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María Asunción Mateo repasa su vida con Alberti en unas memorias sin «rencor»

María Asunción Mateo repasa su vida con Alberti en unas memorias sin «rencor»

La viuda de Rafael Alberti, María Asunción Mateo, vuelve a ponerse al frente de la fundación que conserva el legado del poeta para abrir una nueva etapa, en la que también ha escrito unas memorias con las que quiere responder a «las mentiras» y «barbaridades» que, asegura, se han dicho sobre ella y sobre su relación con el autor de Marinero en tierra.

«No es un libro de rencor. Nadie puede pensar que es la venganza que se sirve en plato frío contra determinadas personas», asegura en una entrevista con EFE en la sede de la fundación que ahora, tras doce años de ausencia, volverá a presidir.

UNA NUEVA OPORTUNIDAD PARA UNA FUNDACIÓN QUE LANGUIDECÍA

Ubicada en el palacete de El Puerto de Santa María (Cádiz) en el que el poeta pasó su infancia y que alberga todos los bienes que cedió a su regreso del exilio, entre ellos más de 7.000 volúmenes de su biblioteca, manuscritos y valiosas obras de arte, la fundación languidecía inexplicablemente desde que la viuda del poeta dejó el cargo de presidenta que ostentó durante 17 años.

Para reflejar su estado basta un detalle: su único empleado ha estado más de tres años sin cobrar su sueldo, en un edificio en el que son visibles las marcas del deterioro.

María Asunción Mateo decidió dejar la fundación que Alberti había creado en 1993 porque se sentía «totalmente sola» en la gestión.

«Estuve aquí 17 años de mi vida sin percibir ni una peseta, ni un euro: he trabajado por amor a una obra y a un hombre«, cuenta esta profesora de Literatura que conoció a Alberti cuando el poeta tenía 79 años y que, tras ocho años de relación oculta, se casó con él y le acompañó hasta su muerte.

En estos últimos doce años la entidad «ha ido viviendo de los recuerdos», sin nadie al frente de su gestión. Pero ahora se encuentra frente a una nueva oportunidad, gracias a que la Junta de Andalucía ha decidido entrar a formar parte del patronato. La viuda de Alberti está «muy agradecida» de esa implicación del gobierno andaluz que, asegura, «es para siempre».

«Ahora dirán que la viuda de Alberti se ha hecho del PP, es la típica crítica que estoy esperando», bromea mientras recuerda que se casó con un hombre que «murió comunista», que se fue de España «con el puño cerrado» y regresó tras un largo exilio «con la mano abierta».

«Creo que podemos trabajar todos en armonía, porque no hay otro interés que la obra de Rafael se siga difundiendo», comenta, aunque añade que para pasar a la historia no nos necesita a ninguno, «él es un nombre escrito con letras de oro en la Literatura», subraya.

UNAS MEMORIAS QUE ALBERTI LE ENCOMENDÓ

Mientras se dibuja este nuevo horizonte para el legado del autor de La arboleda perdida, tiene lista para su edición unas memorias: «no quisiera que esos casi 20 años felicísimos (los que estuvieron juntos) pasen a la historia como unos años tremendos», con la visión que ha trascendido a través de las «barbaridades» y «mentiras» que se han dicho y publicado sobre ella y su relación con el poeta, fallecido en 1999.

Se refiere especialmente al grupo de poetas jóvenes, entre los que se encontraban figuras como Luis García Montero o Benjamín Prado, que rodearon a Alberti antes de su matrimonio y que no han ocultado su distancia con la mujer con la que éste pasó sus últimos años ni sus críticas a la gestión de su legado.

«Fue morir Rafael y se levantaron determinadas personas que se ofendieron cuando se casó conmigo. Y lo que más les ofendió es que no les dijera nada, que se casaba», afirma ella, que les reprocha que no volvieran a visitarle ni cuando estaba enfermo.

NUNCA PENSÓ ESCRIBIR UNAS MEMORIAS

«Cómo iba a escribir mis memorias si María Teresa León (la primera mujer del poeta) había escrito La memoria de la melancolía, que es un libro maravilloso. Ella habla de los amigos del momento, de Lorca, Guillén … yo ¿de quién iba a hablar?, las personas que rodeaban a Rafael en ese momento no eran gente de talla», dice.

Pero cuenta que un día, organizando su biblioteca, se le cayó encima una carpeta con un manuscrito de Alberti en el que «muy solemne» le pedía «que escribiera nuestra vida, que contara todo, siempre que todo fuera bello y bueno para los dos». «Me fui al ordenador», relata.

Así, ha escrito un libro de más de 400 páginas, en el que incluye documentos como las fotografías de su boda que nunca ha querido mostrar.

«Según decían, Rafael, desde que se casó conmigo ya la cabeza no le funcionaba. Qué maravilla, porque daba recitales en México, en Cuba, en Chile. Se han dicho cosas muy desagradables…. y esa visión de los 20 últimos años de Alberti es mentira. Yo quiero que en la Biblioteca Nacional, aunque sólo sea un volumen, aunque no lo lea nadie, conste la verdad», apunta.

«Se ha dicho que yo he ganado 3.000 millones, cuando vivo con la pensión de viudedad; hasta que tenía un descapotable maravilloso blanco cuando tengo un coche de hace 32 años, toda una serie de idioteces y de barbaridades. Lo que digan de mí ya casi me da igual, lo que me importa es la imagen de Rafael, porque es una falta de respeto», añade.

Las hemerotecas están llenas de informaciones en las se hace referencia a que El Alba de Alhelí, la sociedad controlada por María Asunción Mateo para gestionar los derechos del autor, deniega permisos de publicaciones, pide cantidades astronómicas por concederlos y que incluso ha impedido que sus versos estén en los libros de texto. «Todo es mentira», «todo se lo inventan», afirma María Asunción Mateo, y señala que no ha interpuesto demandas por falsedades porque no tenía dinero para ello.

UN TESTAMENTO QUE SIGUE SIN RESOLVERSE

El testamento de Alberti sigue sin resolverse tras 23 años en un proceso judicial que enfrenta a la viuda con la hija del poeta, Aitana Alberti, que llegó a tacharlo de «expolio» ya que a ella le otorgaba obras que su padre le había regalado en vida y a su última esposa, María Asunción Mateo y sus dos hijos, los derechos de las obras de más valor comercial.

«Nos moriremos y esto no estará solucionado», ironiza María Asunción Mateo.

«Rafael no tenía nada material», asegura la viuda, que explica que «la solución» está en repartirse «un tanto por ciento ella y otro yo» de los derechos de autor. «Es lo único que hay que hacer. No hay más bienes que repartir. Todos los bienes que tenía están donados».

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