Cercano en su juventud a los motivos simbolistas, se desplazó hacia una poesía de carácter más comprometido ante la amenaza del nazismo en su Checoslovaquia natal. Ya en su madurez, denostado por las autoridades soviéticas, imbricó con cautela ambos aspectos para construir un corpus poético en el que la negrura se advierte, como horizonte político y estético, siempre al fondo del poema. A continuación reproduzco Eva, un poema de Vladimír Holan.
Eva, de Vladimír Holan
A Maria Tomasova
Fue cuando el vino nuevo… El otoño
había tejido ya el mimbre en torno a las botellas,
y la serpiente, no encima de la piedra, sino debajo del brezo,
yacía sobre el vientre cubriéndose con su dorso.
«La belleza destruye el amor, el amor la belleza «, me dijo
y del mismo modo que antaño se sacrificaba a las diosas de aquí y allá
un número impar de víctimas,
ella pensaba entonces nada más en sí misma,
imaginando con indiferencia
la eternidad sin inmortalidad…
Era tan hermosa que si alguien me hubiera preguntado
por dónde había ido con ella, no hubiera, sin duda, hablado de paisajes
(a no ser que sintiera la impotencia de las palabras
y que sólo hiciera posible deletrear el silencio
la lluvia que cae en los presidios).
Era tan hermosa que quise
vivir de nuevo, pero de un modo distinto.
Era tan hermosa que en el fondo de mi delirante amor
me esperaba todavía íntegra toda la locura…
Traducción: Clara Janés
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