(Crónica de la presentación de la novela La sirena de Gibraltar de Leandro Pérez en Madrid)
El 10 de diciembre de 2011 perdimos el rastro de Juan Torca. Se le vio por última vez junto a las cuatro torres mientras hacía girar con los dedos un Zippo heredado de uno de sus compadres. Si bajó a buen trote hasta su casa en el centro de Madrid o se perdió en la fría noche buscando nuevas aventuras, nadie lo puede confirmar. Hubo rumores que insinuaron haberlo visto en alguna ocasión de nuevo en el palco del Santiago Bernabéu… ¿quién sabe?
Cinco años después Juan Torca, el militar con más pasado que futuro, vuelve a Madrid. Y lo hace para pasar una tarde en una librería de Noviciado, Cervantes y Cía, donde “el padre que lo parió”, el periodista Leandro Pérez, presenta un nuevo título de ficción, La sirena de Gibraltar (Planeta, 2017) donde Torca está más vivo que nunca.
Apadrinan el acto la periodista cultural Karina Sainz Borgo y Lorenzo Silva, el Padrino de la novela negra en España.
Comienza el acto Lorenzo Silva que se confiesa usurpador involuntario del nombre de Leandro: Me hace ilusión encontrar un novelista español contemporáneo que haga novela enraizada en España mostrando audacia y que además escriba bien. Es algo difícil de encontrar.
Con estas palabras de loor al creador de Juan Torca se inicia un diálogo entre escritores, una confrontación que posee dos denominadores comunes: el amor o vocación por la novela negra y el buen oficio de contador de historias.
Sobre la primera novela de Juan Torca, Las cuatro torres, Silva destaca en la obra de Pérez el haber conseguido conjugar un espléndido trabajo de reflexión y testimonio sobre la realidad con una novela divertida.
La conversación se aproxima a la que es, en palabras de Lorenzo Silva, una de las grandes bazas de la novela, su personaje principal. En este sentido continúa: Quiero destacar que al final el héroe clásico, el héroe trágico está solo. La aceptación de que está solo es la premisa de su heroicidad (o su antiheroicidad).
Turno en este ring dialéctico para Leandro Pérez: Juan Torca está solo, pero yo aquí no puedo estar mejor acompañado, el autor agradece con estas primeras palabras la asistencia de un nutrido grupo de lectores, entre ellos profesionales de la edición, blogueros y amigos.
Mi Torca está solo — repite Leandro — No sabe ni dónde está ni adónde va. Eso es lo que le pasa a Torca.
En ese momento interviene Karina, a modo de escueta presentación de La sirena de Gibraltar: en esta novela, a diferencia de la anterior, Juan Torca no tiene un encargo. Le piden que ejecute una serie de crímenes, pero él se resiste. Su negación pone en marcha una serie de situaciones… Esta novela mueve además sentimientos muy fuertes: venganza, pasiones…
Lo que hace Leandro magistralmente — prosigue Sainz Borgo —es que sepamos que Torca está solo y queramos acompañarlo. ¿Cómo ves a Torca, Lorenzo? — lanza la periodista la pregunta a modo de estocada a su compañero.
El concepto correcto es el de cualquier lector — responde Silva — Juan Torca encuentra un espacio real que es efectivo y verosímil, donde tiene sus recursos… Juan Torca es un personaje bien escogido: es original, es distinto, tiene atractivo… Lo más interesante de todo es que el personaje se define, más que por sus logros, por sus limitaciones.
En este momento interviene Leandro Pérez: Quería que Torca no fuera convencional, que no fuera una obra plagada de estereotipos. Torca — continúa — es un personaje que lleva más tiempo conmigo y lleva, en La sirena de Gibraltar, más tiempo asentado en Madrid. En esta novela Torca ya tiene un presente.
En esta novela hay más licencias poéticas, hay mucho juego literario — apunta Karina Sainz Borgo.
El público asiente con la cabeza, ensimismado, y repasa el inicio contundente de La sirena de Gibraltar: La muerte es una sirena andaluza con la cola forrada de hormigón. Una sirena de ojos abiertos y pechos mecidos por la corriente, que seduce a peces y buzos. Es imposible no sentirse noqueado ante este arranque.
Leandro: Sobre Torca pende un ultimátum y yo también tengo un ultimátum cuando escribo sobre él, por tanto en La sirena de Gibraltar todo fluye. Era importante para mí como narrador que no estuviera en la novela solo la mirada de Torca. He introducido el diario de Maddie para que el seguimiento de siete días a Torca se permita respirar.
Lorenzo Silva destaca que el uso de esta herramienta plantea una psicología completamente diferente, la femenina, mucho más emocional.
Leandro: Me gusta mucho escribir en primera persona, me lo pedía el cuerpo. El diario de Maddie Cruz para mí tiene vida propia. En esta novela todo tiene que ver con los padres y con los hijos. ¿Qué haríamos si mataran a nuestros hijos? Esto mismo lo llega a pensar también Torca.
Los compadres son parte de Juan Torca y de la serie — continúa el autor — Sé que en algún momento escribiré una novela que se centre en el pasado de Juan Torca. Ya tengo el título: “El mar de Aral”.
En ese momento la conversación fluye hacia el nombre del personaje: A mediados de los 90 escribí una novela fallida que tenía un protagonista llamado Juan Torca — confiesa el autor — que no tenía nada que ver con éste Juan Torca.
La charla da sus últimos coletazos perdiéndose en el auge de la novela negra y las modas literarias, Leandro recupera el arranque de Lorenzo Silva: Cuando me pongo a escribir lo hago sin buscar hacer crítica social o sin pensar en escribir una novela negra.
Cae la noche sobre Madrid. Los invitados agradecen el vino que les calienta la conversación y el cuerpo en una sala escondida en las profundidades de la librería.
Juan Torca se va desvaneciendo de nuevo y vuelve a las líneas de la novela de Leandro Pérez. Se concentra en nuevas historias: ¿Burgos? ¿Bilbao? ¿Afganistán? ¿El mar de Aral?… El pasado persigue a Torca, pero ahora el militar pegado a un Zippo es solo presente: La sirena de Gibraltar.
Imágenes cortesía de Jeosm
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