En esta entrada, os traigo a dos personas muy interesantes. Aparte de amigos, son dos grandes profesionales, soñadores y sobre todo luchadores.
Libreros, comisarios de arte, emprendedores, así es como podría definir fríamente a Sergio y Goyo.
Los conocí gracias al trabajo fotográfico de mi libro Sacrificio (publicado en 2015), que presenté en su librería galería Swinton&Grant.
Un gran proyecto el de esta librería-galería-café en el que se busca fomentar la cultura y el arte de manera cercana, cariñosa y con un punto de vista diferente, atractivo y con mucho criterio.
Son apasionados de los libros, cómics, el arte en general y urbano en particular; y las buenas charlas.
Aquí podéis saber más sobre ellos:
Sergio Bang
Periodista por convicción, galerista por devoción y librero por vocación: la consecuencia lógica de percibir lo asombroso con insistencia y no poder dejar de mirar hacia otro lado. He sido jefe de prensa y responsable de redes sociales de la Real Federación Española de Automovilismo durante once años. Convencido de la filosofía del carpe diem, cambié los motores y circuitos para encontrarme feliz en los libros, el arte y la escritura.
Goyo Villasevil
(Madrid, 1974) es licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense (Madrid). Tras una larga experiencia profesional en el sector audiovisual —a la vez que documentaba Arte Urbano por todo el mundo—, en 2014 decidió dedicar su tiempo a Swinton & Grant, una galería de arte y una librería enfocadas a la escena cultural de vanguardia.
Nos recomiendan este libro:
OSCILOSCOPIO, de Daniel Muñoz SAN. Editado por NOCA paper. Edición de 450 ejemplares numerados.
Una vía de tren siempre es un camino a seguir. Una vía de tren abandonada, además, es un camino incierto a seguir.
Daniel Muñoz, durante un periodo de residencia artística en Escocia, eligió caminar una vía de tren abandonada y descubrir dónde le llevaba, física y artísticamente hablando. De la experiencia caminante surgieron cuatro pensamientos y de ellos cuatro intervenciones artísticas que unen conciencia anticapitalista con la herencia belicista europea y el futuro oscuro de los colores brillantes. SAN nos habla de lo que somos y de lo que no deberíamos ser y eso estremece a cualquiera que sea un poco sensible. En mi opinión es importante que este libro haya sido publicado, ya que de no ser así, este trabajo artístico nunca habría sido difundido, y la única opción de acceder a él habría quedado en la casualidad de que hubiéramos viajado a Escocia a recorrer una vía de tren en desuso, con el único objetivo de descubrir adónde nos llevaba ese viaje.
LOS SURCOS DEL AZAR, de Paco Roca.
El exilio español es un tema que siempre me ha interesado por mi historia familiar. En especial el de aquellos republicanos que lucharon hasta las últimas consecuencias contra el fascismo en Europa y que finalmente liberaron París de los alemanes. Una historia apasionante y poco recordada sobre la contribución española en la Segunda Guerra Mundial.
Por eso, creo que esta obra de Paco Roca también supone una perfecta reflexión sobre la memoria histórica al narrar acontecimientos reales en una perfecta mezcla entre ficción y realidad. Lo hace, además, en un cómic artísticamente logrado e históricamente bien documentado para acercarse a esta parte de nuestro pasado.
La historia se desarrolla a través de los recuerdos de Miguel Ruiz, republicano español exiliado en Francia, que rememora la historia de La Nueve, una compañía a las órdenes del capitán Dronne integrada en la segunda división blindada del general Leclerc, y formada mayoritariamente por republicanos que tuvieron que escapar de España tras el avance de las tropas franquistas. Jóvenes, que apenas pasaban de los 20 años cuando cogieron las armas para defender a la República española y terminaron por vivir desde el horror de los campos de trabajo franceses en el norte de África, convertidos en campos de concentración tras la instauración del Gobierno de Vichy, a la lucha en la Segunda Guerra Mundial como soldado para acabar liberando París la noche del 24 de agosto de 1944.
No es una historia bélica, no ensalza la épica de la lucha, ejemplifica lo terrible que es el frente, el fanatismo crudo del ser humano, la crueldad hacia los derrotados.
Paco Roca sorprende siempre en cada nuevo trabajo. Sus historias saltan en espacio y tiempo, aunque él siempre merodee por allí como personaje absoluto o secundario con frase. Siempre diferente, siempre tierno, directo, con humor. Sus guiones están perfectamente elaborados y documentados. Es el autor de cómic perfecto.
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