Me gustan los retos. Me han gustado desde siempre. De crío, era el inconsciente del grupo que cuando alguien decía «a que no te atreves…», contestaba «claro que sí» antes de conocer el desafío.
Los siguientes días estuve dándole vueltas a esa posibilidad. Si yo escribiera un thriller, ¿cómo sería? A menudo tomamos decisiones en negativo. Es decir, aún no sabemos dónde queremos llegar, pero sabemos sin atisbo de duda qué caminos no queremos emprender. Por ejemplo, tenía claro que la protagonista NO pertenecería a las fuerzas del orden. Me decanté por una periodista de un diario digital, alguien que cobra por noticia escrita, con libertad para moverse y hacer preguntas incómodas y que tiene en su curiosidad y en su habilidad para entrevistar sus mejores armas. Otro objetivo claro era que el villano (o villana) NO fuera un asesino en serie. Buscaba alguien que hiciera algo horrible, pero por motivos que, de alguna manera, fueran comprensibles para cualquiera; nada de locos excéntricos. Quería evitar tópicos. Y hablando de tópicos, una gran cantidad de thrillers comienzan con un chica que desaparece. Pensé en darle la vuelta: ¿y si el acontecimiento que desencadena la acción resulta ser una chica que regresa? Sí, una muchacha que lleva cuatro años desaparecida y que vuelve a su pueblo natal. Esa fue la idea que echó a andar la novela. A partir de ahí se estructuró todo. Mis anteriores novelas nacieron a partir de sus personajes protagonistas, crecieron alrededor de ellos. Esta es la primera novela que creo a partir de una premisa, y estoy muy orgulloso de ello. Doy clases de escritura creativa, y todo lo que aconsejo a mis alumnos está en esta novela: el comienzo potente, la presentación de personajes mediante la acción, la estructura en tres actos, los puntos de giro, un final que resulte al mismo tiempo sorprendente y consecuente…
Que no se me olvide: otro lugar común a evitar era el escenario urbano. Quería un thriller de espacios abiertos, que respirara, un entorno rural. Mi madre es gallega, de Melide, y si conozco bien un paisaje natural es el corazón de Galicia. Pensé que esos bosques cargados de leyendas eran perfectos para situar la acción. Y recordé las historias de los mouros, un pueblo del folclore local que se supone que vive bajo tierra. Decidí emplearlo. Casi todas las historias comienzan con un «¿Y si…?». ¿Y si la muchacha que regresa después de cuatro años dice que ha sido secuestrada por los mouros y que ha estado bajo tierra todo ese tiempo? Eso explicaría porque está tan pálida (guiño al título). Y no solo eso: la chica asegura que ser secuestrada por los mouros es lo mejor que le ha pasado en la vida, porque estaba muy perdida, porque era «una mala semilla». Y ahí es cuando entra la periodista, Asunta, la protagonista de esta novela coral, que se pregunta qué hay detrás de esa historia: ¿la muchacha está ocultando algo más siniestro o realmente se cree que ha estado secuestrada por un pueblo de carácter feérico?
Por supuesto, el regreso de la muchacha perdida provocará una serie de acontecimientos que… Bueno, mejor me callo. No quiero estropearos la experiencia de leer la novela.
Para terminar, voy a responder la pregunta que muchos se harán: ¿por qué yo, Josan Hatero, firmo esta novela como Josan Mosteiro? Bien, por dos motivos.
El primero es que mi madre sufre demencia senil, un deterioro devastador (para ella, para mi padre, para mí) que se agravó durante el tiempo de escritura de esta novela, entre el 2020 y el 2021, y sentí que de alguna manera debía rendirle homenaje, de ahí el firmar con mi segundo apellido, el suyo, esta historia que transcurre en Galicia, una tierra que amo.
El segundo motivo, menos relevante, es que el año pasado publiqué La intimidad de los viajeros, una novela muy diferente a esta, y me parecía que debía distanciarlas para no confundir a los lectores: en las dos me entrego por igual y me reconozco, pero entiendo que no soy un escritor ni tan prolífico ni tan popular como para que el público esté acostumbrado al cambio de género literario. Además, me avalan los ejemplos de maestros veteranos como José María Guelbenzu, que firma sus novelas policíacas como J. M. Guelbenzu, o de John Banville, que también publica sus aventuras negras como Benjamin Black. Ojalá Josan Mosteiro tenga una vida tan prolífica y exitosa como las suyas.
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Autor: Josan Mosteiro. Título: La cosecha pálida. Editorial: Roca editorial. Venta: Todostuslibros
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