Durante siglos, la España medieval fue la frontera del occidente de Europa ante el Islam. Pero no fue barrera hermética, sino espacio móvil, fluido, que lo mismo facilitó escabechinas a troche y moche que intercambios y relaciones fértiles. La ocupación musulmana no había sido total, pues quedaron zonas no conquistadas en el norte, y la península era un complejo escenario donde se entrecruzaban antiguos visigodos, árabes de Arabia, bereberes del norte de África, conversos de variopinto pelaje y cuantas combinaciones raciales y religiosas pueden imaginarse. Arrinconados al principio en las montañas, los cristianos norteños aprovecharon las guerras civiles que los moros de abajo libraban entre sí para ir creciendo, formar reinos propios, ganar territorios y librar sus propias guerras civiles marca de la casa; y poco a poco, convertida en tierra de nadie, la frontera se fue desplazando hacia el sur. Aquello tuvo sus fases, claro. Al principio, mientras los reinos cristianos, fieles al puntito cainita hispánico, se puteaban entre sí, los califas del reino de Córdoba alcanzaron un momento de gloria militar, social y cultural con Abderramán III, que fue grande entre los grandes (en el siglo X, Córdoba era la más deslumbrante y moderna ciudad europea), y con Almanzor, caudillo que varias veces les dio a los cristianos las suyas y las de un bombero. En aquella edad de oro del Islam español (un reproche a los reinos escuálidos y mugrientos del norte de Europa, según el historiador Andrew Marr), los musulmanes no sentían sino desprecio por sus vecinos norteños, a los que el geógrafo Almasudi, con muy mala leche, definió como groseros, de entendimiento escaso y lenguas torpes. Sin embargo, a partir del siglo XI (la época del Cid y todo eso), los cristianos, aquellas malas bestias del norte convencidas de que la tierra era plana y de que cortando pescuezos se resolvía todo, cogieron carrerilla, impregnándose tanto de la cultura de sus enemigos (o amigos, según las necesidades de cada momento) como de las tendencias políticas, económicas, sociales y religiosas de la Europa cristiana cada vez más sólida que tenían a la espalda. Se daba la paradoja de que en la frontera se asentaban guerreros y hombres libres, pero eso favorecía la aparición de jefes militares que acababan imponiéndose a los hombres libres y acaparaban tierras y poder. Por otro lado, la cristianización de esos lugares hacía nacer monasterios y sedes episcopales que terminaban poseyendo tierras y vidas; de modo que la propiedad iba a manos de la nobleza guerrera y de la Iglesia. De cualquier modo, hacia el siglo XII y entre altibajos, victorias y derrotas, alianzas y rivalidades, el espacio ibérico estaba más o menos definido: Al Andalus fragmentada en taifas morunas que se llevaban fatal entre ellas, y un creciente territorio cristiano donde adquirían personalidad propia los reinos de Castilla y León, Portugal, Navarra, Aragón y los condados de Cataluña (un reino exclusivamente catalán no existió jamás). Al principio el mundo musulmán español era brillantemente urbano; y el cristiano, campesino. De cualquier modo, la superioridad andalusí fue indiscutible: de Oriente se traían poetas, médicos, filósofos, mercaderes, artesanos, técnicas agrícolas e industriales. El astrolabio (invento griego) se convirtió en símbolo cool de la ciencia para los musulmanes pijos: una especie de computadora universal utilizada lo mismo para la arquitectura que para la astronomía. A diferencia del Islam de nuestro siglo XXI, tan reaccionario y oscuro, el de entonces se mostraba joven, ávido de conocimiento y modernidad. Las grandes ciudades, con palacios como Medina Azahara o mezquitas como la de Córdoba, eran formidables, y buena parte del pensamiento y la ciencia clásicos recuperados por Europa, así como importantes aportaciones persas e hindúes, se debió a la traducción de las obras conservadas y desarrolladas en España por pensadores musulmanes como el ultramoderno Averroes (La incoherencia de la incoherencia fue una patada en los huevos al inmovilismo ortodoxo islámico), Avicena, el judío Maimónides (Guía de perplejos) y otros que tal, con unos enfoques racionalistas de la filosofía clásica tan influyentes en el pensamiento occidental como siglos después lo serían Descartes, Hume, Voltaire o Montesquieu. En contacto con todo eso y con las corrientes culturales transpirenaicas, los reinos cristianos, sin dejar de ser sociedades guerreras, fueron refinándose y pasaron de una vida basada en el botín de guerra, la agricultura y la ganadería a sistemas económicos y culturales más complejos; sobre todo el reino de Aragón y los condados catalanes, donde, por su mayor contacto con el resto de Europa y el Mediterráneo, empezaron a cuajar verdaderas ciudades artesanales y comerciales con una burguesía local digna de ese nombre.
[Continuará].
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Publicado el 28 de octubre de 2022 en XL Semanal.
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¡Vaya tropa! ¡Vaya excelsa tropa! Los unos con sus reinos de taifas y su sofisticada sociedad y los otros con sus disensiones, sus particularismos, individualismos su bruta intrepidez y su sencilla suciedad. Las disensiones y los «más vale cola de ratón que cabeza de león» (perdón por la licencia poética) los llevamos en nuestros genes celtibéricos. Anclados por siempre en nuestros particularismos tribales (vease nuestro actual Concejo Genial del Joder Jurásico), somos incapaces de acordar ni el menú de una cena. Tribales. Vergonzosamente tribales. Eso sí, unos más que otros…
Eso sí, cuando se trata de consenso, aunque contadas veces, somos excelsos. Ejemplo de extraños, no así de propios, que denostamos nuestras propias y excepcionales obras (leáse transición democrática).
Muy buen resumen histórico, don Arturo.
Estudia una mica d’ Història. Aquest article de «Zenda» explica molt bé com els Sarraïns deixen espais buits al capdamunt de la península. Explica molt bé com es formen unitats territorials que seran comtats, regnes, ducats, influïts pel que serà Europa. Els Comtats Catalans són fets per en Carles el Magne, Carlemany. Des del Rosselló fins a Barcelona, amb una ratlla que segueix tot el Pirineu i el Pre-Pirineu, baixa cap al Bages….i forma una sèrie de comtats amb el de Barcelona al capdamunt, com ara. Són comtats Carolingis. Fins al 900, que Borrell II se’n separa i inicia els comtats catalans, aviat cap a Lleida i Tàrraco.
Los árabes eran, originalmente, los habitantes de la península arábiga. Eran un pueblo de beduinos subdesarrollados y fanáticos. Vivían en el desierto y en unas pocas ciudades pequeñas y miserables hasta hace cuatro días. Conquistaron Siria y Egipto porque los bizantinos y persas estaban agotados y desmoralizados después de un siglo de guerra sin cuartel. Siria y Egipto tenían ciudades y todo lo que eso conlleva: técnicos, oficios, artesanos, sabios de todo tipo, escuelas, bibliotecas… Ese legado de Oriente, de origen bizantino, es decir, del Oriente romano, era el origen de la superioridad cultural del efímero imperio omeya. No digo que los árabes fueran siempre beduinos. No les quito su mérito de difundir y universalizar adelantos como el número cero (que tomaron de los hindúes), la medicina oriental, la astronomía egipcia y las matemáticas mesopotámicas. Lo que no acepto son las especies populares de que nos trajeron el aseo personal (¿alguien sabe para qué servían las termas romanas?) o las obras de irrigación y alcantarillado, por ejemplo. Los árabes se refinaron rápidamente, pero les pasó como a los pueblos germanos al conquistar el Imperio Romano de Occidente: se desposaron con la cultura de los vencidos y formaron una sociedad mestiza, una síntesis entre conquistador y conquistado. Algo que también hicieron los romanos, griegos, persas, asirios… Todos, hasta los españoles en América. Todo este sustrato cultural preexistente en los países conquistados por los árabes e islamizados muy lentamente fue El origen. Los árabes aportaron la paz, el orden y la estabilidad que habían faltado durante años en los países conquistados, y eso favoreció el florecimiento y los intercambios con espacios tan lejanos como la India, China, Etiopía o España. Estas conexiones fueron muy superiores a las de los romanos y explican muchas cosas. Ahora bien, a la larga, los árabes fracasaron en la consolidar un poder público estable y en muchos lugares regresaron a las guerras civiles continuas y al estado tribal que en Occidente estaba superado, aunque fuera por algo tan imperfecto como las monarquías feudales. ¿Por qué Occidente lograría construir estados modernos y el mundo musulmán no? Básicamente porque en Occidente había un orden político teórico que separaba claramente el poder civil del espiritual, y subordinaba aquél a éste; esto era de gran importancia en el terreno jurídico, en el que fue recuperándose el Derecho romano para reconstruir el poder público frente al improvisado feudalismo. Al mismo tiempo, la existencia de una ley divina inmutable que debía inspirar las costumbres y la ley positiva obligaba por igual a reyes, papas y súbditos. Por poner un ejemplo, un señor feudal no podía imponer legítimamente el antiguo derecho de pernada, de origen precristiano, ya que la violación es un delito en la ley cristiana, y de esa manera los fueros de Navarra o Castilla, por ejemplo, imponían penas a los violadores siglos antes de que las ministras del reino aprendieran a decir disparates. En los países musulmanes, es el poder político el propietario de las mezquitas y quien nombra a los ministros del culto.
Otro asunto que llevaría a Occidente a superar el mundo musulmán (superación que sólo estaría clara a partir de la decadencia otomana en el siglo XVIII) fue la religión. Islam y cristianismo son religiones reveladas, pero el cristianismo, desde el principio, se preocupó de darle una base racional y dotarse un conocimiento natural a través de la razón. Los cristianos no despreciaron la filosofía y adoptaron las doctrinas de los griegos como vía de conocimiento en los misterios de su fe. Dicho de otro modo, los cristianos se afanaron en demostrar la existencia de Dios por la sóla razón. Por eso inventaron el trivium y el quadrivium como modelo de enseñanza. Además, crearon la gran institución científica dedicadas al estudio, la enseñanza y la investigación que reuniera todos los sabores universales: la Universidad. El islam, por el contrario, continuó siendo una religión fideista cuya principal preocupación era la jurisprudencia basada en las enseñanzas de Mahoma. El islam es muy diverso y alcanzó formas de civilización muy avanzadas, pero a cada cual lo suyo. Por cierto, para el desarrollo cultural y político de los reinos cristianos del Norte de España, tan importante fue el contacto con Europa (donde no todo era barbarie) como la inmigración de los cuadros de cristianos mozárabes -más cultos y avispados que los norteños- que huían de las degollinas de almorávides, almohades y compañía.
Muy buena su exposición, sr. Wales. Tan amplia que no voy a puntualizar sino algún detalle. El refinamiento es progresivo y sucesivo y se contagia como se contagió a los reinos cristianos como al del insigne gran sabio Alfonso el décimo. Y gran parte de ese contagio es ese tercer actor en la trama que siempre se nos olvida y que fue fundamental: los judíos, que fueron depositarios y trasmisores de cultura propia y ajena y que son parte de nuestra idiosincrasia y de nuestro inconsciente colectivo, con Jung o sin Jung. Y ese refinamiento quizás sea la semilla de futuras decadencias de cualquier cultura.
Y la transmisión de conocimientos vía Península está sobrevalorado ya que nos olvidamos, por ejemplo de Fibonacci. Efectivamente, múltiples influencias hubieron y las del norte de nuestros pagos también fueron importantes y sería largo de detallar.
También se sobrevalora el componente árabe y bereber de los reinos muslines cuando los conquistadores fueron cuatro gatos y la mayoría de la composición étnica fue hispanorromana convertida al Islam. Léase Sánchez Albornoz y otros. Excesos pseudo-cretínicos-politico-aviesos son los que califican a todo peninsular como moro.
Ganas de ampliar todo esto me quedan… apropiado no sé si es…
Me uno a la recomendación del denostado Sánchez Albornoz, aunque no es el único que defiende el origen hispanorromano de los andalusíes (que eran los que vivían en la España musulmana, no sólo en Andalucía, como algunos desbarran). Aún digo más, estos musulmanes, al igual que los que se mantuvieron cristianos (los mozárabes) hablaron en romance hasta el siglo XII. En cuanto a la importancia de los judíos como ‘tercera cultura’, estoy con Joseph Pérez (por cierto, descendiente de sefardíes), quien afirma que no hubo ‘España de las tres culturas’, sino dos culturas (hispanoárabe e hispanocristiana) y tres religiones. Se haría largo valorar la influencia cultural del judaísmo en la España cristiana, pero creo que fue muy limitada o nula. Otra cosa es la influencia social de los judíos, por no hablar de los conversos o cristianos nuevos. Éstos sí influyeron, diría que transformaron la España cristiana. Creo recordar que es Sánchez Albornoz quien afirma que la Inquisición fue promovida principalmente por ellos. Pero volviendo al tema del principio, recomiendo ‘Al Andalus y su herencia’ del malogrado ataviada Rafael Valencia, un libro imprescindible y actualísimo, aunque desgraciadamente poco leído. Tenemos grandes medievales y arabistas, pero suelen pasar desapercibidos. Por eso seguimos con los estereotipos de siempre.
A pesar de ser un seguidor de la vida y la obra de Sánchez Albornoz, creo que también algo de razón hay que darle a Américo Castro. Como ejemplo, paseándose, visitando y deleitándose con la cocina tradicional de esta nuestra España, se puede comprobar la influencia de la gastronomía hebrea, eso si también con influencia muslim. No digamos la dulce música sefardí que todavìa se conserva y que podemos admirar. Y hay más aspectos a tener en cuenta como la medicina, la astronomía, la filosofía, por ejemplo. Por ello, creo que la influencia es mayor de lo que parece. En el otro tema, razón le doy, sr. Wales, estereotipos y falta de lectura.
Cierto. Freir con aceite de oliva, por ejemplo.
«…A diferencia del Islam de nuestro siglo XXI, tan reaccionario y oscuro, el de entonces se mostraba joven, ávido de conocimiento y modernidad.»
Otra pérez-revertada tan lapidaria como falaz («…es que todas las religiones son iguales», dicen los idiotas). El islam emana de cierto texto llamado «El noble corán».
«Combate a aquellos a los que se les dio la escritura que no crean en Alá y en el último día, no prohiban lo que Alá y su mensajero han prohibido, o no adopten la religión de la verdad, hasta que paguen voluntariamente la yizia, y acepten estar por debajo»
Sura 9:29
«Matadlos donde quiera que los encontreis y expulsadlos de donde os hayan expulsado. La oposición a vuestra creencia es más grave que matar»
Sura 2:190
Por poner solo un par de ejemplos (pero hay muchos más)
Pues si que es reaccionario ese Islam como declara Arturo. A los preceptos coránicos elegidos y expuestos me remito. Va a ser verdad lo de la necesidad de deportación de ciertos individuos con voluntad aleccionadora, como solicitan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Fdo.: alguien que estuvo a unos minutos de ser otra víctima del 11M
Fue la típica operación encubierta de servicios secretos. No hay organización terrorista que no tenga detrás el respaldo, directo o indirecto, de un Estado. Los etarras que ese día brindaban con cava hoy están saliendo a la calle y encontrando empleos subvencionados y paguitas de reinserción que les da el gobierno nazionalista. Esto es un paìs de disney.
Magníficamente desarrollado en el artículo ese concepto de «frontera» tan genuino y enriquecedor. Según lo leía me ha recordado muchísimo a la película «Bailando con lobos». ¿Cuántas maravillosas películas al respecto se hubieran podido rodar en Estados Unidos si tuvieran nuestra historia y nuestro acervo cultural?
Disponemos de un inmenso caudal histórico para argumentos y nos centramos cansinamente casi siempre en la última guerra civil. A ver si quien manda en estos menesteres se decide, al menos, por una nueva temporada del Ministerio del Tiempo, que ya va siendo hora…
No solamente la cansina Guerra Civil (hasta Amenabar ha caído en la misma tentación). El cine español se refocila en lo cutre, lo escatológico, las drogas, la marginación y el lumpen. Y también en lo histriónico o en lo ridículo. Con excepciones contadas. Nadie tira del impresionante acervo histórico que tenemos o del acervo literario salvo contadas ocasiones como cuando se realizan películas sobre las obras de Pérez-Reverte.
Para ver el fútbol
Nos fuimos a Zaragoza con toda la flota .
Ha hacer puntería
Luego nos fuimos de cacería ,tres cervezas y ahora un fino (con esto de procesión a casa ) ,mientras uno compraba pasteles para el domingo ,pala el,,Binicius ,
Y de remate otro de remate ,mientras ,cerveza ,antes de ir a comprar .
ell vino tinto con ceniza
Y el pelo helada ceniza
Un restauran que sirven comidas carne a la brasa y vino tinto .
El vino ceniza
Y la. carne en brasa
Una delicia
Consumida madera
Ya ceniza ,así festín ,
Ya comida .
Aderezan de vino
Restaurado , hielo ,, hielo
Huele Carnes al carbón
El vino ceniza fértil comida
Ábrasa leña de tarde medio día .
Así fuimos de cacería. ,apunto ,
Al Bien ,así se le fue el brazo
Apunto .
El culo incluso flotador después de Séneca serios ,después de lo dicho lo primero ,mañana tengo q ir al médico
Lamen serios al perro tranquilo.
Descanso en su canso ,ya volvieron y pastelitos .
Sólo mezclo impresión ,delicia ,sin sabor de vino de jerez al coso q ya llegará .Estoy serio pero sin mezcla
Qué risa aún huele a carbón con la carne sin sabor .
Pregunto: reinos de Castilla y León como pone el artículo o reinos de Castilla, León (con una coma y no con conjunción copulativa)? porque a mí me ha chirriado lo de Castilla y León en el siglo XI.
Felicitacions per a anomenar sempre el Regne d’ Aragó i els comtats catalans. L’ espanyolisme ranci en diu un nom que supedita els comtats a Aragó. Veure Pierre Vilar, Pierre Bonnassie, Salrach i un llarg etcètera, De fet, els comtats catalans són carolingis fins al s. X. Després s’ estenen.