Ennio Flaiano fue un narrador, guionista y aforista nacido en Pescara, Italia, en 1910. En 1947 ganó el premio Strega con la novela Tempo di uccidere. Tras dedicarse al cine como autor de argumentos y guiones, publicó dos volúmenes de relatos satíricos: Diario notturno (1956) y Una e una notte (1959). Luego aparecieron Il gioco e il massacro (1970), Un marziano a Roma e altre farse (1971), Ombre bianche (1972) y una decena de colecciones póstumas. Estos textos pertenecen a una de estas últimas colecciones: Frasario essenziale per passare inosservati in società (introducción de Giorgio Manganelli), Bompiani, Milán, 1987. Murió en Roma en 1972.
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Hoy los cretinos están especializados.
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Lo peor que le puede ocurrir a un genio es ser comprendido.
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El italiano tiene un solo verdadero enemigo: el árbitro de los partidos de fútbol, porque emite un juicio.
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La seriedad es apreciable solamente en los niños. En los hombres sabios, es el reflejo de la renuncia.
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Desde que el hombre ya no cree en el infierno ha transformado su vida en algo que se parece al infierno. ¡No puede prescindir de él!
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El viejo S. quiere comprar muebles nuevos para su comedor. «¿Justo ahora que está a punto de morirse?», observa la criada.
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Condenado a la pena de vivir. La gracia, rechazada.
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Quien renuncia al sueño, se masturba con la realidad.
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La pornografía es aburrida. Cotillea sobre un misterio.
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En amor es preciso ser inescrupulosos, no respetar a nadie. Si fuera necesario, ser capaces de irse a la cama con la propia esposa.
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Vivo un día a la vez. No consigo reunir dos días.
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Mi gato hace lo que yo quisiera hacer, con menos literatura.
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Se baten por la Idea, no teniéndola.
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Familia romana con padre liberal e hijo mayor comunista, menor fascista, tío cura, madre monárquica e hija mantenida: se desafían todos los acontecimientos.
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Con los pies firmemente apoyados en las nubes.
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Entender China no solamente es imposible sino también inútil.
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En Nueva York todos sienten la necesidad de ser iguales, porque la igualdad es una seguridad que excluye la fraternidad y la libertad.
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Afectado por un complejo de paridad. No se siente inferior a nadie.
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Me preguntan por qué escribo tan poco. Yo he respondido: Si un escritor es prolífico, echad un vistazo a su esposa. Casi siempre es fea. ¿Y qué queréis que haga el pobrecillo? ¡Escribe!
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La civilización es una cuestión de pies calientes. Donde los pies están bien tratados, el resto va bien.
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