Empecé a escribir Zeus y familia durante el confinamiento impuesto por la pandemia, pero la idea me rondaba la cabeza desde mucho antes. Fue en un viaje a Ítaca con Julia, mi mujer, y nuestro hijo Alejandro. Llegamos muy temprano, habíamos embarcado el coche en el ferri que une Simi, en Cefalonia, con Piso Aetos, un pequeño puerto que está en el lado occidental de la isla.
Años después, aquella promesa se ha convertido en lo que hoy es Zeus y familia. Creo que las riquezas que van a encontrar en este libro los amantes del Mundo Antiguo son innumerables. Porque también es una guía de viajes. Desde Troya a Ítaca, Atenas, Roma o Sicilia y otros enclaves míticos que se asoman al Mediterráneo y en los que los devotos de los dioses levantaron un templo o un oráculo. Como decía, lo empecé a escribir durante la pandemia. Zeus y familia es el fruto de la única componente positiva del confinamiento. Me refiero a la disponibilidad de tiempo. Tiempo que pude haber dedicado a no hacer nada, entregándome al aburrimiento —que es la dimensión más profunda de la existencia, según decía Emil Cioran— o a leer y a escribir, que es lo que hice. Bueno, a leer, a escribir y a engordar…, pero esa sería otra historia.
Por volver al libro, Zeus y familia es una historia que se lee como una novela que narra la historia de la gran familia olímpica. Una familia muy poderosa que sufrió una terrible guerra civil entre dioses, gigantes, cíclopes y titanes antes de que Zeus lograra coronarse como Señor del Olimpo. La violencia desplegada en sus luchas de poder entre los diferentes clanes de la familia olímpica dio pie a auténticas orgías de sangre. Con arreglo a las categorías actuales, no eran una familia ejemplar. Zeus y familia es un relato que contiene pasajes que generan terror —por las maneras sádicas y brutales de algunos dioses—, caso de Crono, autor de la castración de Urano, que era su padre. Pero hay otros que se mueven por el territorio del humor y las travesuras que acompañaban algunas de las andanzas de Apolo, Hermes o Pan. En cierto sentido podía considerarse como una Biblia pagana, aunque a diferencia del pueblo judío, en el caso de Grecia, la religión creada al calor de los mitos no dio pie a un libro sagrado portador de una palabra divina inatacable. Tampoco surgió una casta sacerdotal dispuesta a imponer la ortodoxia religiosa y a estigmatizar determinados comportamientos sexuales. En materia de relaciones sexuales los dioses olímpicos eran liberales. Libérrimos, incluso. Las infidelidades, los adulterios, los incestos estaban a la orden del día. Incluso el bestialismo. Pensemos en el origen del nombre de Europa. El “poliamor” no es un invento reciente. En realidad es tan antiguo como los dioses del Olimpo. En ese registro Zeus era lo que hoy llamaríamos un crack. Baudelaire creía que lo Bello era más noble que lo cierto. Podría ser un lema para acercarnos al mundo de los mitos. Mi intención era que lo bello no quedara sin decirse. La historia que se relata en Zeus y familia es una historia inmortal.
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Autor: Fermín Bocos. Título: Zeus y familia. Editorial: Ariel. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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