Aprende a escribir con… Carolina Sanín

Foto de portada: Federico Bottia.

Primer consejo: todo auténtico escritor ha de olvidar su propia identidad. Es decir, no por ser mujer escribirá sobre la maternidad, sobre el empoderamiento o sobre tres generaciones de una misma familia —léase abuela, madre e hija— que luchan contra el mundo patriarcal. Y no por ser colombiano construirá una historia protagonizada por un sicario, ambientada en el narcotráfico y dominada por la violencia. El mercado le exigirá ese tipo de ficciones, pero sólo se convertirá en un autor de verdad quien navegue a contracorriente y esquive la tendencia general.

Segundo consejo: todo auténtico escritor ha de ser consciente de la teatralización que conlleva su oficio. Esto no significa que deba comprarse un abrigo negro, consumir tabaco, alcohol y drogas, y dejarse ver por los cenáculos de la ciudad, sino que tiene que ser siempre y en todo momento coherente con la idea de que, cuando se pone el sombrero de creador, deja de ser él mismo y se convierte en alguien distinto. Alguien más profundo, sincero y puede que incluso oscuro que, sin embargo, sólo hace acto de presencia cuando nos sentamos ante la página en blanco y nos ponemos a trabajar con la máxima concentración. Y cuando ese «yo escritor» reemplaza al «yo ciudadano», entonces, y sólo entonces, brota de nuestra cabeza una voz, la voz del actor, que nos dicta las palabras del personaje más importante de todos: el narrador.

Foto: Federico Bottia.

Tercer consejo: todo auténtico escritor debe analizar hasta la extenuación los lugares comunes que tanto abundan en la tradición literaria a la que se ha adscrito. Las frases hechas, los tópicos y demás elementos extraoracionales no son deshechos retóricos que hayamos de descartar por definición, sino herramientas del lenguaje que solo podremos manejar de un modo inteligente cuando los hayamos analizado con la suficiente intensidad como para extraer de ellos un jugo que nunca imaginamos que pudieran contener.

Y cuarto consejo: todo auténtico escritor ha de tener conciencia plena de las posibilidades que ofrece la oración, para lo cual está obligado a conocer los mecanismos que permiten armarla, los elementos que la constituyen, la forma en que el lenguaje le permite evolucionar… En otras palabras: todo auténtico escritor ha de sentir amor gramatical. Y esto no significa seguir al pie de la letra los manuales publicados por la RAE, sino profundizar en los valores intrínsecos a la lengua que manejamos, en los resortes que ésta posee para distinguirse de las demás y en las peculiaridades que le otorgan su única e intransferible personalidad.

Estos son los cuatro puntos que Carolina Sanín ha compartido con nosotros y, aunque no nos ha desvelado los demás, sí que nos ha resumido la esencia del taller que quiere impartir. Porque, igual que los Diez Mandamientos quedan englobados en la frase «Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo» los consejos de esta autora colombiana también pueden ser condensadas en una única oración: «Recordarás que escribir es pensar con lentitud». Si somos conscientes de que nuestro trabajo no es otra cosa que una forma de ralentizar el tiempo, si tenemos realmente esto claro y no lo olvidamos durante todo el proceso creativo, será muy difícil, por no decir imposible, que entreguemos a nuestro editor una novela que carezca de sustancia. Palabra de Sanín, te adoramos Carolina.

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El último libro de relatos de Carolina Sanín es El Sol (Random House Colombia).