La escritora venezolana y residente en Brasil María Elena Morán, que ganó el Premio Café Gijón con una novela sobre el poschavismo y los migrantes, considera que las actitudes políticas de Nicolás Maduro y Jair Bolsonaro son parecidas en su rechazo de las instituciones democráticas y el desprecio a sus contrincantes.
Para crear estos personajes de ficción, según ha explicado la autora en Madrid, donde ha presentado la novela, utilizó una gran mezcla de historias de familiares y allegados que salieron de Venezuela ante la imposibilidad de tener «un mínimo grado de bienestar económico». Porque su protagonista, dice, «ve cómo su hija, en vez de crecer pierde peso», lo que le causa una «herida gigantesca».
Es el resultado del «fracaso de un sueño», el de la revolución, por el que la protagonista apostó, dice María Elena Morán, que asegura que aunque el relato no es autobiográfico sí comparte con ella el desengaño y la desilusión por haber apoyado un sistema que luego les exigió «niveles inaceptables» de «unanimidad y una falta de autocrítica».
Es lo que más le indigna, dice, tanto del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, como del expresidente brasileño, Jair Bolsonaro: «su negación a asumir responsabilidades sobre las crisis que ocurren en sus respectivos países».
En los últimos años —indica Morán— las actitudes políticas de ambos, por más que estén en extremos opuestos del espectro político, han sido «sospechosamente parecidas», «en su rechazo, aunque sea velado, de las instituciones democráticas, ya que los dos se dicen demócratas, y muestran el mismo desprecio por los contrincantes políticos».
No obstante cree que Brasil es institucionalmente mucho más fuerte que Venezuela y menos «caótico» ya que la invasión por parte de seguidores del exmandatario brasileño al Congreso Nacional se condenó y se contuvo mientras que en Venezuela «las cosas son siempre autoritariamente resueltas».
En Volver a cuándo habla de la emigración de los venezolanos, algo que ha ocurrido con 6 millones de personas en un país con poco más de 30 millones de habitantes, explica la escritora, que asegura que de su familia abandonaron el país 40 personas, de las que sólo volvió una y seguidamente salió de nuevo.
Cree que entre los compatriotas que han abandonado Venezuela hay «un gran deseo de regreso en la idea de que en algún momento las cosas van a mejorar», algo que no ocurre en su caso, ya que no hay «regreso posible» para ella, pues ha rehecho su vida en Brasil.
María Elena Morán cree que ha podido escribir la novela al estar fuera «del ojo del huracán» y sostiene que estar lejos es lo que ha posibilitado tener un distanciamiento «crítico».
Diógenes, encuentra. Por fin alguien inteligente. ¿Leerán esta reseña y el libro los zapareristas y sus adláteres que tanto alardean de lecturas y bibliotecas?