Santiago Espinosa es un poeta nacido en Bogotá, Colombia, en 1985. Estudio Filosofía y Literatura en la Universidad de los Andes. Es el autor de Escribir en la niebla (Valparaíso España, 2015), compilación de ensayos sobre 14 poetas colombianos, y del ensayo literario El resplandor y la sombra. Una poética de las montañas (Fondo de Cultura Económica, 2021). En 2021 se publicó Meditación interrumpida (Valparaíso España 2021), antología de sus traducciones sobre Robert Hass. Ha publicado los libros de poesía Los ecos (2010) y El movimiento de la tierra (2017), ganador del Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines en México. Actualmente es el rector del Gimnasio Sabio Caldas de Bogotá. Presentamos una selección de poemas de su último libro, Cuaderno de California (Himpar Editores, 2022), ganador de la Beca de Creación del Ministerio de Cultura de Colombia.
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LAS HORAS MUDAS
La niebla ha comenzado
a oscurecer
han apagado las luces
de la ciudad extranjera
y ya no vemos
las montañas ni el mar.
Ha desaparecido de repente
cualquier rastro sobre la carretera.
Dice un refrán que los amantes
están solos en el mundo,
antes del viaje definitivo.
Y no sabemos con certeza
si esto que vemos
es la respuesta,
la niebla en las montañas
un carro detenido
en la mitad de la carretera,
o si cada uno de nosotros
habrá de despertar
en dos orillas opuestas
ahora y en la hora
de los vientos.
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DIARIO DEL INMIGRANTE
Papá o mamá, qué extraños estos árboles nudosos al pie de la colina. Qué extrañas las casas que observan desde la altura, a la espera de un silencioso asesino.
Qué extraña la quietud de los supermercados. La sensación de que estamos un poco muertos, apartados de todo lo que fuimos.
El ruido de cervezas en los puertos. Un punto que se pierde en las montañas. O a veces sentir entre los barrios, atravesando las calles peligrosas, que hemos llegado una vez más hasta el lugar del que partimos.
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LOS CUERVOS Y EL SMOG
Son malos tiempos para los cuervos.
La gente los evade como intrusos
anacrónicos graznando desde los
techos con su oscuro chaquetón.
A veces se cuelan en los nidos
que no son suyos, aprovechando
la oscuridad. Y fingen los astutos
un canto andrógino y menos triste,
que responda verdaderamente
al gusto de los críticos.
La treta se descubre muy rápido:
oímos su canto sexual como dos negras
carcajadas en mitad de la noche,
algo operáticas e inoportunas.
Amanece, en las mesas de noche
comienzan a encenderse
los teléfonos
como una invocación.
Detrás de los tejados vemos
los cuervos que huyen
aparatosos,
atravesando los cielos
contaminados,
el nunca jamás,
hacia las bibliotecas
empolvadas
donde no hiere la luz,
volando con sus pesados
y oscuros chaquetones.
***
ALGO SOBRE LOS BEATLES
1
En el principio del amor
estuvieron los Beatles:
una mujer y un hombre
que han llegado
a la ciudad
escuchan a los Beatles
en la radio pensando
que todas sus historias
cabrían en este auto
sin pasaje de regreso,
que al otro lado
de la autopista
se encuentra
en realidad el cielo.
2
Los Beatles: esa modesta alegría
en lo profundo de los tristes.
Oyes su música y te dices
que arriba en algún punto
tiene que haber
un refugio
en los tejados.
Y los padres escuchan a los Beatles
y entienden en silencio el destello
de sus hijos y los hijos entienden
por los Beatles la nostalgia
de sus padres.
Aún separados y odiándose
los duendes los rodean.
3
Si el cielo es negro y vivimos a la espera
de la hora más larga. Si nadie responde
a los llamados y el mundo desvaría
sin sentido como una moneda.
Si algún día termina el amor
y pensamos que las raíces
se curvan sin propósito,
una canción de los Beatles
hablará de lo que estaba detrás.
Nacerá la alianza entre los seres
más absortos. Y esa guitarra
recordará tan suavemente
los pequeños y metálicos,
los misteriosos reinos de la luz.
4
Andaban los amigos por una carretera,
en la mitad del mundo. La ruta se extendía
entre los árboles y no había un eco
en qué apoyarse, solo el camino
entre la niebla. Pero sonaron los Beatles
en la radio y del cielo aparecieron los nevados.
Algo nos recordó en las cumbres que aquí estábamos,
que no éramos tan leves en el aire.
Y que aún quedaban millones de kilómetros
para llegar a algún lugar,
muchas canciones para volver a casa.
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