Con el filtro de la BBC aparece en Netflix Luther: Cae la noche, largometraje destinado a continuar las andanzas del detective interpretado por Idris Elba enfrentado de nuevo a otro súper criminal, decidido esta vez a hacer de la retransmisión online de sus asesinatos un pingüe negocio. La serie (perdón, película) creada por Neil Cross abunda en la hipérbole y convierte al detective John Luther, ahora más que nunca, en un héroe con más de James Bond que de Sherlock. El malo, y no hay mejor palabra para definirlo, es Andy Serkis, demostrando que no necesita de disfraces digitales para alzarse como un actor camaleónico.
La película de Luther demuestra lo bien que cuidan los británicos su patrimonio. Tanto una como otra referencia, la de Fleming o Conan Doyle en todas sus encarnaciones literarias y audiovisuales, forman parte no solo del imaginario popular inglés sino del mundial. Y de alguna manera, y sin ánimo de compararlas, la progresiva conversión en súper-antihéroe de Luther no anda desencaminada en un panorama cinematográfico de superhéroes. El carismático Idris Elba, eterno candidato frustrado a 007, al fin y al cabo da la talla física para este tipo de eventos.
La película dirigida por Jamie Payne es de un ritmo fulgurante. Despreocupada totalmente de la verosimilitud, uno abraza el anabólico retrato de un enfrentamiento casi mitológico entre mentes preclaras en un elegante y nocturno Londres. Se la puede tachar de tonta y artificiosa, pero hay algo objetivamente bueno en Luther. Cae la noche: lo bien que la lujosa producción captura la húmeda atmósfera urbana de la persecución, lo interesante que logra hacer incluso el recoveco más lúgubre de la capital de la Pérfida Albión. La película dispone incluso una interesante set-piece en Piccadilly Circus, no del todo bien exprimida, donde se trata de aunar violencia y espectáculo con resultados moderadamente buenos. Les aseguro que no es peccata minuta en tiempos de puestas en escena uniformes y planas de productos de streaming.
Luther. Cae la noche es un derivado pulp de David Fincher, un cómic policial anabolizado que mezcla misterio británico y actioner USA con cierto disfraz de producción inglesa de prestigio (pero con más ganas de marcha que otra cosa). Incluso su inicio, en el que el espectador tiene que enlazar y dar por asumidas ciertos acontecimientos de la serie, remite directamente a los placeres culpables de un folletín o un tebeo mensual. La película recompensa abordando la acción física sin complejos, desde luego muchos menos que las franquicias cinematográficas actuales, y desemboca en un final directamente tomado de Skyfall y la saga Saw. Son todos lugares comunes y trillados, pero a la vez tremendamente gratos para amenizar en casa una tarde lluviosa de invierno.
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