Rafael Soler es un narrador y poeta español, nacido en Valencia en 1947, que se inició en la poesía en 1980 con Los sitios interiores, en la colección Adonais; a lo que siguió un silencio poético de casi tres décadas, para volver con renovado entusiasmo a la poesía, como lo demuestra el volumen Vivir es un asunto personal (Olé Libros), que recoge sus seis poemarios publicados, entre ellos Ácido almíbar, o No eres nadie hasta que te disparan, además de poemas dispersos editados en otras publicaciones. La poesía de Rafael Soler se mueve entre lo coloquial y lo culto, con inquietudes existenciales, que se conjugan con la vida cotidiana y siempre mostrando una gran preocupación y comprensión por el hombre, en un tono narrativo en donde no están exentos lo onírico y la sutil ironía. En los últimos años participa con frecuencia en festivales internacionales de poesía de Europa y América. A mediados de diciembre, en el Salón de Actos del Ateneo de Madrid con su aforo completo en pie, se le dedicó un homenaje con motivo de sus 75 años, donde el autor recitó los cuatro poemas inéditos que aquí presentamos.
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Una cuna tan parecida a un barco
Álzate memoria y dime si así
tendrá mi jornada otro tamaño
al abrigo tan solo
de esa luz que irradias
en tus horas de asueto
háblame en buena vecindad
pon a la mesa loza canto y charla
los afanes de quien hizo
un plato de sopa con mi hacienda
olvido y su memoria
pasad
desnudaré el corazón
para hacer del mar escaparate
del sol un avatar perplejo
del torpe caracol ensimismado
triste furgón de blanca nieve
pero cómo salir de aquí
decidme
cómo romper el abrigo
de este casco facial
en calavera.
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Aconteciéndome pues en otras bocas
A dos pechos mi destierro
el redondel donde cayeron
niños de acérrimas costillas
los profesores del sollozo
los malnacidos y los malos moribundos
los pálidos
también en su esqueleto los pálidos solemnes
que ultrajaron de mi casa la camisa
bebe una libélula en los charcos de agosto
caen del capazo más ciruelas
cierra un blanco pañuelo la quijada del muerto
gime de gozo una extranjera en su butaca
todos así
a socorrer al tibio vienen
con su violencia célebre
precisamente ahora que me urge
el buen decir de los abrazos.
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Azorados en su decir menudo
Como por sobre el hombro
en falsa quietud correspondida
escucharé sin débito ni queja
el clamor de los ausentes
¿hicieron pleito con la cocina a oscuras?
¿quién puso su amor en una lata?
¿tuvieron quizá la suerte del humilde?
¿pagaron sus cubiertos?
¿maldecían?
¿alguna vez lloraron en retina de dos
para salvarse?
cómo iba yo a desdecir su testimonio
balbuceo del que urgente llega
y urgente se desdice
aquella joven que dijo ser mi viuda
el desdén correspondido
los tres socios pelícanos
la puñalada
cómo no atender sus pleitos de ceniza
si a mi llamada acuden
con el sudario puesto
aflójense
iniciemos la ronda
en presente compasivo
rueden cabezas
carguen sus pistolas
con atención escucho
tiempo tengo.
***
Usted bien merece un estado
de conmoción lírica
Huyendo de mis pies
así parado de tanto trasegar
el benéfico alcohol y sus veredas
un brazo
la hacienda que no tengo
y los versos que vendrán daría
por las barras de ayer
pero descansemos hermanos
venga a nosotros la bendición del alba
en posición descanso botellas y butacas
el alto taburete de los tacones altos
descansa coctelera sabia
descanso para ti salubre tónica
descanso nuestro hermanos
descansad
tanto exceso
tanta áfona gargant
tanto hijo de dios con hielo
en vaso ancho
arriba el corazón nuevas las copas
¿nuevas las copas digo?
¿arriba el corazón?
vivir beber
¡volvamos!
¡Gran poeta Rafa Soler! Su poesía es directa y fascinante.
Buenos poemas con imágenes de la vida de la vida del poeta o de su inspirador o de su musa o de quien lee y lo busca en su diario íntimo respecto del poema primero se me ocurre pensar en el movimiento del barco con las olas y la cuna que se mece y el que está en el barco o en la cuna debe sobrellevar esos movimientos que sería como tolerar soportar aguantar los vaivenes de la vida y si no se acompaña esos movimientos acompañando con astucia esos golpes se tropieza y se cae al piso y se golpea la persona y ni hablar si te caes al mar pidiendo ser el abismo si nadie te salva dicen que el cantautor Bob Dilan cuenta que en el medio de una gira y encontrándose en la habitación de un hotel se sintió caer y que comprendió que era Dios o Jesús quien lo levantaba
Saludos zandalibros