Patricia Luque Pavón es una poeta nacida en Aguilar de la Frontera, Córdoba, en 1987. Diplomada en Turismo, licenciada en Ciencias del Trabajo y posgraduada en Gestión de Espacios y Proyectos Culturales. En 2015 obtuvo el primer premio del jurado del grupo AMAMANTA y fue incluida en el volumen «Versos, trazos, tetas y abrazos». Ha publicado libros de poesía como El depósito del llanto (accésit del I Certamen de Poesía Luis Cernuda, Ediciones en Huida, 2017) o Semanario del desaire (Premio MÁLAGACREA, 2018). Resultó ganadora del VI Certamen de Poesía ASEAPO y del XXX Premio Voces Nuevas de Poesía de Ediciones Torremozas, que publicó su obra junto a la de otras nueve poetas del ámbito internacional. Sus textos aparecen recogidos en diversas revistas como El Cultural, Estación de Poesía, El Coloquio de los Perros, Paraíso o Maldita Musa y en antologías como Quejío. Grito de mujer o Letio voluntas domini. Ha participado en proyectos de poesía visual y collage analógico y ha sido seleccionada para la exposición El privilegio de vivir de Nudo, festival de poesía desatada.
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PROLONGACIÓN DE LA NÁUSEA
A los pies, un
símil. Sobre la
vulva
un avispero.
Bocas ilesas al sabor de la delicia.
Labios pintados por la laca del
recelo. Doctrinas
plazos
copulaciones.
El dolor encuentra siempre
pretextos con los que
aparearse.
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Quién contendrá las lágrimas de Dios cuando despierte de su mito
Yo solo podré ofrecerle este, mi cuerpo, que traigo desnudo entre las manos.
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CARRUSEL
Los dejaron desnudos sobre la escarcha
y una corona de añoranza sobre las sienes.
Les dijeron que los cerros albergaban bibliotecas cuyos libros abonaban el sol de una estirpe.
Sus párpados –nublados en el refugio del tacto‒ sudaron entre harapos el barniz de los edenes.
Cubiertos de intemperies, olvidaron las nanas.
Dónde están ahora los niños que a medianoche
jugaban ajenos con las aristas de la hierba. Qué descorchó sus lágrimas,
qué melodía retorció sus ecos.
Quién lo hizo, quién desmintió la perpetua trayectoria del ángel.
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MIMO AL PALADAR QUE CATÓ NUESTRO PROSTÍBULO
Depositad de pronto
en las papilas del célibe la gastronomía.
Los labios del cachorro son jugosos. Cocínenlos con leche y sangre.
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VAJILLA DE UN ÚNICO PLATO
Declino la navaja. Mi sexo es benigno y puede
cortarse con las manos.
Lejos de la culpa alguien lo merece.
Reparte el alimento con justicia. Bendice el apetito.
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ÉXODO
Caen los dados sumando histeria. El desconcierto acelera la erosión
de la academia sobre el asfalto.
Más agudo, cruje el esternón de una tierra sin paradigma. Desde cuándo estas aves inmóviles,
la herrumbre del letargo.
Cuánto durará el polvo tras la última estampida.
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