La editorial Siruela nos brinda la oportunidad, una vez más, de ahondar en la felicidad del conocimiento clásico para todas las edades. Una nueva mirada sobre la mitología para adultos y una versión próxima de la guerra de Troya para los más jóvenes, son sus propuestas en mesas de novedades:
Su aportación a la mirada sobre los dioses clásicos es compleja y múltiple, siendo capaz, como afirma Mary Beard, de “arañar el apacible exterior de mármol blanco para revelar debajo algo mucho más violento, enmarañado y extático”. Esta exitosa y mediática historiadora reconoce que “Jane Ellen Harrison cambió el modo en que pensamos en la cultura de la antigua Grecia. Ella hizo posible que yo haga lo que hago”. Admirada por Virginia Woolf, la escritora la describe como “poseedora de un poder intelectual inmenso”.
Por su parte, el mitólogo y escritor estadounidense Joseph Campbell, autor de la inmensa tetralogía Las máscaras de Dios, sentencia: “Los estudios clásicos han contribuido enormemente a la devaluación sistemática de lo femenino. Hasta que apareció la maravillosa Jane Ellen Harrison.
Las aventuras de Aquiles, de Giovanni Nucci. Este libro delicioso puede parecer otra historia más somo Ilión, pero si antes ha pasado por las manos, las lecturas, la mirada y la poesía del escritor romano Giovanni Nucci, a la fuerza ha de ser algo más. Autor del exitoso libro Las aventuras de Ulises, Nucci emprende ahora la obligada segunda parte. Es una delicia para jóvenes y adultos este libro de ritmo veloz, como corresponde a la épica, y palabras suaves, como es propio de la poética. Unidos estos dos lazos que el romano domina a la perfección, Las aventuras de Aquiles es una cita con la felicidad lectora. Entender a los hombres y sus inevitables guerras es hoy más necesario que nunca, y este libro es una hermosa manera de hacerlo.
Un consejo post scriptum: prueben a leer el texto de Nucci en voz alta. Es musicalmente perfecto.
Por último, no olvide el lector que la mitología debe ser el pan de cada día del alimento libresco del mundo occidental. Ya lo decía Lucano en su Farsalia, y razón no le faltaba:
“¡Tanto incrementa la sensación de terror
no conocer a los dioses a los que se teme!”
Gracias por la recomendación de estos dos libros. Lo eterno, lo clásico, siempre estará ahí.
Cuando ponen el nombre de la ilustre tiparraca Virginia Woolf -que odiaba la religiôn- y empezamos a meter la puntita de la perspectiva de género, me apeo.