La frase «luz en las tinieblas» sugiere la idea de esperanza y optimismo en medio de un ambiente inhospitalario si no francamente hostil. Se asocia con El Siglo de las Luces y la poderosa afirmación de la razón, la ciencia y la educación como principios fundamentales de la vida humana. Sin duda Peter Mollov tuvo en cuenta estas alusiones al poner dicha frase como título de su primera novela publicada por Lacre en 2021 sin perder al mismo tiempo la ocasión de concretarlas y enriquecerlas.
La ambientación de la obra hace pensar en una novela histórica. De hecho, aparte de los ya mencionados famosísimos autores por las páginas de Luz en las tinieblas desfilan otros personajes históricos como el rey Felipe II, su secretario Antonio Pérez, el secretario de su hermano Juan de Escobedo y la esposa de su hijo, doña Margarita de Austria. La Inquisición y la peste juegan parte clave en la vida de los héroes. Cabe destacar que Mollov se ha documentado afanosamente sobre la época. El lenguaje que usa es rico y vivaz. Ambas cosas concuerdan con sus intereses profesionales (el autor es hispanista búlgaro y catedrático de Literatura española del Siglo de Oro en la Universidad de Sofía) pero aun así no dejan de ser algo insólito y digno de admiración. El resultado es una narración fluida y sumamente verosímil. Gracias a esto el lector empatiza con los personajes y se da cuenta, por ejemplo, de lo arriesgada y frágil que fue la vida de los españoles en una época en la que la mera posesión de un libro prohibido fue causa suficiente para ser llevado a la cárcel. Para el que quiera hacer comparaciones con el día de hoy, la semejanza entre los procedimientos de la Inquisición y los de los regímenes dictatoriales contemporáneos salta a la vista.
No obstante, tales comparaciones no están buscadas; tampoco lo está, de hecho, una nueva interpretación de sucesos históricos consabidos. En efecto, con excepción de los primeros capítulos que tratan la contienda entre los dos secretarios, la novela no se centra en sucesos históricos, sino en la trayectoria vital del protagonista. El origen humilde, las difíciles condiciones de vida, el ascenso social y, por último, el punto de vista realista son rasgos que fácilmente se pueden relacionar con la picaresca. Hay que reconocer además que los personajes principales no están lejos de la imagen típica del pícaro: aunque la afirmación es válida más para Ramón que para Pedro y más en la juventud que en la madurez de aquel, el pícaro como término de comparación sigue constantemente presente. Es interesante señalar al respecto el que en Luz en las tinieblas un papel importante juegan las dos obras literarias más representativas del género picaresco: El Lazarillo y El Buscón. Mientras El Lazarillo es el primer libro entero que Pedro lee y que lo impresiona mucho, El Buscón le disgusta brindándole la posibilidad de expresar su visión del mundo en oposición a la expuesta en el libro de Quevedo. Para el protagonista, ya maduro, la vida no tiene solo lado negativo, ya que «en medio de las tinieblas a veces brilla la luz» y esa luz, insiste él, se debe buscar y representar en la literatura. Aquí el título de la obra actualiza su significado y la novela misma se define claramente como antítesis de la picaresca.
Ahora bien, resulta que Luz en las tinieblas sí tiene elementos de novela histórica y elementos de novela picaresca, pero no se podría calificar indiscutiblemente como perteneciente a ninguno de los dos géneros. A decir verdad, ningún otro género tampoco correspondería sin reparos a la obra que comento. No obstante, si hay que elegir alguno, me arriesgaría con la novela de aventuras. Las vidas de Pedro Hernández y sus compañeros están llena de aventuras y Luz en las tinieblas se ocupa de cómo los personajes las enfrentan.
Sería injusto, sin embargo, dejar aparte el crucial aspecto literario de la novela. El protagonista lee ávidamente, opina sobre lo leído, se ve influenciado por sus lecturas, siguiendo su pasión se hace librero y al fin escribe su propia historia la que —en un gesto muy moderno— resulta ser el libro Luz en las tinieblas. La presencia de hombres de letras en la novela es memorable. Uno de los episodios que da más gusto al lector es el ingenioso intercambio de ofensas entre Góngora y Quevedo para el que Mollov se ha inspirado en la obra de los dos poetas. Lejos de ser tan espectacular, el personaje de Cervantes es mucho más influyente en la vida de Pedro: los dos se hacen amigos, discuten a menudo sobre vida y literatura y en sus charlas el juicio, el optimismo y la nobleza de ánimo del autor del Quijote se hacen notar. Cervantes es también el que anima a nuestro héroe a escribir.
A estas alturas ya se ha hecho claro que como toda buena novela de aventuras —o, más bien, como toda buena novela en general— Luz en las tinieblas no es una mera relación de hechos. Lo importante en la obra no es tanto lo que pasa sino cómo actúan los personajes ante las adversidades, qué cualidades muestran y qué principios rigen su conducta. Por eso un lugar prominente en la novela ocupan las conversaciones sobre temas eternos como la religión, el sufrimiento y la muerte, el amor, la familia, los libros y el poder. Así, sin ser moralizadora pero sin tampoco dar motivo para dudas, Luz en las tinieblas transmite su mensaje: uno puede y debe forjar su propio destino valiéndose de la moral y la razón, y siempre con miras al bien del prójimo. Quizá estas ideas parezcan ingenuas o fantasiosas. Pero aun así, si han guiado a Pedro Hernández y lo han hecho un buen amigo, un excelente esposo y padre, y un digno ser humano, ¿por qué no permitirles ser la luz en las tinieblas también en nuestras vidas?
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Autor: Peter Mollov. Título: Luz en las tinieblas. Editorial: Lacre. Venta: Todostuslibros.
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