Foto de portada: Agustín Rivera
En este omoshiroi que os sirvo en Zenda, publico una vez al mes un diario de lecturas y conversaciones sobre libros.
Jueves, 1 de septiembre
Cuando todo el mundo vuelve, tú te quedas. Hace tiempo de playa y dudo si ir a la playa, a la piscina o empezar a ordenar papeles. Quedan viajes en este mes de septiembre. Dicen que el mejor momento para darse un garbeo, como diría un castizo, porque hay menos gente, las cosas suelen estar más baratas y hay una sensación de triunfo, de ganar un espacio que has conquistado y que no debería ser tuyo.
Ignacio Camacho escribió en los noventa una columna en El Mundo de Andalucía que hablaba de tomar vacaciones en septiembre. “¿Septiembre? ¡Como los ricos!” Que yo sepa, decía Camacho, los ricos vacacionan en agosto. ¿Quién es hoy millonario? ¿Quién tiene el mejor coche o chalé?
Viernes, 2 de septiembre
Jorge se va mañana a Irlanda a estudiar un curso académico. Dublín es su destino. Estará con una familia. Hace dos años, cuando se le planteó ir, no quería. Un año después había cambiado de opinión y estaba encantado de probar la aventura. Cuando me di la vuelta, sonreía. Adiós, Tito, me dijo.
En Jacaranda organizamos una fiesta bien divertida y con tertulia posterior, viendo las estrellas, con música de los 70 y 80. Canto Esos ojos negros. Por las caras de la familia no parece al menos que vaya a hacer el ridículo… porque ya lo estoy haciendo. Paqui va con una peluca afro muy favorecedora. Mi gorra de los Lakers ya está un poco vista, pero me la vuelvo a poner. La camisa floreada de pésimo actor secundario en Miami Vice aguanta décadas. Hay que renovar el vestuario ochentero.
Sábado, 3 de septiembre
Vemos en Filmin Mientras seamos jóvenes. Que manía tenemos los de la Generación X con querer tener otra vez 20 años.
Domingo, 4 de septiembre
Diarios y cuadernos (1941-1995) de Patricia Highsmith. El estreno literario de la temporada. Lo lógico sería empezar por orden cronológico. Empiezo al revés, por el final. Sacrilegio, me dijo Ultigómez cuando le anuncié que no había visto ni un solo capítulo de ninguna temporada de Juego de tronos y me senté a ver el episodio final sin saber nada o casi nada de la trama. “Parece que lo han pasado muy mal”, comenté con Toñi.
Pensaba que era una idea loquísima hacer eso (el visionado virgen sin ver nada de lo anterior). No, no era tan estúpido como pensaba. Al día siguiente una compañera de El País había hecho exactamente lo mismo y lo publicó. Ese día estaba cubriendo un mitin de Rajoy en una plaza de pueblo. En la crónica me faltó un puro. Y no había dragones voladores.
Lunes, 5 de septiembre
Dice Alberto Olmos que le gusta la prosa de Ricardo Fernández Colmenero, que le gustaría escribir como él. Si todavía no hubiera leído Literatura infiel, me iría ahora mismo a la primera biblioteca del barrio a devorarlo con ardor adolescente. Pues aquí está Ricardo, en estas líneas, escribo en papel, horas antes de encontrarme con él, su mujer y Yago en La Sole de El Pimpi.
Hablamos de amigos periodistas, recordamos otros tiempos, no necesariamente mejores, reímos con ganas y brindamos por los proyectos que están a punto de llegar. El aire acondicionado estaba demasiado fuerte. Lo quitan y lo pasamos todavía mejor. El abrazo llega. Yago me preguntó que por qué no tenía pelo.
Martes, 6 de septiembre
Jorge va con corbata al colegio. Los martes no va a clase. Hacen trabajos. Esta vez le toca pintar una clase. Se adapta bien. Sigue jugando al fútbol. Cuando ganamos el Mundial tenía tres años. Aún le recuerdo, rubín, ojos clarísimos y en casa de mis padres, con la camiseta de España con el dorsal y nombre de Piqué a la espalda. Es del Barça, como su padre. No podía ser tan perfecto.
Nado 150 metros en la piscina olímpica. No es mucho, lo sé. Esta temporada he nadado menos que el verano 2021. El año pasado me hacía de media 400 metros, con la escafandra, y disfrutando de la luminosidad que entraba en diagonal. A las 19.30 el sol es tan leve que parece reírse de mis intentos baldíos de coger un poco de bronceado. Venga, chaval, haber venido más en agosto. Ahora ya es tarde. El moreno me duró 10 días. Al menos ahora no estoy blanco. Espérate a octubre y ya verás, se ríe el astro.
Miércoles, 7 de septiembre
Por fin conozco Venecia. Esta ciudad no se parece a ninguna otra. Qué belleza.
Jueves, 8 de septiembre
En la Scuola Grande della Misericordia pruebo burrata cheese ravioli. No descubro que es burrata. Si lo hubiese sabido no lo habría comido. Pero está bueno. No, perdón, está delicioso. ¿Me gustará a partir de ahora el queso?
De pronto, detrás de una cortina aparece una banda increíble de músicos que interpretan canciones de cine. La pantera rosa, el silbido del Puente sobre el río Kwai y Érase una vez América. Morricone en esencia. Y la música de las pelis de Sergio Leone. No sé quién es el malo. El bueno y el feo no andan lejos.
Un pequeño grupo le pregunta precio a un gondolero y si la tarifa incluye canciones:
—¿Usted canta?
—No.
—Pues déjeme, que yo lo hago.
Hay que disfrutar de Muerte en Venecia y otro año de la Mostra. El Lido solo quedaba a 10 minutos en barco.
Viernes, 9 de septiembre
Fallece la Reina Isabel II. Me entero al abrir el móvil nada más aterrizar en París. Se lo digo al compañero de asiento de mi izquierda, un francés un poco más mayor que yo, que se sorprende. La chica veinteañera con el asiento al lado de la ventana dice que ha recibido ya tres memes. Si no eres veloz en este planeta ya no eres nadie. Nos sentaron en asientos separados en el avión. Toñi está cinco filas más atrás. “Ha muerto la Reina de Inglaterra”, semigrito.
La mejor portada, la de Time. Abrigo negro, sobrio, la monarca posa mirando hacia su derecha. The Queen. Elizabeth II 1926-2022, y un fondo celeste.
Humor local, malagueño, avanzada la noche:
Ha enterrado a 8 presidentes de Estados Unidos.
Ha enterrado a 8 papas.
Vio llegar y vio irse a los Beatles.
Vio levantar y vio derrumbarse el muro de Berlín.
No ha visto al Cautivo cruzando al puente de la Aurora.
Domingo, 11 de septiembre
Muere Javier Marías. Siento rabia y coraje. He leído algunos libros suyos, pero no los suficientes, ni siquiera quizá los mejores, los canónicos. Otro error —salvable, espero— en mi mochila lectora. Los artículos me hacían gracia, se aprendía siempre y nunca eran faena de aliño. Era un gran entrevistado. Su diálogo con Rosa Montero en El País en agosto de 1992 lo pongo siempre en clase como ejemplo de buena entrevista.
En estado de gracia
“Me gusta especialmente esta entrevista con Marías porque en ella el escritor se comporta totalmente como el personaje de un relato. Y no es que actúe o finja, sino que se está representando a sí mismo. Quiero decir que él es así, incluyendo en este así unas buenas dosis de sentido del humor sobre su propia persona. Marías es un escritor notable y tal vez no pueda evitar el novelarse o escribirse a sí mismo cada día”.
(De la web de Javier Marías)
El epílogo de 1999 a Los dominios del lobo, su primera novela, publicada en 1971, contiene para mí el punto de partida que debe tener en cuenta todo escritor:
Tengo para mí que —suponiéndole talento y conocimiento al autor, y no sólo rabia, arbitrariedad, gracejo o anhelo de deslumbrar— cuanto más libre es una novela en su concepción y en su ejecución, cuando más desenvuelto es quien la escribe cuando la escribe, cuanto a más se atreve con control de su atrevimiento, cuando más dispuesto está a contar a su manera (esto es, lo que le venga en gana según sus propósitos y su plan), con más probabilidades contará su novela de durar y de ser releída una y otra vez —releída por los mismos lectores o por distintos y futuros, tanto da —, porque en ella habrá siempre algo nuevo o cambiante por descubrir o comprender.
Lunes, 12 de septiembre
¡Menuda mamarrachada!
Eso es un dislate absoluto, total.
¿No te das cuenta?
Martes, 13 de septiembre
La escritora Laura Carneros aparece en el hotel para la entrevista en Zenda. Hablamos casi diez minutos antes de darle al botón rojo de las notas de voz del móvil. Y luego habla y habla. Yo pregunto (poco), más bien es una conversación, y apunto sus ideas. Esta foto. No, mejor la otra. Pues borro la anterior. España juega el Eurobasket y se despide Carneros. Aún me acuerdo de aquellas palabras.
Laura Carneros: “Tenía que contar mi vida, aunque fuera sacrificando mi intimidad”
Jueves, 15 de septiembre
En El Mundo de Millás hay un despliegue de sensaciones de la infancia que anoto con devoción. Aquí cito otro párrafo:
“Cuando escribo a mano, sobre un cuaderno, como ahora, creo que me parezco un poco a mi padre en el acto de probar el bisturí eléctrico, pues la escritura abre y cauteriza al mismo tiempo las heridas”.
A Juan Romera Fadón le gusta (o eso parece) el pollo asado de Echevarría. Mientras hablamos de El Español y El Confidencial, de futuros posibles, de escritores, libros y corazones blancos, Federer anuncia que deja el tenis. Magnífico su tuit que escribe en la terraza:
“El hombre que no sudaba. El hombre que llegaba a la pista con una rebeca”.
Viernes, 16 de septiembre
Regresa la exposición de Toñi sobre los hibakusha de Hiroshima y Nagasaki. Estuvo varios meses en La Térmica, en una sala con fondo negro que permitía encauzar la mirada del espectador en las propias fotografías. La sala El Portón de Alhaurín de la Torre es distinta. Las paredes son blancas y hay luz natural, algo que en teoría dificulta el visionado de las imágenes, pero al tener una disposición distinta la narrativa de la muestra ‘suena’ diferente.
Comida en familia, para celebrar la exposición, en el antiguo Vista Suiza, ahora rebautizado como Casa Ovi. Muy ricos los pescaítos. Papá dice que es el mejor flan que ha probado en su vida. Excelente calidad/precio, incluso.
Pepi, mi suegra: “Estáis como si tuvierais 15 años”.
Mamá: “¡Menudo verano con tantos viajes!”
Domingo, 18 de septiembre
Arranca el crucero. Una semana en barco con salida de Barcelona y escalas en Palma, Marsella, Florencia/Pisa, Roma y Nápoles.
Domingo, 25 de septiembre
En casa de Paco Reyero y Liliana se respira periodismo y Estados Unidos. Nos enseñan los rincones no asaltados por turistas del barrio de Santa Cruz. Sevilla, qué ciudad tan hermosa. Vamos al concierto de Ludovico Einaudi en la Plaza de España. Estamos agotadísimos del viaje. Refresca más de lo que preveíamos. Ludovico no decepciona.
Lunes, 26 de septiembre
Quizá el año empieza hoy. Arranca el curso en la UMA y mis clases de Géneros Periodísticos Interpretativos y de Opinión. Les he dado clase en Primero y ahora están en Tercero. El hashtag es #GPIO22 y hablaremos de las técnicas de la crónica, el reportaje, la entrevista y la columna. Las ganas de empezar algo nuevo, de poder enseñar trucos de escritura creativa, de aprender de los maestros. Ojalá nunca perder esta vocación por enseñar.
Martes, 27 de septiembre
Miguel Ángel Oeste (MAO) dejó en el buzón de Héctor Márquez, reconocido periodista cultural de la ciudad, varias críticas de cine. Oeste las firmaba como si ya fuera colaborador en Fotogramas, muchos años antes de que lo realmente lo hiciera. Porque a veces los sueños se cumplen. MAO era el joven que quería escribir y escribía de cine, de literatura, de la vida. Héctor lo recuerda en una pregunta del público en la presentación de la novela Vengo de ese miedo de Oeste, que ahora tiene 49 años. Si por él fuera, seguiría alabando sin parar la narrativa de Rodrigo Blanco Calderón, su presentador. No le gusta hablar de sí mismo. De la entrevista que le hice en Zenda se quedó con su última respuesta.
Miguel Ángel Oeste: “No se puede escribir bonito de lo feo porque estarías estilizando el horror”
Miércoles, 28 de septiembre
Vemos Solteronas de Manuel Jiménez Núñez, prestigioso director de documentales. Impacta el arranque y el remate de la cinta. Es una película arriesgada en su narrativa y me quedo con el personaje de Tecla Lumbreras, en un plano fijo, situada de espaldas, que refleja un tipo de solterona.
Mi tía Vivi, Mariví, era una solterona vocacional. No quiso tener hijos ni marido. Era muy independiente. Viajó muchísimo. Los niños del jardín de infancia que regentaba eran sus retoños. Algunos estarán a punto de tener nietos. Quizá alguno ya sea abuelo.
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