Paris Police 1900, una Belle Époque extremadamente violenta

“Cuando empecé a documentarme sobre la ‘Belle Époque’, descubrí eventos políticos históricos de crímenes y conspiraciones que están fuera de los libros de historia”, dice a Efe Fabien Nury sobre la serie que, tras arrasar en su estreno en Francia con seis millones de espectadores, llega a España de la mano de Cosmo.

A la situación de Francia de principios del siglo pasado, convulsionada y dividida por el caso Dreyfus en plena Tercera República, se añaden hechos como la muerte del presidente francés Félix Faure en brazos de su amante y el descubrimiento del torso de una mujer dentro de una maleta flotando en el Sena, tres ejes de partida de una serie «algo grotesca», en opinión de Nury, en la que abundan «los puntos inesperados».

Con la idea de hacer una ficción “imprevisible” que abordara temas como el origen de la policía moderna o la criminología, en un ambiente ciertamente tenebroso, el espectador se topa con el detective Antoine Jouin (Jérémie Laheurte), que se sumergirá en este caso policial en un clima marcado por el creciente antisemitismo que calaba en el París del XIX.

Nury, que se considera “un apasionado de la historia” y un profundo conocedor de este periodo, reconoce que desconocía “lo extremadamente violento que fue”, desde «los médicos de la época» hasta “un clima sanguinario que no se suele mencionar”, señala.

Así, se vio abocado a comenzar desde la premisa de trabajar con una época «que era fascinante, original, y al mismo tiempo, atemorizante».

“Hay fuerzas peligrosas y poderosas en la historia que están fuera de los libros”, y este motor impagable para la serie es, al mismo tiempo, su arista más compleja: “Cuando haces una serie de época no se perdonan los errores, hay que ser extremadamente preciso en cada detalle”, asevera.

Nury planteó la ficción desde una extensa búsqueda situaciones y personajes reales, como es el caso del protagonista, Jouin, «que es real, fue llamado al deber al final del caso Dreyfus”, dice.

Respecto a sus fuentes de documentación, se fascina de haber encontrado, en la Biblioteca Nacional de Francia, «todos los periódicos de 1899».

Autopsias y “momentos fuertes” marcan una serie que se ha convertido en un éxito en Francia y que ya finaliza los rodajes de su segunda temporada en París. “Es brutal pero está bien hecha; mucha gente se ha emocionado mientras que otra lo ha rechazado”, asegura su director.

Para Jérémie Laheurte, convertirse en protagonista de esta ficción ha sido, por su trasfondo, una “gran responsabilidad”.

“Crecí con las historias de antisemitismo que se reflejan en la serie, mi familia pagó el precio, así que al ver el guion me emocioné de hacer un proyecto así”, dice el actor, descendiente de una familia judía askenazí de Varsovia.

“Llevaba mucho tiempo queriendo hacer un proyecto así”, afirma el parisino, modelo antes de convertirse en actor, para quien lo interesante es cómo la serie “no habla del antisemitismo desde la Segunda Guerra Mundial, sino desde un periodo de la historia que, exceptuando el caso Dreyfus, la gente suele desconocer”, explica.

Para interpretar a Antoine Jouin, el trabajo ha sido extenso, ya que Laheurte solo dispuso de una única fotografía de él, «no había mucha información, así que tuve que entender e interpretar la historia que le rodeaba para poder crearlo”.

Un aspecto en el que la precisión y el rigor de contextualización histórica también han jugado una parte importante. “Cuando el primer día salí del camión del vestuario y me vi reflejado me di cuenta de que era tan diferente a mí que ya solo estaba Jouin, yo me había ido”.