Hay autores que no terminan de conocer a sus personajes hasta que colocan el punto final a una novela. Pero, definitivamente, ese no es el caso de Manuel Moya. A todos y cada uno de los seres tristes que deambulan por Buitrera, publicada por Pre-Textos y ganadora del Premio de Novela Ciudad de Estepona 2021, los deja descritos desde el mismo inicio para aviso de los inmediatos navegantes por la historia: «Cuando el manto de la pobreza cae sobre un terreno, nada ni nadie se libra y hasta quienes creen sostenerse, e incluso obtener ventajas, acaban por caer».
Así, con todos ellos definidos juntos de un plumazo y luego sueltos en un viaje cansino y desolador, ha ganado Moya este premio literario. La Fundación Manuel Alcántara y el ayuntamiento de la ciudad malagueña de Estepona (empeñada en convertirse en referente literario de una Costa del Sol hasta hace muy poco más caracterizada por la fiesta lúdica que cultural) se lo entregaron esta primavera.
Y, desde entonces, ahí siguen los personajes: arrastrando los pies en una especie de road movie amarga y de muy corta pero devastadora duración, un camino de apenas seis días del otoño de 1948 entre un pueblo de Huelva y la raya de Portugal, lóbrego como el vuelo de un buitre.
El manto de pobreza cubre por entero la novela, que discurre entre páramos geográficos y, especialmente, humanos: cinco jornaleros que se dirigen al país vecino para trabajar como carboneros y que, más que despertar, resucitan cada mañana solos, heridos, pobres; un capitán que, al igual que ellos, «se levanta cada día con la sensación de que su mundo hubiera perdido pie y no encontrara alivio al dolor que se agarra a lo más íntimo de sí mismo», hundido en sus convicciones de hombre recto durante lo más duro del retorcimiento franquista; un pajarero lastrado tras su paso por prisión por comerse un bicho equivocado en un momento equivocado y que quiere redimirse a cambio de ni él mismo sabe qué hasta que lo descubre, y un maquis huido que no llega a formar parte del elenco y solo aparece como una sombra temida, aunque es quien vertebra el comportamiento de quienes conocen su existencia y también el de los que prosiguen su andadura ajenos a ella.
Y todos, los ausentes, los caídos y también «los que creen sostenerse», incluso los que parecen «obtener ventajas», cubiertos por ese manto de tristeza que envuelve hasta a los árboles.
La novela está narrada en un lenguaje que parece semirreal, poblada de giros y expresiones autóctonos que, aunque hagan que en ocasiones el lector tenga la sensación de estar leyendo en idioma desconocido, terminan enriqueciendo la lectura.
Pero, primordialmente, está poblada de naturaleza en salvaje plenitud, de la buena y de la mala, de la que reverdece en primavera y también de la que anda sobre dos pies. Sobre ella, un cielo «habitado, limpio, donde todo parece en armonía», cruzado por pájaros que no son más que súbditos de sus señores indiscutibles: los buitres, que «presienten las cosas, que son capaces de calcular las cosas antes de que pasen». Una naturaleza taciturna, como los árboles y como la tierra. Desértica, como los corazones.
Y un desenlace. Como toda magnífica novela, tiene intriga, pasión… y desenlace. Porque hay un momento en que se deshace el nudo, se desenlaza lo que la tierra enredó y deja al descubierto su propia esencia: la tristeza.
Tanto el nudo como su desligamiento son extraordinarios. Entre ambos, el lector se siente compañero de periplo de los protagonistas por tierra yerma y al mismo tiempo fecunda, y a lo largo del trecho que va de la verdad a la mentira, del amor al odio, del deseo a la obligación, del sentido del deber al dictado de la conciencia.
En suma, un viaje por nuestras propias contradicciones. Que, como todos en algún momento de la vida hemos logrado intuir (menos mal), no es más que un viaje al centro mismo del alma humana.
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Autor: Manuel Moya. Título: Buitrera (Premio de Novela Ciudad de Estepona 2021). Editorial: Pre-Textos. Venta: Todostuslibros.com
gracias, Yolanda. Soy Manuel Moya. Muchas gracias por tu estupenda reseña. Un fortísimo abrazo.