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Javier Marías

A continuación reproducimos la semblanza necrológica de Javier Marías escrita y leída en el último pleno de la RAE, el 6 de octubre de 2022, por Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española.

Siguiendo la tradición de nuestra Real Academia levantaremos inmediatamente la sesión plenaria en honor y recuerdo de nuestro compañero Javier Marías, fallecido el 11 de septiembre pasado. Antes de hacerlo, también de acuerdo con nuestras costumbres, leeré un breve recordatorio de su vida y obra.

Javier Marías pasó su niñez e infancia en los Estados Unidos, donde su padre, el filósofo y académico Julián Marías, encarcelado y represaliado por el régimen de Franco, fue profesor de varias universidades.

De vuelta en España (1956) completó su formación, hasta el preuniversitario, en el Colegio Estudio Antiguo, heredero, en buena medida, de la Institución Libre de Enseñanza, y en su casa, donde sus padres daban clases a estudiantes extranjeros y recibían a intelectuales. Aquí conoce a Rosa Chacel, con la que se carteará hasta su fallecimiento.

En 1968 publicó en el diario El Noticiero Universal de Barcelona (19 de abril de 1968) su primer cuento, que había escrito con  catorce años: «La vida y la muerte de Marcelino Iturriaga».

"Hay que señalar que su afiliación política durará poco tiempo y que en los años siguientes se caracterizará por su independencia"

En octubre de 1968, entra en la Universidad. Se matricula en la carrera de Filosofía y Letras, de la Universidad Complutense de Madrid, entre sus compañeros está el futuro director de cine Agustín Díaz Yanes, que pertenece como él al Comité de Acción Revolucionaria (dependiente del Partido Comunista Internacional). Hay que señalar que su afiliación política durará poco tiempo y que en los años siguientes se caracterizará por su independencia política. Se licenció en el año 1973 en la especialidad de Filología Inglesa.

Marías viajó a París, en el año 1969, donde residió durante un año con su tío, el director de cine  Jesús Franco. Traduce para él guiones sobre Drácula, e interviene como extra en sus películas.

Escribió Los dominios del lobo con dieciocho años. Con clara intención lúdica,  se distanciaba totalmente de su realidad, situando la acción en los bajos fondos estadounidenses, personajes norteamericanos, y una ambientación propia de decorado cinematográfico. Todo muy lejos estilísticamente del fallido experimentalismo e intelectualismo que dominaba la narrativa española del momento (historias fragmentadas, monólogos interiores, ausencia de signos de puntuación…). En palabras de Gimferrer

«el modo de hacer de Marías [no] estaba pensado para halagar los gustos beocios de buena parte de nuestra opinión literaria —y pienso tanto en la tendencia conservadora como en la que pasa por avanzada—».

(Gimferrer, Travesía del horizonte de Javier Marías, en Invitación a la lectura-8).

Este «excelente y cruel pastiche», según su gran amigo y maestro Juan Benet —que hizo las gestiones para su publicación—, no dejaba de ser un homenaje al cine de los años dorados de Hollywood, en el que Marías pasea por casi todo tipo de géneros —novela negra, melodrama, aventuras…—.

En el prólogo de 1987 de Los dominios del lobo dejó Marías el siguiente recuerdo:

«Durante el mes y medio que aguanté en París a base de pan con mostaza vi —nunca olvidaré la cifra— ochenta y cinco películas, aunque no todas fueron americanas. Y no compré nada. Cuando regresé, la novela estaba casi acabada, y creo que para el mes de octubre le había puesto punto final».

Los dominios del lobo, «Prólogo a la edición de 1987»

"Tras licenciarse (1973), se traslada a Barcelona donde trabajó como asesor literario de la editorial Alfaguara, dirigida entonces por Jaime Salinas"

El tono de aventuras, y el acento burlón,  está también presente en la Travesía del horizonte (1973), parodia —solo formal— de Conrad, Henry James o Conan Doyle, en la que se narra la historia de Kerrigan, un capitán que decide organizar un viaje a la Antártida para científicos reputados y un grupo selecto de escritores de ambos sexos con el fin de escribir, a su regreso, una gran obra literaria. Aventuras marítimas, secuestros, asesinatos, manuscritos misteriosos… que sigue la estructura de esa narrativa decimonónica: el relato principal se ve interrumpido por aventuras que se intercalan, historias, personajes nuevos, etc.

En 1970  había conocido al ingeniero y escritor Juan Benet y se integró en el grupo formado por Juan Benet, Juan García Hortelano, Antonio Martínez Sarrión, Eduardo Chamorro, Vicente Molina Foix y Félix de Azúa, entre otros. Este mismo año comienza su segunda novela, Travesía del horizonte, que publicará la editorial barcelonesa La Gaya Ciencia en 1972.

Tras licenciarse (1973), se traslada a Barcelona donde trabajó como asesor literario de la editorial Alfaguara, dirigida entonces por Jaime Salinas, al tiempo que publicaba relatos en el Diario de Barcelona. Publica entonces en la editorial Alianza su traducción de El brazo marchito y otros relatos, de Thomas Hardy.

"En 1983, Marías comenzó a dar clases de Literatura Española y Teoría de la Traducción en la Facultad de Lenguas Modernas y Medievales de la Universidad de Oxford"

Vuelve a Madrid, en 1978, donde finaliza su tercera novela, El monarca del tiempo, que publicará en la editorial Alfaguara; además, escribe para la revista Hiperión, recién creada, los cuentos El viaje de Isaac y El fin de la nobleza nacional. En octubre, Alfaguara publica su traducción de La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy de Laurence Sterne, que le valió, en 1979, el Premio Nacional de Traducción. A partir de estos años comienza una etapa intensa en el ámbito de las traducciones (poemas de O’Hara, Nabokov, Faulkner y Edith B. Holden, o un poemario de Robert Louis Stevenson).

En 1983, Marías comenzó a dar clases de Literatura Española y Teoría de la Traducción en la Facultad de Lenguas Modernas y Medievales de la Universidad de Oxford (1983-1985), donde continuó tras un paréntesis como profesor en el Wellesley College de Boston (1984), una universidad exclusivamente para mujeres donde ya habían dado clase su padre y Nabokov (uno de sus escritores preferidos). Imparte un curso sobre el Quijote. Su vida transcurre entre Oxford y Londres, donde visita a sus amigos Guillermo Cabrera Infante y Miriam Gómez, con cortos viajes a Madrid y Venecia. De vuelta a Madrid, fue profesor de Teoría de la Traducción en la Universidad Complutense (1986-1990). Es en 1983 cuando publica, en la editorial Seix Barral, El siglo.

En 1986, vive en Venecia, donde escribe El hombre sentimental. Con esta novela gana el Premio Herralde de Novela, publicada por la editorial Anagrama de Barcelona.

La publicación de Todas las almas (1989) supuso la consagración definitiva de Marías como novelista. Con ella consiguió el Premio Ciudad de Barcelona de ese año.Basada en sus dos años como profesor en la Universidad de Oxford y su relación con algunos personajes, entre ellos,  Clare Bayes, su amigo Cromer-Blake o el profesor retirado Toby Rylands.

Esta novela marca el paso definitivo de su narrativa desde un protagonismo fundamental de la acción a la creación de un mundo de introspección, de búsqueda de coherencia de las situaciones narradas que, en ocasiones, se ven interrumpidas por largas digresiones.

En 1992 publica Corazón tan blanco

«Mis manos son de tu color, pero me avergüenzo de llevar un corazón tan blanco.» Lady Macbeth en Macbeth

Fue un gran éxito de ventas; traducida a 28 lenguas, en 2017 había alcanzado los 2 300 000 ejemplares vendidos en todo el mundo.

El comienzo de la novela, en el que se pueden ver consecuencias nefastas a las que puede llevar el querer entenderlo todo, se ha convertido en legendario

«No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola…»

"La novela, en primera persona, es una larga reflexión sobre valores esenciales del hombre"

La editorial Alfaguara publicó una edición conmemorativa del 25º aniversario de Corazón tan blanco a la que añadía otro volumen titulado No he querido saber, un documento exhaustivo con la historia de este libro.

Mañana en la batalla piensa en mí, publicada en 1994, recibió premio  Internacional de Novela Rómulo Gallegos 1995, y los premios Fastenrath de la Real Academia Española (1995), Fémina Étranger 1996 y Letterario Internazionale Mondello-Città di Palermo 1998.

La novela, en primera persona, es una larga reflexión sobre valores esenciales del hombre. Su protagonista, un negro (en el sentido del que escribe anónimamente para otros), que trabaja para un tal Víctor Francés, especialmente en trabajos literarios, guiones de relativo éxito, tiene una cita con Marta Téllez, atractiva mujer casada y madre de un niño de dos años. Tras la cena, el hombre y la mujer pasan al dormitorio donde, «aún medio vestidos y medio desvestidos», ella empieza a sentirse mal hasta que agoniza y muere. A partir de aquí surge la reflexión sobre los asuntos más variados que atañen al ser humano (mentira, engaño, voluntad).

«Seguimos los dos aquí, en la misma postura y en el mismo espacio, aún la noto; nada ha cambiado y sin embargo ha cambiado todo, lo sé y no lo entiendo. No sé por qué yo estoy vivo y ella está muerta, no sé en qué consiste lo uno y lo otro. Ahora no entiendo bien estos términos». (pág.50)

Negra espalda del tiempo es la obra donde se cuenta la historia del «legendario, real y ficticio» Reino de Redonda, del que Marías se acababa de convertir en soberano, con el nombre de Xavier I, tras la abdicación de Jon Wynne-Tyson. En 2000 creó la editorial Reino de Redonda.

En 2002 comenzó a publicar la que podría calificarse como su novela más ambiciosa, Tu rostro mañana. Debido a su extensión, más de 1500 páginas, el autor decidió publicarla en tres tomos (Fiebre y lanza, 2002; Baile y sueño, 2004; y Veneno y sombra y adiós, 2007).

Los enamoramientos, de 2011, plantea una trama en parte detectivesca, pero, como era recurrente en él, siempre entreverada de problemas filosóficos, éticos. Es la primera vez en que Marías utiliza como voz del narrador, la de una mujer. Ya en el 77 había escrito con el seudónimo de Luisa Viella el artículo «Una mujer al desamparo de la ley», en la revista Vindicación feminista.

Un año más tarde se le concede el Premio Nacional de Narrativa que Marías, cortésmente, rechaza:

«Estoy siendo coherente con lo que siempre he dicho, que nunca recibiría un premio institucional. Si hubiera estado el PSOE en el poder hubiera hecho lo mismo… He rechazado toda remuneración que procediera del erario público. He dicho en no pocas ocasiones que en el caso de que se me concediera no podría aceptar premio alguno». (El País, 25 de octubre de 2012)

Así empieza lo malo, de 2014, cuenta la historia de Eduardo Muriel: un prolífico director de cine raro, que puede recordarnos a su tío Jesús Franco, quizá con algún reflejo de Juan Benet, que contrata a un joven de 23 años para asesorarlo en tareas de traducción y secretaría en 1980.

Sus dos últimas novelas, de 2017 y 2021, Berta Isla y Tomás Nevison respectivamente están estrechamente relacionadas.

Berta Isla (2017)

"Su última novela Tomás Nevinson, se centra en dos brutales atentados de la banda terrorista ETA. Tomás Nevinson, marido de Berta Isla recibe el encargo de buscar a una terrorista doble"

Publicada en 2017, es la historia de una espera y una evolución, la de Berta. Ella desconocía que Tom, su marido, que ocupa una plaza en los Servicios Culturales de la Embajada de Reino Unido y enseña en el Colegio Estudio de Madrid, trabaja como espía para los servicios secretos británicos. Tomás o Tom Nevinson es un superdotado de las lenguas, los acentos, las imitaciones del habla ajena, y es por eso por lo que acaba siendo reclutado para misiones de espionaje de contenido ignoto y duración indefinida.

«Durante un tiempo no estuvo segura de si su marido era su marido. A veces creía que sí, a veces creía que no, y a veces decidía no creer nada y seguir viviendo su vida con él, o con aquel hombre semejante a él, mayor que él. Pero también ella se había hecho mayor por su cuenta, en su ausencia, era muy joven cuando se casó».

Tomás Nevinson (2021)

Su última novela Tomás Nevinson, se centra en dos brutales atentados de la banda terrorista ETA. Tomás Nevinson, marido de Berta Isla  recibe el encargo de buscar a una terrorista doble —ETA y el IRA—, a la que se le imputan los atentados de Hipercor en Barcelona o la casa cuartel de Zaragoza. El objetivo de  Nevinson  es adivinar qué identidad encarna ahora esa asesina impenitente. Describe una España que parece estar desapareciendo envuelta en reflexiones profundas, alusiones literarias, cinematográficas…

«Yo fui educado a la antigua, y nunca creí que me fueran a ordenar un día que matara a una mujer. A las mujeres no se las toca, no se les pega, no se les hace daño…»

***

Toda esta inmensa obra como narrador no da cuenta del tamaño de la creación literaria de Marías, porque hace falta añadirle, además de su condición de articulista persistente, que no he destacado bastante,  su tarea de traductor y ensayista. Como traductor he citado la de Tristran Sandy, de Stern, que siempre me ha parecido deslumbrante y he de añadir, desde luego, El espejo del mar, que él mismo consideró su mejor obra. Sobre sus ensayos sobresalen los concernientes a Faulkner y Nabocov, autores a los que también tradujo.

Trazaré ahora un perfil mínimo del paso de Javier Marías por la Academia Española.

En 2006 fue elegido académico de la Española para cubrir la vacante de Fernando Lázaro Carreter (sillón «R»).

"La Academia designó a los académicos Luis Goytisolo, Luis Mateo Díez y Álvaro Pombo para emitir el dictame"

Tras la primera propuesta, en 1994, para ocupar uno de los sillones vacantes en la Academia, Gregorio Salvador, Claudio Guillén y Arturo Pérez-Reverte propusieron, en 2006, la candidatura de Javier Marías para ocupar la vacante de Fernando Lázaro Carreter (sillón «R»). Era el único candidato propuesto. En la sesión del jueves 22 de julio de 2006, Claudio Guillén realizó el elogio de sus méritos y una semana más tarde, en la sesión del jueves 22 de julio, la votación dio amplia mayoría a su elección como académico, en primera vuelta. A la sesión asistieron 31 académicos y seis votaron por correo. En esa primera ronda Marías necesitaba un mínimo de 28 votos y logró 29.

Marías, en ese momento, estaba embarcado en finalizar el último volumen de su trilogía Tu rostro mañana, por lo que retrasó hasta febrero de 2008 la presentación de su discurso de ingreso. La Academia designó a los académicos Luis Goytisolo, Luis Mateo Díez y Álvaro Pombo para emitir el dictame. Todo fueron beneplácitos: «excelente, muy personal y lleno de sugerencias y originalidad» LMD. Francisco Rico, por su parte, fue designado para dar la bienvenida al nuevo académico respondiendo a su discurso. Le acompañaron en su entrada al salón de actos Pedro García Barreno y Salvador Gutiérrez.

El académico electo tomó posesión el 27 de abril de 2008 con el discurso titulado Sobre la dificultad de contar, ante un nutrido auditorio presidido por los ministros de Educación, Mercedes Cabrera, y de Cultura, César Antonio Molina, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón y personalidades del mundo cultural y político.

Ya como académico de número se le asignó como vocal a la «Comisión de Ciencias Humanas I».

Respecto a su actividad en la Academia, recordaré algunos párrafos que leí el viernes pasado en el homenaje que organizó Alfaguara, con la ayuda de Arturo Pérez Reverte, en el Círculo de Bellas Artes, en un teatro rebosante de admiradores:

"Lo último que supe de Marías está en esta carta, que recibí pocos días antes de que sufriera el último y definitivo acoso de la enfermedad"

«En la institución fue siempre un académico asiduo, creativo en las deliberaciones, atento y crítico con las decisiones que se adoptaban sobre cualquier problema. Solía molestarle que se incorporaran al Diccionario palabras que se ponían inopinadamente de moda, porque creía que tenían vigencia efímera, u otras que, sencillamente, por más asiento que tuvieran, le parecían horrorosas. Él mismo hizo un pequeño recuento en su artículo de El País Semanal de 21 de julio de 2019: odiaba empoderamiento, heteropatriarcal, le provocaban urticaria cipotudo, marichulo y machuno, y tentado estaba de hacerse cruces, cuando no el harakiri, según escribió, cuando oía o leía la palabra sororidad. Notaba un inmediato sarpullido cuando leía “sí o sí”; le parecían cursis las modas traídas de malas traducciones del inglés como empatizar, socializar o interactuar, e insoportables vulgaridades de autores baratos expresiones como ”asquerosamente rico”, o “ridículamente feliz”. Cosas de Marías que, en la Academia, defendía con más énfasis aún que en sus artículos periodísticos«.

Por lo que respecta a propuestas suyas que han quedado inscritas en el Diccionario, unas nuevas y otra por enmienda, destaco agonías (en el sentido de persona ansiosa o acaparadora), cargar (recibir un castigo o reprimenda), chupasangre, endiñar, epónimo, moñas (persona blandengue, sensiblera), patanesco (ofreció el ejemplo Gobierno patanesco, esto es de patanes), sieso (persona desagradable).

Otras quedaron pendientes de decidir cuando nos dejó; entre ellas, miren ustedes por dónde, ad aeternum. Tenemos en el diccionario in aeternum, que es la forma culta de decir para toda la eternidad o al menos para mucho tiempo, pero no ad aeternum, que es una forma vulgar que Marías creía que había cogido sitio en nuestro idioma. Quién me iba a decir que podría usar tan pronto cualquiera de esas formas para expresar el recuerdo  imborrable que nos deja la persona y la literatura de Javier.

En fin, lo último que supe de Marías está en esta carta, que recibí pocos días antes de que sufriera el último y definitivo acoso de la enfermedad (exhibo la carta). De su puño y letra… Me habla de sus preocupaciones  recurrentes y me da los nombres de dos escritores y una escritora que, a su juicio, merecerían ocupar las plazas académicas que tenemos vacantes… No revelaré su propuesta, para no condicionar el voto de los señores académicos.

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CarmenN
CarmenN
2 años hace

La obra de Javier Marías la conocí tarde; no sé por qué, ya que sabía desde hacía tiempo que era un escritor muy valorado. Quizás las largas digresiones a veces me cansaban un poquito, pero he de reconocer que leí muchos de sus libros, los disfruté y lo admiro.
El conocer más su vida personal a través de este artículo me ha gustado.
Todo homenaje a ´este gran autor me parece merecido. Sentí mucho su fallecimiento y pienso que la literatura ha perdido una «joya», porque le quedaba mucho por escribir, aunque siempre perdurará la que nos dejó.
Allá donde esté, gracias.