Cada escritor de diarios maneja distintas fórmulas. Si los ya clásicos e inevitables de Andrés Trapiello resultan un prodigio, si los de Iriarte se han consolidado como referenciales para varias generaciones de lectores y los de Ignacio Peyró son de los más nutritivo que puedes leer, hay otros que en principio pueden no llamarte especialmente la atención… a no ser que la autora se llame Milena y se apellide Busquets.
Milena Busquets se desinhibe. Refleja una personalidad arrolladora, sus inseguridades y entusiasmos; extrañeza ante lo que le ocurre. Vuelve su pasado. Cadaqués. Su madre. Los jueves por la tarde con su padre. Y son diarios de amor, pero no de amor cursi, sino de su pasión por hombres, por los “chicos” con los que liga o se deja ligar, por sus ex. Besos furtivos, cenas en Madrid, paseos por Gràcia. “Ser enamoradiza debería ser el octavo pecado capital, me ha hecho perder mucho más tiempo que los otros siete juntos”. ¿Qué pasará con J.?
Amor también a la escritura. Disecciona en el transcurrir de los días su proceso creativo: “La amistad la sé hacer, el amor también, ahora debería aprender a escribir novelas”. Quiere economizar las palabras, como Proust. Y “escribir como si fuésemos dioses y corregir como si fuésemos esclavos”, dice esta admiradora sin tapujos de Céline, Chejov, Shakespeare, Jules Renard…
La amistad con mujeres, que ya profundizó en Gema, la novela publicada el año pasado, y algún disenso con alguna de ellas, como la compañera del gimnasio que le pide un poco de distancia o lectoras que la diseccionan de arriba abajo en Sant Jordi. Brillante y llena de matices es la tipología de los lectores que la visitan cuando firma libros. Observadora de fina agudeza, profunda, una falsa frívola —se define—, aporta reflexión con humor e ironía, que se entremezclan con carcajadas que en las ondas contagian optimismo y hasta ganas de vivir.
Sus hijos. El 14 cumpleaños de Héctor, que le dio, sin él saberlo, el título del libro cuando ella tuvo un día intensito, muy Busquets, y no paraba de hablar. “Mamá, las palabras justas”. Noé ensayando al piano un villancico catalán. No puede ser más feliz.
“La labor de los buenos editores debería ser convencer a la gente de que no escribiese.
Literatura no eres tú”.
Milena Busquets sí que lo es, aunque quizá todavía no lo sabe.
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Autora: Milena Busquets. Título: Las palabras justas. Editorial: Anagrama. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
Casi siempre, y en la mayoría de los idiomas, la primera palabra en pronunciar (conscientemente) de cualquier bebé (ya no tanto), lleva ‘m’. Como mamá, que cuando le decía «ma», mi madre no me comprendía hasta que yo la entendí cuando me decía que lo repitiese y no balbuciese (‘aba’, por sed). Eran otros tiempos, pero con nueve meses ya sabía andar; por si me tenía que ir de casa.