Coincidiendo con el año de la capitalidad del diseño mundial en Valencia, la Generalitat Valenciana y el IVAM han querido homenajear a la franquicia que convirtió el Levante español en uno de los centros de peregrinaje mundial de la juventud, opuesto al Camino de Santiago, pues no se trataba de emprenderlo para encontrarse, sino de recorrerlo para olvidarse.
El Diccionario de la RAE recoge lo siguiente para los términos del famoso sintagma: Bacalao: 1. m. Pez teleósteo, anacanto, de cuerpo simétrico, con tres aletas dorsales y dos anales, y una barbilla en la sínfisis de la mandíbula inferior. Ruta: 1. f. Rota o derrota de un viaje. 2. f. Itinerario para el viaje. 3. f. Camino o dirección que se toma para un propósito. 4. f. carretera. Así, el nombre de la peregrinación nacional (y luego internacional, con eco balear añadido) no cuenta con entrada oficial en el diccionario, tal vez porque el uso del término quedó circunscrito a un lugar y momento determinados, hoy un tanto olvidado. Se añade además que ciertas razones ajenas al diseño y a la música conformaron bajo la perspectiva sociopolítica un estigma que, durante décadas, condicionó todo lo relacionado con este movimiento cultural, hasta el punto de invisibilizar, en muchos casos, la riqueza, inventiva, genialidad, exuberancia de las dinámicas artísticas que generó. El apartado gráfico fue el que más padeció el mal de ojo que hubo de sufrir el movimiento, hasta el punto de permanecer oculto en buena medida hasta la fecha, motivo final para que Ruta gráfica catalogue la confluencia explosiva de las fuerzas que dieron forma al fenómeno.
El fin de la dictadura y el amparo de la Movida potenciaron la génesis espontánea de una estética particular que bebe del pop, de lo industrial, de lo cutre y de los ciclostiles de instituto. Pero allí se dieron cita inesperada varias generaciones de creadores: Elisa Ayala, Paco Bascuñán, Quique Company, Sento Llobell, Francis Montesinos, Ramón Marcos, Edu Marín, Pablo Mira, Armando Silvestre o Paco Roca, que firma el prólogo de este libro-catálogo.
Bien dice el editor Alberto Haller que son estos creadores los responsables de poner en imágenes los anhelos de libertad de la noche eterna que restelló en el Levante español mientras los potentes altavoces de los coches que tomaban la famosa ruta zigzagueaban espoleados por drogas sintéticas al ritmo makinero de Chimo Bayo y tantos otros.
Es lo que el IVAM reivindica para acabar con la mala imagen de la Ruta del Bakalao, aquella ruta que discurría paralela al mar y que ha sido elogiada como un fenómeno interclasista y liberador de las ataduras que la Transición ya trató de deshacer, pero que puso la puntilla valenciana a la larga dictadura franquista. Pese a ser repudiada por su degeneración musical y estigmatizada por su desbocada inmersión en el universo de la droga, la Ruta pervivió. Así lo recogen los 132 carteles, las 86 octavillas de las sesiones y conciertos, algunos tan míticos como los que apadrinaba la discoteca ACTV. Un movimiento único al que ahora se le hace justicia con esta exposición multidisciplinar. Quienes, además, deseen iniciarse o recordar los sabores y sinsabores de este camino de imperfección, sabrán que Chimo Bayo ha escrito junto a Emma Zafón la novela No iba a salir y me lié (Roca, 2016), mientras que Bárbara Blasco ha hecho lo propio en La memoria del alambre, ahora reeditada por Tusquets. Para los analistas sociales, nada mejor, en cambio, que adentrarse en los ensayos de Luis Costa ¡Bacalao! Historia oral de la música de baile en Valencia, 1980-1995 (Contra, 2020) y de J. M. Oleaque En éxtasis: El bakalao como contracultura en España (Barlin Paisaje, 2017). La exposición del IVAM puede verse hasta el 12 de junio.
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Autor: Antonio J. Albertos y Moy Santana. Edición: Alberto Haller. Título: Ruta gráfica: El diseño del sonido de València. Editorial: Barlin Libros. Venta: Todostuslibros.
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