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5 poemas de Materlingua, de Dimas Prychyslyy

5 poemas de Materlingua, de Dimas Prychyslyy

El nuevo poemario de Dimas Prychyslyy, Materlingua, es una escalera que conecta el pasado con el futuro, siempre acompañado de personas con las que crecer o desnudarse, recordar el origen, vivir en familia. Es una luz tenue que ilumina descarada una habitación aparentemente en penumbra.

En Zenda ofrecemos cinco poemas de Materlingua (Ya lo dijo Casimiro Parker), de Dimas Prychyslyy.

***

AUTORRETRATO 

La primera vez que me desnudé pesaba quince kilos menos.
En educación física solía encerrarme en el retrete,
quitarme con asco la ropa de deporte
y desdoblar con cuidado una camisa de seda y un chaleco.
Salía como quien sale airoso de una batalla.
La primera vez que me desnudé tenía diecisiete.

La segunda vez que me desnudé pesaba cinco kilos menos.
Estaba en un convento del siglo XVII, tenía entradas,
antes de escribir me hacía un esquema,
lloraba a escondidas, no conseguía saciar el hambre
y te espiaba en el claustro.
La segunda vez que me desnudé tú no te desnudaste, tenía veinticuatro.

Ahora peso ochenta y siete kilos,
rehuyo el espejo antes del baño, procuro mirarme solo a los ojos.
Sigo sin entender por qué cerraste las persianas,
por qué miraste mi temblor cada vez con menos fuerza,
por qué te abrazaste como un niño,
por qué quisiste crecer tan de repente.
Ahora cada rincón de esta ciudad me acuchilla.
Tu cuerpo sale de sus esquinas, de sus calles.
Ahora me siento como un anciano agradecido.
Valverde y sus favores.
Balcones que desbordan el asombro de la carne.
Barandas.
Amor dorio.

***

EL SAQUEO 

Vinieron a llevarse, recuerdo el viento de aquel día,
un par de muebles que, pese a ser muy antiguos,
mi madre insistía en quemar tras la casa
a la vista de todos los vecinos.
Vinieron de alguna iglesia evangélica.
Dos hombres y dos mujeres acompañados de sus niños,
hurgaron con curiosidad por los rincones,
evaluaron el estado de la mercancía
y como muestra de agradecimiento oraron en brasileño
por mi madre, que tenía síntomas evidentes de resaca.
Cargaron con descuido sobre su viejo carro
la seda holandesa, el terciopelo gris, algunos cuadros,
varias estanterías, cortinas viejas, un microondas roto…
Se despidieron susurrando bendiciones
como se despiden los murcigleros cuando desvalijan los altares.
Se despidieron con la sonrisa extraña
de los que lavan los huesos de los muertos y creen aplacar el llanto.

Como la noche anterior los de la funeraria.

***

SUERTE LÍQUIDA

Se me pasó la infancia esperando una lechuza,
buscando palos para hacer varitas.
Se me pasó la infancia matando Balrogs
y buscando míthril entre las piedras de la playa.
Ahora bebo para escucharme menos
y a veces dejo de beber para que tú me escuches
La luz de los Éldar me abandona.
La noche alberga horrores y es oscura.
Quedan tan pocos sitios donde refugiarse,
mis grandes ilusiones van cayendo.
A veces pienso que este verso basta
pero la palabra no es rival para el ruido.
Juego con el palántir incierto del futuro:
espejo del deseo son tus ojos, felix felicis todas tus mentiras.

***

BRINDIS

El Tribunal de Cuentas certifica
que la Seguridad Social está en quiebra.

Anoche me llamaste preocupada
diciéndome que solo te quedaban unos años,
que no querías ser una carga, que el asilo,
que podrías llamar a una sobrina.
Hablaste del esfuerzo de pagarnos
durante aquellos años las carreras
y de los sacrificios que hiciste
(pensé en tus novios)
y de lo caro que te había costado
(eso sin duda)
perder la poca familia que tenías.

No sé por qué aún albergas esperanza
en mí, en mi carrera, en el futuro.
Por qué te preocupas en dar pena,
en sumarte vida y en quitarte años.
¿Qué consuelo esperas que te ofrezca?
Los dos sabemos que no has cotizado.
Pero tranquila. Lo mío es más grave.
A mi edad tú aún eras una cría.
Ya ves, mis perspectivas son peores.
Anda, ponte una copa. No hace falta
que molestes a ninguna sobrina.
Brindemos, mamá, por el fracaso,
al fin y al cabo el Tribunal de Cuentas certifica
que la Seguridad Social está en quiebra.

***

REPRODUCCIÓN DE LAS MATRIOSHKAS

Elijo esta culpa que me sobra, este temor absurdo a pronunciarme,
elijo abrazarte a escondidas cuando
ya duermes y agradezco con un débil susurro,
a alguna divinidad destronada, el frágil milagro de tenerte.
Me quedo con tu lengua como meta porque me significas.
Me quedo en tu verbo porque es refugio.

Libérame de la infinita reproducción de las matrioshkas.

Tan solo tú me bastas.

—————————————

Autor: Dimar Prychyslyy. Título: Materlingua. Editorial: Ya lo dijo Casimiro Parker. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

BIO

Dimas Prychyslyy (Ucrania, 1992) es graduado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y Máster en Escritura Creativa por la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido galardonado con el Premio València Nova por Molly House (Hiperión, 2017). En 2019 fue galardonado con el V Premio Logroño de Narrativa para Jóvenes Escritores por su libro de relatos Tres en raya. En 2020 publica Con la frente marchita en la editorial Dos Bigotes. En 2021 es galardonado con el Premio 25 Primaveras por su libro No hay gacelas en Finlandia.

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