Inicio > Libros > No ficción > Un puñado de vida

Un puñado de vida

Un puñado de vida

Esto es lo que uno es, esto lo que no pensabas ser, esto es lo que vas a ser después del reajuste y el reensamble, esto es lo que uno es tras la reconstrucción. Y lo que surge al mundo ya no es un yo, sino un nosotros. Lo importante es la comunidad, mi semejante, mi hermano. En cinco breve pasos, el artista indómito Nick Cave (Warracknabeal, 1957) forja una autobiografía que es el preámbulo a un libro-objeto que reverencia la figura del músico australiano y su explosión de genio desde la infancia más vulnerable hasta la madurez de la supervivencia. Páginas que son documentos, algunos expresamente íntimos, donde se revela la verdad de quien ha hecho de su vida una performance inesperada —pero no improvisada— en la que cabe desde el proceso creativo hasta el luto más doloroso. He aquí un valiente que ha entendido que no existen atajos para mostrar la existencia con dignidad. Como le escribiera en 1980 en una desalmada carta en rojo sangre a Anita Lane, “te quiero y eso es todo”.

El libro lo componen facsímiles de letras de canciones (esos diarios fantásticos a los que ya nos tenía acostumbrados), objetos reverenciados por Cave, fotografías del álbum familiar, poemas a la esposa (“Sé que hay un momento intermedio / entre el horror de estar despiertos y el sueño de estar dormidos / donde la belleza del mundo y de ella es apasionante”), bocetos de dibujos, carteras del protagonista, cajas de cassettes antiguas, souvenirs que radiografian un mito viviente de la música del último medio siglo de música, libros hechos a mano por el propio Nick Cave, mechones de cabello, su Olivetti Lettera 25, cuadernos con bosquejos de novelas, cuadernos de rutas y giras, garabatos varios, manuscritos, un ensayo de Darcey Steinke (“Dios está en la casa”) y unos apéndices contextualizadotes donde aparecen las filias y fobias de este héroe de la autocracia que ha acabado entendiendo que, como el protagonista de Hacia rutas salvajes, nada tiene sentido sin la mirada compartida del prójimo.

"Los cuadernos en los que escribe sus canciones son colecciones de ideas fallidas, una prueba de la vida vivida y viviéndose. Cuadernos que se convierten en objetos de devoción donde todo cabe"

Cuando Nick Cave rondaba los diez años, su padre lo puso frente a él y le leyó el primer párrafo de Lolita, de Nabokov (“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas…”). Si es así como ha de sumergirse uno en la escritura y en el potente acto de la lectura consciente, pues se hace, pensamos que imaginó su padre. “Me di cuenta, por la manera en que aquello lo empoderaba, de que se sentía que estaba transmitiendo un conocimiento prohibido”. Fue la instrucción del hecho narrativo convertido en revelación y en contacto íntimo con la mente de su progenitor, Colin Cave. De ahí a la escuela de arte de Melbourne había un paso, y lo dio. Lo demás es historia, como dice, pero labrada en letras repletas de giros bíblicos, confesiones y grandes dosis de literatura de alta graduación, la de sus fuentes —con Faulkner en los altares— y la suya propia, a medio camino entre la épica y la onírica.

Los cuadernos en los que escribe sus canciones (perdió el último, el de Ghosteen) son colecciones de ideas fallidas, una prueba de la vida vivida y viviéndose. Cuadernos que se convierten en objetos de devoción donde todo cabe. Darcey Stenkey dice que, como Faulkner, Nick Cave “te puede hechizar como un chamán prehistórico que engancha al lector con símbolos numinosos y un horror sagrado”. Y es que para la mente del compositor de Let Love In (1994), el infierno le parece más probable que el cielo. La voz de dios hecha maldición ha bramado a través de él en muchas ocasiones, lo que lo emparenta con el lamento punk de los destruidos, pero al final nace de esa semilla compuesta por una genética heterodoxa y por la epigenética acumulada en sus sesenta y cinco años una idea de la trascendencia que no lo convierte en gurú, pero que no estaría de más escuchar de vez en cuando, sólo por recordar que hay quien viajó al infierno y regresó con la condena a cuestas, casi como mártir, para que sean otros los salvados. Hay un Apocalipsis en su quehacer, pero también una suerte de salvación si se tiene fe en el poder de la música, en la energía del salmo, en la necesidad del relato. Como un predicador a punto de ser condenado, Cave se inmola porque ha aprendido, finalmente, a perdonarse a sí mismo al tiempo que perdonaba al mundo.

Más extraño que la bondad. Y sin embargo, tan presente. ¿De qué habla Nick Cave con esta exposición itinerante que ha montado a partir de este libro? Habla de algo tan humano como la empatía o el amor. Habla de eso que acaba siendo “más extraño que la bondad”. Habla, claro, del Mal. Para que no lo olvidemos. Pese a todo, el protagonista de este hermoso libro sabe, como Rusty Cohle, el protagonista de True Detective, que la luz va ganando a la oscuridad. Que así sea.

—————————————

Autor: Nick Cave. Título: Más extraño que la bondad. Editorial: Sexto Piso. Traducción: Mariano Peyrou. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

5/5 (3 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
  • Una gota de afecto, de José María Guelbenzu

    /
    abril 07, 2025
    /

    Una gota de afecto es la historia de un hombre herido desde su expulsión del paraíso de la infancia, un funcionario internacional dedicado a proyectos de ayuda en países subdesarrollados que eligió ejercer una ciega soberanía sobre la realidad. Pero la realidad lo devora, porque no hay otro lugar para la existencia que la vida misma, y al hallarse en la última etapa de su historia personal, se encuentra maniatado por su insensata voluntad y empieza a sentir que su regreso al lugar de la niñez lo sitúa, sin previo aviso, en un sitio desafecto. Construida como una especie de «novela…

    Leer más

  • No me cuentes tu vida, de Carlos Clavería Laguarda

    /
    abril 07, 2025
    /

    El mundo literario anda saturado de tanto autor que moja la pluma en el tintero de su propio ombligo. La literatura del yo ocupa todos los anaqueles de las librerías y ahora toca reflexionar sobre el modo en que todo ese narcicismo ha afectado a nuestra cultura. En Zenda reproducimos las primeras páginas de No me cuentes tu vida: Límites y excesos del yo narrativo y editorial (Altamarea), de Carlos Clavería Laguarda. *** PRIMERA PARTE. LA PROSA DEL YO I. Premisa La corriente por la que suspiraba Woolf se convirtió al poco en inundación, y un crítico estadounidense afirmaba en…

    Leer más

  • La persecución al libro

    /
    abril 07, 2025
    /

    Libros que nos ponen en comunicación con los muertos, libros con los secretos de las grandes religiones, libros almacenados en bibliotecas ocultas… Este ensayo divulgativo es, como reza el mismo subtítulo, “un viaje por el lado oscuro del conocimiento”. En este making of Óscar Herradón explica qué le llevó a escribir Libros malditos (Luciérnaga). *** Y es que ese poder supranatural que se otorga a algunos libros desde tiempos inmemoriales es un fiel reflejo del alcance y trascendencia que tiene la palabra escrita. El escritor inglés sir Edward Bulwer-Lytton (1803-1873) recogió la frase «la pluma es más poderosa que la…

    Leer más

  • Zenda recomienda: Nuestra gloria los escombros, de Lucía Calderas

    /
    abril 07, 2025
    /

    La editorial apunta, a propósito del libro: “Todo lo importante se aprende por la boca. Una historia por cada diente, una mordida, un agujero. A través del recorrido por las 32 piezas dentales, Nuestra gloria los escombros teje la incógnita de los límites de la identidad indígena (¿fui, soy, seré?) a partir de la historia familiar y ancestral de la autora, las implicaciones afectivas, sociales y políticas de la migración y el desplazamiento de los pueblos originarios y la vida de las mujeres en ese territorio liminal. En el mazahua, la lengua con la que nunca le habló su abuela indígena, existen las vocales…

    Leer más