Beethoven y Goethe coincidieron en la ciudad balneario de Teplitz en el verano de 1812, en lo que el premio Nobel Romain Rolland definió como «el encuentro de los dos soles» y al que dedicó un libro que en España tradujo el poeta Luis Cernuda, una traducción que ahora ha rescatado la editorial gaditana Firmamento.
«Goethe y Beethoven» es el título que Romain Rolland puso a la serie de ensayos en los que trazó un retrato conjunto de los dos genios siguiendo la vida de ambos a través de su correspondencia y del testimonio de Bettina Brentano, escritora que trató de despertar en los dos artistas un recíproco interés, con el convencimiento de que entre ambos llegaría a fraguar la amistad. Rolland advierte en estas páginas que ha tratado de retratar a ambos hombres «con su grandeza y con su pequeñez, y que de esta última «hay en los genios tanta y aún más que en los hombres ordinarios», y a continuación cuenta que el poeta escribió sobre el músico: «No tiene culpa, sin duda, cuando encuentra el mundo detestable, pero tampoco consigue así que sea, en verdad, más rico en goces para él o para los demás», para después achacar el laconismo del compositor y su progresivo aislamiento social a su sordera.
No obstante, Beethoven consignó en sus cartas la fascinación que le causaba la poesía de Goethe «no solo por su contenido sino por su ritmo… Me dispone y excita a la composición esta lengua que se organiza con tan elevado orden, como arquitectura levantada por la mano de los espíritus; en sí misma lleva ya el secreto de las armonías».
El director de la editorial Firmamento, el poeta y traductor Javier Vela, ha dicho a EFE que esta obra de Romain Rolland «explora la relación artística entre ambos genios y anticipa valiosas claves históricas, críticas y biográficas de completa vigencia en nuestros días». El interés de la obra, según Vela, va más allá de la relación de los dos creadores, porque «Rolland sabe dotar a sus ensayos de una amenísima trabazón narrativa que nunca da la espalda al lector, y ofrece al público general una estupenda vía de acceso a la obra y la personalidad creativa de dos de los mayores artífices de la literatura y la música de todos los tiempos«.
Sobre la traducción de Luis Cernuda ha señalado el editor que es «fidelísima y plenamente actual, a la altura no sólo del escritor sino también del melómano que fue Cernuda; su sensibilidad y su intuición poéticas le ayudaron sin duda a trasladar con solvencia las perspectivas y reflexiones críticas deslizadas por el Nobel francés». «La versión española de este texto forma parte de una serie de encargos alimenticios que Cernuda tuvo que realizar a comienzos de los años treinta, tras instalarse en Madrid a su regreso de Francia, una época en la que compaginaba su trabajo como librero con su oficio de traductor», ha señalado Javier Vela. Sobre la actividad como traductor de Cernuda, el editor ha explicado que «aunque sus versiones del alemán y el inglés sean más conocidas, su relación con la lengua francesa no fue tan episódica como se suele creer, y además de a Rolland, tradujo textos aislados de Prosper Mérimée, Gérard de Nerval, Paul Éluard y Alfred Jarry«. La traducción «fue también el vehículo que le permitió acercarse a ciertos autores griegos cuya lengua desconocía», según Vela, quien ha concluido afirmando que «su traducción de Goethe y Beethoven merecía desde hacía mucho tiempo una buena edición, a la altura de sus mejores lectores».
Se crearon varias leyendas magníficas, aparte de la ya conocida del no saludo, que supieron retratar el carácter de ambos creadores que ya eran famosos.