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8 poemas de José Emilio Pacheco

José Emilio Pacheco fue un poeta, narrador, ensayista y traductor nacido en Ciudad de México en 1939. Considerado como uno de los escritores más importantes de la literatura mexicana del siglo XX, estudió en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde inició sus actividades literarias en revistas estudiantiles. Colaboró en el suplemento Ramas Nuevas de la revista Estaciones, y fue jefe de redacción del suplemento México en la Cultura. Fue profesor en universidades de México, Estados Unidos, Canadá e Inglaterra. Su obra destaca por la depuración de elementos ornamentales y por su compromiso social con su país. De su poesía destacan Los elementos de la noche (1963), No me preguntes cómo pasa el tiempo (1969), Los trabajos del mar (1984), Miro la tierra (1986) y Ciudad de la memoria (1989). Como narrador destacan sus relatos El viento distante (1963), El principio del placer (1972), La sombra de la Medusa y otros cuentos marginales (1990) y las novelas Morirás lejos (1967) y Las batallas del desierto (1981). Sus artículos y ensayos son numerosos y casi todos versan sobre literatura, aunque también abordan asuntos políticos y sociales. Entre los galardones otorgados destacan los premios Magda Donato (1967), Xavier Urrutia (1973), Premio Nacional de Periodismo (1990), Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de la lingüística y literatura (1992), Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2009) y el Premio Miguel de Cervantes (2009). Fue miembro de El Colegio Nacional (México) desde 1986 y profesor distinguido en el Departamento de Español de la Universidad de Maryland. Murió en Ciudad de México el 26 de enero de 2014.

***

CONVERSACIÓN ROMANA (1967)

Oremos por las nuevas generaciones
abrumadas de tedios y decepciones;
con ellas en la noche nos hundiremos.

AMADO NERVO, 1898

En Roma aquel poeta me decía:
–No sabes cuánto me entristece verte
escribir prosa efímera en periódicos.

Hay matorrales en el Foro. El viento
unge de polvo el polen.

Ante el gran sol de mármol Roma pasa
del ocre al amarillo,
el sepia, el bronce.

Algo se está quebrando en todas partes.
Se agrieta nuestra edad.

Es el verano
y no se puede caminar por Roma.
Tanda grandeza avasallada. Cargan
los coches contra el hombre y las ciudades.
Centurias y falanges y legiones,
proyectiles o féretros,
chatarra,
ruinas que serán ruinas.

Hay hierbas,
adventicias semillas en el mármol.
Y basura en las calles sin memoria:
plásticos y botellas y hojalata.
Círculo del consumo: la abundancia
se mide en la basura.

Hace calor. Seguimos caminando.
No quiero responder
ni preguntarme
si algo escrito hoy
dejará huellas
más profundas que el polen en las ruinas.

Acaso nuestros versos duren tanto
como el modelo Ford 69
–y muchísimo menos que el Volkswagen.

***

BIRDS IN THE NIGHT
(VALLEJO Y CERNUDA SE ENCUENTRAN EN LIMA)

Al partir de las aguas peruanas, la anchoveta ha
puesto en crisis a la industria pesquera y ha
provocado, en las ciudades del litoral, la invasión
de las hambrientas aves marinas.

EXCÉLSIOR, 1972

Toda la noche oigo el rumor alado desplomándose
y como en un poema de Cisneros,
albatros, cormoranes y pelícanos
se mueren de hambre en pleno centro de Lima,
baudelaireanamente son vejados.

Aquí por estas calles de miseria
(tan semejante a México)
César Vallejo anduvo, fornicó y deliró
y escribió algunos versos.

Ahora sí lo imitan, lo veneran
y es “un orgullo para el Continente”.

En vida lo patearon, lo escupieron
lo mataron de hambre y de tristeza.

Dijo Cernuda que ningún país
ha soportado a sus poetas vivos

Pero está bien así:
¿No es peor destino
ser el Poeta Nacional
a quien saludan todos en la calle?

***

EN RESUMIDAS CUENTAS

¿En dónde está lo que pasó
y qué se hizo de tanta gente?

A medida que avanza el tiempo
vamos haciendo más desconocidos.

De los amores no quedó
ni una señal en la arboleda.

Y los amigos siempre se van.
Son viajeros en los andenes.

Aunque uno existe para los demás
(sin ellos es inexistente),

tan sólo cuenta con la soledad
para contarle todo y sacar cuentas.

***

PARTIR

Partir, extraño verbo con dos puntas hirientes,
lanzas que afilan la separación, la desesperada
tarea de desunir el desenlace.

Partir: deshacer un todo en partes iguales o desiguales.
Marcharse, irse, decir adiós, empezar de nuevo,
otra vez como náufrago,
como lombriz en pedazos.

***

PRÓCERES

Hicieron mal la guerra,
mal el amor,
mal el país que nos forjó malhechos.

***

FOTOS

No hay una sola foto de entonces.
Mejor así: para verte
necesito inventar tu rostro.

***

IMAGEN 

La foto queda allí. Detuvo un segundo.
Se convirtió en pasado en el mismo instante.
El oleaje del tiempo no cesa nunca.
La vejez nos distancia a cada minuto
de la imagen inmóvil donde quien fuimos
contempla fiel al muerto que seremos.

***

ANTIGUOS COMPAÑEROS SE REÚNEN

Ya somos todo aquello
contra lo que luchamos a los veinte años.

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