo en bueno? ¿No íbamos a enmendar la plana a los siglos de oscuridad? Pues a disfrutar las luces, listillos.
Joder…lo ha clavado UD. Me veía reflejado en el texto al 100%
Qué experiencia compartida y relatada tan brillantemente!! Bravoooo! Y a no dejarse vencer por la virtualidad que acecha!!
Como la misma vida….. ahora, en estas frenéticas fechas, ando sufriendo estos entuertos. Y por si fuera poco, luego te inundan de encuestas de calidad, fiabilidad y de mejora. ¡Sálvese quien pueda!
¡Comparto sus angustias maestro! Que lucha más redundante. En este caso el enemigo es infinito e irreductible.
ja,ja,ja la puñetera modernidad que cada día nos hace la vida más complicada al ciudadano de a pie ideada por una panda de imbéciles dedicados justo a eso.¡Un meteorito es poco porque estaríamos seguramente como la película no mires arriba hasta el final! pero bueno mejor con un par de ellos para asegurarse je,je.
Comprendo y comparto . ¡ Cuanta pavada ¡
La declaración de la renta, ni lo intente…
No somos de este mundo
Pués, amigo Arturo, prueba a darte de baja de una online, que no te diste de alta nunca y que te cobran semanalmente una cuota a la que tú nunca te has apuntado. Es pa nota.
Genial, me ha alegrado la mañana al hacerme cómplice…
Buenas tardes DON ARTURO, si te puedo ser sincero no he leído libros tuyos,cosa que tengo pendiente de hacer, pero si puedo decir, que cada artículo y línea que he leído de tí demuestra cuan grande eres,sin contar las entrevistas que de tí vi, por eso me veo en la necesidad de felicitarte por ésa sinceridad tan escasa hoy día y a la vez TAN NECESARIA .
Solo me falta darte las gracias por ese talento tuyo y desearte una muy feliz vida. Hacen falta más personas como tú
Me temo que publicar mi comentario va a ser más de lo mismo que tu billete a Lisboa: Allá va: En dos palabras SOMOS MAYORES….
Tal vez lo correcto sería decir que no somos gilipollas, con perdón
Perfecto. Estamos en manos de los programadores que aquí en los EE.UU llaman NERDS. Debemos adivinar lo que los nerds quieren que adivinemos para poder ganarle la partida al ordenador. Si quiere usted amargarse el día (o la semana) intente navegar en la Agencia Tributaria Española. Si compara, lo de Iberia sería coser y cantar.
Es que para navegar en la Declaración de Hacienda es necesario ser Técnico en impuestos y Leyes Tributarias e informático a la vez.
Además de proxeneta o político
Bienvenido al club !…
Tengo un hijo ingeniero aeropespacial y una hija que parece ser genio de las computadoras. El problema es que cuando les pregunto o pido ayuda es como pedir peras al olmo y quedo como Pedro Picapiedra. Se olvidan quién les cambió los pañales a ellos sin chistar, cuando no sabían limpiar su propia caca.
Y eso no es lo peor. Lo peor es que cuando uno ya ha aprendido a torear al bicho, entra a lidiar un nuevo programador y con el cuento de «mejorar el performance» del animal o hacerlo más «amigable», cambia las reglas de juego. Así que de nuevo se encuentra uno con que lo aprendido no le sirve ya para nada. Y es que los programadores tienen que ganarse la vida cambiando lo que se supone ya está bien.
Y.. los políticos.
Soy informático y siento la misma frustración.
Intento de envio de una reclamación a Diputación de Cádiz. Casilla en rojo, imposible de rectificar. Envio imposible. Correo al servicio de Informática de la Diputación, informando del «error». Silencio administrativo. Soberbia, lo llamo.
«Para mi comodidad, dicen los hijos de la gran puta.» Ahí ha condensado todo, Maestro. El mejor resumen de nuestra sociedad tecnológica de mierda, que prefiere un programador a un médico, un ultra especialista a un filósofo y un niñato con consola a un catedrático de literatura. Efectivamente nos merecemos que un Putin cualquiera apriete el botón rojo y nos pongamos al nivel de los extintos dinosaurios
¡Pa mear y no echar gota!
Lo que riza el rizo es la superclave que me han asignado a la hora de renovar el carné (DNI). Digital dicen: ¡A ver dónde la guardo para no perderla en diez años y tenerla siempre a mano!
Joer, que panzada a reir D. Arturo….
Lo siento por el mal rato, pero me he reido a rabiar. (Si me pasa a mi, estarian quitando heces todavia del portico del cielo)
Peor son los contestadores:
https://youtu.be/CRbr1qyfOM8
Excelente y tan cierto !!!!!!
cuando íbamos al colegio nos enseñaron a expresarnos aprender las palabras
hoy hay que vérselas con una especie de manuales comparativos a modo de diccionario antes de rellenar un formulario ,desde que hicimos las palabras objetos hay una que no deja de darnos vueltas, proformas, al igual que el automóvil el teléfono movil repica y suena la cultura trasbordo de los tiempos ¡no entenderás ni U¡ como si sonar fuera a llegar la melodía ,escribes (lees) lee (escribe) mas despacio de categoría en categoría como si el titulo del formulario ,apartados , fueran una franja en ralla .
Ja ja jaja, lo mismo me pasó a mí. 7 horas estuve !!
Y me volverá a pasar dentro de 10 días !!
Tambien se puede hacer en el aeropuerto en papel. Le han engañado los cretenses, Don Arturo.
PS: la tarjeta de embarque de IBERIA tambien dice si se ha vacunado usté de CoVID? Pregunto para un amigo. Por preguntar.
70 tacos que tenemos… puro Neanderthal…