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Poderosas mujeres de frontera

Poderosas mujeres de frontera

La historia que narra la escritora y periodista Isabel San Sebastián (Chile, 1959) en su última publicación, La dueña, está realizada con saltos temporales adelante y atrás, ya que la protagonista, Auriola de Lurat, quiere que su nieto favorito, Diego, conozca la vida de su abuelo, Ramiro de Lobera, infanzón muerto en combate, cuya memoria desea que sea venerada y que no se pierda. Para ello nada mejor que ir contándole poco a poco, aunque sea de manera desordenada, su valiente y honorable vida.

"La frontera era un lugar arriesgado, duro y cruel, donde la libertad se pagaba con la propia sangre, y aun así nunca faltaron valientes dispuestos a instalarse en ella"

La abuela Auriola, mujer fuerte, reflexiva, dotada de gran carácter y personalidad, es consciente del peligro que acechará a su nieto e intenta con todas sus fuerzas educar y formar a Diego para que pueda enfrentarse a los problemas con que se encontrará. Auriola recuerda su infancia y su pasado como dama de compañía de doña Urraca Garcés, hermana de Su Majestad don Sancho Garcés, así como cuando abandona la corte para casarse con su amor, Ramiro, e instalarse en la torre, propiedad de su marido, en la peligrosa frontera con las tierras moras. La torre se encuentra rodeada de aldeas de gentes humildes, pero indómitas, que en su ansia de libertad escogieron la dura vida en la frontera a las certezas de una servidumbre. Emigrantes que al escoger vivir en la insegura frontera pueden acogerse al viejo “Fuero Juzgo”, que permitía “ganarse la propiedad de las tierras a quienes las trabajasen durante treinta años”. La frontera era un lugar arriesgado, duro y cruel, donde la libertad se pagaba con la propia sangre, y aun así nunca faltaron valientes dispuestos a instalarse en ella. Estos hombres y mujeres, abanderados de la repoblación y de la vida en la frontera, se caracterizaban por tener una gran dignidad, tenían muy claro que “eran hombres libres igual que sus señores; no siendo más que ellos, pero tampoco menos”.

A las mujeres, fuesen reinas o campesinas, esposas o viudas, la vida las obligaba —cuando sus padres, hermanos y maridos se iban a la guerra—, a convertirse en las gobernantas de las posesiones de sus hombres, bien fuesen un castillo, una casa o una torre fronteriza, lugares a los que la mujer terminaba por transformar en el hogar familiar. De esta manera se ganaron el título y las facultades de dueña de la hacienda, consiguiendo, en ausencia de los hombres, ser capaces de mantener sus campos, ganaderías y propiedades.

"Los caballeros villanos siempre alternaron la era con el campo de batalla, sin hacer ascos tampoco a la cría de ganado. La espada y la yunta van de la mano. Así se ha guardado la frontera durante siglos"

En La dueña, Isabel San Sebastián despliega una narrativa intimista en donde los sentimientos y afectos de una abuela por su nieto y viceversa son muy emotivos, sirviendo de homenaje a esas mujeres que asumieron la responsabilidad de mantener la unidad familiar, en el recuerdo y cariño constante de los ausentes, no olvidando de dónde proceden y hacia dónde se dirigen. La obra está llena de descripciones detallistas que recrean cómo era la vida en ese supuestamente oscuro siglo XI. Sin la repoblación de las regiones devastadas por las aceifas y las guerras en los territorios fronterizos no habría sido posible el avance de la frontera hacia el sur, movimiento que trajo consigo tiempos de paz más extensos, que llevaron aparejada la prosperidad de las villas y ciudades.

Los caballeros villanos siempre alternaron la era con el campo de batalla, sin hacer ascos tampoco a la cría de ganado. La espada y la yunta van de la mano. Así se ha guardado la frontera durante siglos. La guerra era su medio de supervivencia, de progreso, de acumular botines, ganándose el honor al cumplir con su deber.

“Al final de la vida de Auriola, su nieto Diego es consciente de que a ella le debía todo cuanto había llegado a ser. Eran su ejemplo, su coraje, su empuje, su respaldo incondicional, su generosidad ilimitada los que le habían permitido alcanzar la posición que ocupaba en la hueste del rey Alfonso”.

Isabel San Sebastián nos trae en este libro a una serie de personajes anónimos que formaron parte de la Historia del siglo XI y que tuvieron un papel importante en todos los acontecimientos, pero que los historiadores nunca se habían parado a relatar. Aquí los grandes protagonistas de la historia son meros acompañantes de estas dueñas. Merece remarcar el callado e ignorado protagonismo de las mujeres de esos tiempos que, tal y como se demuestra a lo largo del libro, se merecen un reconocimiento público. A estas poderosas mujeres de frontera hay que llamarlas así no solo por su comportamiento valiente: en ausencia de sus varones, ellas tenían y ejercían el poder.

Libro recomendable por cómo está narrado y la novedad del tema tratado, que reconoce que en la Edad Media se produjo, en ciertas circunstancias, el empoderamiento de la mujer.

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Autora: Isabel San Sebastián. Título: La dueña. Editorial: Plaza y Janés. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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